Guatemala celebra hoy elecciones, en plena batalla contra la corrupción
INTERNACIONAL
Los últimos presidente y vicepresidenta electos ya están en la cárcel
06 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Siete y medio de los 15,8 millones de habitantes de Guatemala, el país más poblado de Centroamérica, están llamados a acudir hoy a las urnas para elegir nuevos presidente y vicepresidente. Las circunstancias de estas elecciones no tienen precedentes ni dentro ni fuera del país: los elegidos hace cuatro años se encuentran en prisión, el presidente desde el pasado jueves y su vicepresidenta desde abril.
No fueron víctimas de ningún golpe de Estado, sino de una investigación judicial en la que se puso de manifiesto que ambos eran los presuntos cabecillas de una de las múltiples organizaciones criminales que operan en el país y que en este caso se dedicaba a la falsificación de documentos aduaneros y estafas a importadores.
La investigación judicial es cosa de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), creada hace ocho años bajo los auspicios de la ONU. Nació para combatir los denominados Cuerpos Ilegales y Aparatos Clandestinos de Seguridad (Ciacs), en el seno de los cuales operan redes criminales como El Sindicato y La Cofradía, integradas por militares en activo o retirados. De estas derivaron otras como La Línea, en la que aparecen implicados el hasta ahora presidente Otto Pérez Molina y la exvicepresidenta Roxana Baldetti, según ponen de manifiesto las 90.000 escuchas telefónicas y los 5.000 correos intervenidos en esta investigación.
El momento histórico que vive Guatemala es, en buena medida, fruto de los ocho años de trabajo de la Cicig, al frente de la cual estuvo el fiscal español Carlos Castresana, que renunció al puesto en el 2010 dejando más de 40 investigaciones abiertas, y al expresidente Alfonso Portillo, en prisión acusado de un desfalco de 70 millones de dólares.
En la Guatemala a la que llegó Castresana en el 2007 al frente de 200 investigadores extranjeros, las organizaciones criminales eran las más sofisticadas y peligrosas de Centroamérica. Algunas llevaban décadas operando, integradas por antiguos miembros del Ejército, agencias de inteligencia y policías. Una de sus especialidades era el transporte de drogas hacia el norte para el cartel de Sinaloa y para los colombianos, pero también están involucradas en el tráfico de personas, el secuestro, la extorsión, el lavado de dinero, el contrabando de armas, adopciones ilegales, ecotráfico y otras actividades.
Respaldo popular
Ivan Velásquez, el colombiano que hoy ocupa el puesto de Castresana, cuenta con el respaldo de los guatemaltecos, que, tras 30 años de silencio y una guerra civil salen masivamente a la calle cada sábado para clamar, indignados, contra la corrupción.
El resultado de las elecciones presidenciales de las que hoy se celebra la primera vuelta es harto improbable que colmen mínimamente las aspiraciones de los guatemaltecos, más preocupados por el escándalo de corrupción que protagoniza su presidente que por los programas y fórmulas para mejorar el país de los candidatos, algunos de los cuales han sido acusados de corrupción o de tener vínculos con organizaciones criminales.
El favorito en las encuestas es Manuel Baldizón, derrotado por Pérez Molina en el 2011 . Es el jefe político del departamento norteño de Petén, área de influencia de los Mendozas, una de las familias criminales tradicionales del país.
La indignación popular ha hecho repuntar a Jimmy Morales, un cómico televisivo que se presenta como independiente pero que cuenta con el respaldo de un grupo de extrema derecha, la Asociación de Veteranos y Militares de Guatemala (Avedmilgua), que preside el general retirado José Luis Quilo Ayuso.
Sandra Torres, esposa o exesposa del expresidente Álvaro Colom, concurre por la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), y es la tercera en las encuestas.
Por último, Mario David García Velásquez concurre por el Partido Patriota, el del expresidente Pérez Molina. Es un abogado y presentador de un programa de radio de extrema derecha.