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La UE saca normas del cajón para atajar el mercado negro de armas

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

DIRK WAEM | AFP

Restringe el comercio, creará un registro común y regulará su inhabilitación

19 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Los atentados de París han prendido la mecha para que Bruselas saque adelante la denominada Agenda Europea para la Seguridad. La iniciativa, encaminada a mejorar el control de las armas de fuego en la UE, llevaba más de ocho meses deambulando por los pasillos del Berlaymont, esperando a que la crisis de refugiados diese una tregua o a que, como desgraciadamente ocurrió, un ataque de envergadura la devolviese a la primera plana de actualidad. «Hemos trabajado a marcha forzadas», reconoció ayer la comisaria de Mercado Interior, Elzbieta Bienkowska. Los funcionarios han acelerado al máximo los trámites tras comprobar, una vez más, que las armas utilizadas en las matanzas de París fueron adquiridas en el mercado negro, esquivando sin dificultades los controles gubernamentales. «La propuesta de hoy nos ayudará a hacer frente a la amenaza de que las armas caigan en manos de terroristas», aseguró Jean Claude Juncker..

Adquisición

Más trabas al acceso. La revisión de la directiva de armas dificultará el acceso de los particulares a cualquier tipo de arma y endurecerá las condiciones de adquisición para los coleccionistas. También prohibirá la comercialización de aquellas armas semiautomáticas que pueden ser convertidas en automáticas con relativa facilidad. Para Bruselas estas son «las más peligrosas» y «bajo ninguna circunstancia» podrán estar en manos de particulares. Los modelos de rifles sujetos a esta prohibición todavía no se han detallado pero tampoco se podrán adquirir aunque estén inutilizados. Las tiendas on line están en el punto de mira. «No es posible que alguien pueda comprar por Internet un arma sin más», indicó Bienkowska.

Trazabilidad

Registros comunes. Uno de los grandes problemas que hacen sonrojar a las autoridades es la falta de control para seguir el rastro de las armas que entran y salen de sus territorios nacionales dentro del espacio Schengen. Bruselas propone fijar reglas comunes e interconectar los registros de armas, tanto activas como inactivas, de los 28. «Dada la dimensión transfronteriza de este mercado, hay una clara necesidad de fortalecer la cooperación policial y de inteligencia así como los controles en la importación», justifica la comisaria.

Alerta temprana

Más información. Hasta ahora, el intercambio de información sobre flujos y comercio de armas entre Estados era muy deficiente. La Comisión quiere que eso cambie y que todos los países se comprometan a lanzar alertas tempranas cuando detecten anomalías. Cada país deberá informar de forma automática cuando deniegue a alguien el permiso para adquirir armas, por ejemplo.

Desactivación

Otra estrategia. Es uno de los puntos más controvertidos. Buena parte de los arsenales ilegales que circulan por la UE son rifles restaurados. Existe facilidad para ponerlos de nuevo en funcionamiento debido a los criterios laxos de desactivación de países como Eslovaquia. En tres meses entrarán en vigor normas comunes para guiar el proceso de inhabilitación de las armas en toda la UE. Será mucho más estricto. «Hasta ahora se les consideraba chatarra. No había una norma armonizada y después del atentado nos dimos cuenta de que se podían hacer armas con piezas compradas por Internet», apuntó Bienkowska. Bruselas se reserva otro as en la manga para finales de mes. Presentará una nueva estrategia para neutralizar el tráfico ilegal de armas y el crimen organizado.

Interpol solo tiene fichados a 5.600 de los 25.000 yihadistas extranjeros enrolados en Siria e Irak

Una de las lecciones más importantes de la última oleada de atentados es la importancia del intercambio de información entre los servicios de inteligencia de los 28 socios. Y eso es algo que a día de hoy todavía no está garantizado en la UE. Los cuerpos de seguridad franceses no recibieron información alguna sobre los perfiles de los yihadistas que perpetraron la masacre y que Bélgica conocía tan bien. «Es sumamente importante compartir la información, cosa que por ahora no ocurre entre algunos Estados miembro, más reticentes a colaborar», denunció ayer el comisario europeo de Migración, Dimitris Avramopoulos. «Basta con seguir la trayectoria de uno de los atacantes que cometieron los actos terroristas de París. Este individuo cruzó las fronteras de muchos países y al final llegó a pesar de que su nombre estaba en las listas», recordó. 

