Cameron castigará a los extremistas islamistas como si fueran pederastas
INTERNACIONAL
Serán excluidas de trabajar con menores de edad u otras personas consideradas como vulnerables
20 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Con las nuevas medidas propuestas contra el yihadismo, las personas condenadas por extremismo islamista o difundir el odio en el Reino Unido serán excluidas de trabajar con menores de edad u otras personas consideradas como vulnerables, es decir, a efectos legales serán tratados igual que si fueran pederastas.
El Gobierno estima que unos 700 británicos han combatido junto al Estado Islámico, de los que la mitad han regresado. Para Londres, la amenaza del terrorismo islámico «no tiene precedentes» y la considera como «la lucha de nuestra generación y uno de los mayores problemas sociales». La nueva estrategia de David Cameron pasa por frenar el extremismo con la creación de cursos de «desradicalización», el endurecimiento de las penas contra los «predicadores del odio» y restricciones a la libertad de movimientos con la incautación por parte de la autoridades de los pasaportes de menores de 18 años si sus padres creen que están en riesgo de unirse a grupos yihadistas en Siria e Irak.
Hasta ahora esa potestad solo estaban en manos de los padres. Solo un pequeño número de padres solicitaron en lo que va de año cancelar los pasaportes de sus hijos, según anunció la ministra británica de Interior, Theresa May, quien explicó que en total, 338 personas fueron detenidas entre el 2014 y el 2015 bajo la sospecha de actividades terroristas.
Además, controlarán con más atención el yihadismo en áreas del sector público como universidades o en Internet. Se prohíbe que los clérigos radicales puedan colgar material extremista en la red, donde desde el 2010 han incautado más de 100.000 piezas de material radical. En la misma línea, la policía tendrá más fácil la intervención en mezquitas y madrazas (escuelas coránicas) ante la sospecha de «infiltración extremista».
Críticas al plan
Las asociaciones de libertades civiles y las comunidades islámicas consideran que las medidas son contraproducentes y acusan al Gobierno británico de perpetuar el estigma y predisponer a la población contra los musulmanes. «Esta medidas equivalen al Macartismo o la caza de brujas en nuestras comunidades», denunció Shuja Shafi, presidente del Consejo Musulmán Británico
Shafi criticó la falta de diálogo del Gobierno con las comunidad islámica y denunció que las medidas parecen destinadas a «aplacar la ansiedad de una minoría de la población, en vez de atacar de raíz el problema del terrorismo»