Los disturbios enturbian la campaña de las presidenciales en el país más pobre de América
14 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.La miseria alimenta la violencia en el país más pobre de América y ambas lacras se ven agravadas por una larga crisis política de casi cuatro años de duración. A punto de cumplirse seis años del terremoto que el 12 de enero del 2010 asoló el país y dejó, además de cientos de miles de muertos, una epidemia de cólera que amenaza con rebrotar y una destrucción que tiene a 85.000 personas viviendo en campamentos, todavía no se puede decir que Haití, que sigue muy dependiente de la ayuda internacional, haya empezado siquiera a remontar. Más de la mitad de los diez millones de habitantes del país antillano viven con menos de un dólar al día.
En esta situación de penuria no es extraño que la publicación de los resultados de las elecciones del 25 de octubre haya desencadenado esta semana una oleada de protestas aderezadas con el estruendo de disparos y el brillo de cuchillos, incluso alrededor de la casa del exsanador que quedó en tercer lugar de las presidenciales, Jean Charles Moise.
Al menos, en esta segunda vuelta de las legislativas y primera de las presidenciales no hubo víctimas mortales, cuando en la primera tanda hubo dos en plena jornada de votación. La densa protección de policías y agentes de apoyo de la ONU garantizó la seguridad, mientras que el 9 de agosto la violencia obligó a cerrar varios centros de votación.
Con todo, la participación, aunque proporcionalmente fue un éxito con respecto al verano, no alcanzó el mes pasado más que un flaco 26 %, lo que da idea del insalvable abismo que separa a la calle de los políticos.
Sospechas de fraude
Si a esto se añade que se presentaban más de 50 candidatos, la mayoría perfectos desconocidos sin ni siquiera medios para hacer campaña, y eso después de que 16 hubieran sido rechazados por estar involucrados en los actos violentos de la última convocatoria, poco margen de confianza le queda a la población haitiana para soñar con un país nuevo, con una democracia mínimamente establecida, libre de la corrupción del poder y capaz de proyectar una salida de la pobreza.
Todos los candidatos a la presidencia de Haití que han perdido en la primera vuelta han formado un frente común para exigir que una comisión independiente investigue los resultados que dio a conocer hace unos días el Consejo Electoral Provisional, nombrado con la exclusión de los poderes públicos y los partidos, precisamente para garantizar la limpieza de los comicios. Y este todos incluye al segundo, Jude Celestin, que se medirá el 27 de diciembre contra Jovenel Moise, el aspirante que cuenta con el respaldo del presidente saliente, Michell Martelly.
Pero lo peor de la crisis política podría quedar atrás dentro de poco más de un mes, si la navideña jornada electoral transcurre de nuevo en paz.