La indignación y frustración contenida de la Comisión Europea se tradujo ayer en peticiones a los países miembros, quienes tienen competencias en asuntos de seguridad y control de fronteras: «Deberían aprovechar a fondo las capacidades de Europol. Necesitamos una mayor y más profunda cooperación. Schengen no es el problema sino la solución si sabemos aprovechar todas las herramientas a su disposición», indicó el griego. Ayer mismo, el secretario general de Interpol, Jürgen Stock, admitió que solo han podido identificar hasta el momento a 5.600 de los 25.000 combatientes extranjeros que se han enrolado en las filas del EI en Siria e Irak. 

La brecha es enorme y dificulta la identificación de sospechosos europeos en las fronteras Schengen, por donde pueden circular libremente. Bruselas pide a los países con fronteras exteriores que refuercen los controles sistemáticos, a los ciudadanos de la UE también, de ser necesario.

El ministro de Interior francés, Bernard Cazeneuve, propondrá a este respecto establecer controles sistemáticos de los pasaportes de los europeos que viajen o vuelvan de países terceros. Esta posibilidad ya está en la legislación, pero los controles sistemáticos que quiere París están prohibidos... hasta el momento.

Lluvia de críticas a la inteligencia y la policía belgas

Cada detalle que se hace público de los atentados del viernes pone más contra las cuerdas a los servicios de inteligencia y cuerpos policiales de Bélgica que, estos días, sufren un chaparrón de críticas. 

Las autoridades han confirmado que los hermanos Abdeslam estaban siendo vigilados en el barrio de Molenbeek, centro de operaciones del terrorismo islámico en Bruselas. La policía sabía que Ibrahim había intentado viajar a Siria, sin éxito, y fue interrogado a la vuelta junto a su hermano Salah, fichado con anterioridad por robos y tráfico de drogas. Sabían que se estaban moviendo en círculos yihadistas, y a pesar de ello, decidieron dejarlos en libertad. Tampoco consideraron necesario informar a Francia de la peligrosidad de los dos individuos tras constatar que en las semanas previas a los ataques se habían trasladado en varias ocasiones desde la capital belga a París. «Sabíamos que se habían radicalizado y que podían haber estado en Siria pero no manifestaron ningún signo de amenaza», trató de defenderse el portavoz de la fiscalía belga, Eric Van Der Sypt. «Incluso si hubiéramos informado a Francia, dudo que los hubiésemos podido parar», se justificó.

Cadena de errores

Pero lo cierto es que ha habido una cadena de errores que no hace más que extenderse. Y con ella, la duda de si Bélgica hizo todo lo posible. «Los belgas no están al nivel», aseguraba de forma tajante esta semana el antiguo jefe de los servicios de inteligencia exterior de Francia, Alain Chouet. ¿Qué es lo que falla en un país que se ha convertido en un santuario para el terrorismo yihadista en la UE?

El alcalde de la ciudad de Vilvoorde, Hans Bonte, aseguró que existe «un enorme problema» en el país por la falta de investigadores que hablen árabe. Pero esa es solo una gota en el océano de deficiencias. Existen fallos sistemáticos en la identificación física de sospechosos en la frontera, no han sabido valorar correctamente el nivel de amenaza, existe una brecha enorme de comunicación con sus socios y los programas de prevención del radicalismo tienen un alcance limitado. A todo ello se suma la endiablada arquitectura institucional del país, que dificulta la toma rápida de decisiones y una legislación antiterrorista mucho más débil que reduce los poderes de las fuerzas del orden para investigar.