Xi Jinping y Obama intentan reconducir sus contenciosos

victoria toro NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

El presidente chino y su mujer, Peng Liyuan, saludan a su llegada a Seattle.
El presidente chino y su mujer, Peng Liyuan, saludan a su llegada a Seattle. MARK RALSTON | AFP

Los republicanos critican al presidente de EE.UU. por ofrecer una cena de gala en la Casa Blanca a su homólogo chino

23 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La Casa Blanca acogerá el viernes la cena más difícil de la presidencia de Barack Obama. Es la cena de Estado que el presidente de EE.UU. ofrecerá a su homólogo chino, Xi Jinping. La necesidad que tienen de entenderse las dos grandes potencias no oculta el creciente enfrentamiento que las tensiona.

Xi llegó ayer a Estados Unidos para una gira en clave económica en la que mantendrá reuniones con los principales líderes de las compañías tecnológicas de EE.UU. en Seattle. Su objetivo es seducir al mundo empresarial. Pero el recibimiento que le han ofrecido los políticos locales no ha podido ser más agrio. El senador republicano y candidato a las primarias conservadoras Marco Rubio declaró que la cena de gala que se le ofrecerá en la Casa Blanca hubiera debido ser sustituida por una simple reunión de trabajo. El gobernador de Wisconsin, el también republicano Scott Walker, fue más lejos el lunes y aseguró que toda la visita debería haber sido cancelada. La Casa Blanca intentó mantener las formas. Justificó la recepción prevista diciendo que EE.UU. y China necesitan entenderse, pero aún así hizo una pequeña concesión. Anunció que Obama recibirá a representantes de oenegés que se ocupan de derechos humanos en China durante la estancia de Xi.

Los chinos no se quedaron atrás y, coincidiendo con la llegada de su presidente a Norteamerica, dieron publicidad a la detención de una empresaria estadounidense de origen chino a la que acusan de robar secretos de Estado. No parece casual. China y EE.UU. mantienen un duro pulso por culpa del ciberespionaje y la detención parece un mensaje deliberado de Pekín para poner de manifiesto la hipocresía de las protestas estadounidenses.

Las construcciones en el Mar de China son otro de los asuntos que enfrentan a los dos países porque EE.UU. ve en ellas un intento de Pekín por extender su poder en la región. A ello se unen los recientes problemas en la economía del gigante asiático y la forma en la que Pekín ha intentado corregirlos. Recomponer la confianza entre los dos principales actores globales requerirá mucho más que el brindis diplomático del viernes.