Por qué el África francófona es un hervidero terrorista

Juan Carlos Martínez REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Muertos por yihadistas en las antiguas colonias francesas
A. L. C.

Los grupos salafistas se multiplican en las antiguas colonias galas en África

21 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Por qué odian a Francia los islamistas radicales?, se preguntan hoy los ciudadanos franceses. En el país hexagonal viven 4,7 millones de musulmanes, un 7,5 % de la población, y su integración es visible en las calles, en la cultura, en la música y en el cine franceses. Por eso la extrañeza.

La respuesta a una realidad tan compleja no puede ser simple. En principio, los movimientos nacionalistas que precedieron a la independencia siempre han culpado al expolio colonial de los males de sus respectivos países. El discurso salafista africano ha recuperado esa acusación.

Francia, además, mantiene una relación intensa con sus antiguas colonias. Por el lado de la cooperación, ha impulsado la Organización Internacional de la Francofonía. Pero cuando han surgido conflictos armados, también ha intervenido con sus tropas.

Antecedentes

Del GIA al Estado Islámico. El punto de partida de esta política puede situarse más atrás, pero una fecha significativa es diciembre de 1991, cuando el Frente Islámico de Salvación (FIS) gana la primera vuelta de las elecciones legislativas en Argelia. El Gobierno declara ilegal el FIS y de sus filas surge el Grupo Islámico Armado (GIA), que comete varias masacres en su país y atentados en Francia.

París emprende a partir de ahí una lucha militar contra el terrorismo que, por desgracia, no ha podido culminar desde entonces. A su beligerancia los yihadistas han respondido situando a los franceses entre sus mayores enemigos, junto a los israelíes.

Daniel Byman, analista del Instituto Brookings, de Washington, apunta otro motivo del odio hacia Francia: «Este país -dice el investigador- siempre se ha mostrado orgulloso de su laicismo». El islamismo radical convierte esa cualidad en vicio e imbuye en sus combatientes la idea de que los franceses son inmorales y enemigos de la religión.

Con esa visión justificaron la masacre de Charlie Hebdo. Tras los atentados del Estado Islámico contra dos hoteles de Susa, en Túnez, el pasado mes de junio, un comunicado de los yihadistas calificaba esos establecimientos turísticos como «antros de fornicación, de vicio y de apostasía». El concierto del Bataclan fue, según la nota en que se reivindicaba la matanza, «una fiesta perversa».

Los numerosos grupos terroristas de la antigua África Occidental Francesa comparten este pensamiento, aunque no tengan obediencias comunes. La descomposición del régimen libio sí les facilitó otro factor común: la permeabilidad de sus fronteras convierte a Libia en el centro de abastecimiento de armas y de entrenamiento para muchos de ellos.

Boko Haram

Expansión hacia el norte. El grupo que comete más matanzas es Boko Haram, surgido en el Sahel nigeriano aprovechando el descontento de parte de la población de esa zona subdesarrollada. Debido a la persecución en Nigeria se ha extendido hacia el norte, y hoy es la milicia que aterroriza a la antigua colonia francesa del Chad. Ahí han contactado y recibido formación de yihadistas somalíes de Al Shaba.

Estado Islámico

Grupos dispersos. El Estado Islámico aún tiene escasa penetración en las antiguas colonias francesas. Distintas bandas yihadistas, principalmente Okba Ibn Nafaa, han atacado en Túnez. Se la consideraba filial de Al Qaida, pero ahora utiliza las siglas del EI en panfletos y pintadas. Los Soldados del Califa son la sucursal del EI en Argelia, pero fueron prácticamente neutralizados por el Ejército en mayo pasado. Entre Túnez y Libia se mueven los componentes (unos mil) de Ansar al Sharia (los seguidores de la ley islámica), un efecto colateral de la primavera árabe que ha cooperado con Al Qaida en Irak pero que ahora se considera una rama más del EI.

Al Qaida en el Magreb

Difusión por el Sahel. Surgida de un cisma en el GIA, Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI) limitaba inicialmente sus acciones a la Cabilia y regiones cercanas, pero ha ido extendiendo sus atentados y secuestros por todo el norte del país y ha captado bandas de seguidores en Mali, Níger y Mauritania, buenas conocedoras de los caminos del desierto por su dedicación al contrabando y al tráfico de drogas. Su expansión es en parte debida a la necesidad de huir de la persecución activa a que se vieron sometidos en Argelia y en Mali. Son los principales responsables del actual incremento de los atentados terroristas en el Magreb, que en el año 2014 habían multiplicado por 47 los cometidos en el 2011.

Movimiento por la Unidad y la Yihad

Diezmados. El Movimiento por la Unidad y la Yihad en el África Occidental (Muyao) se creó en el 2011 de una escisión de AQMI. Se hizo notar en España al secuestrar a dos cooperantes españoles y una italiana en Tinduf, en los campamentos de refugiados saharauis. Han actuado fundamentalmente en la zona de Gao, en la curva del Níger. Agrupados con la banda Los que Firman con Sangre, formaron el grupo Al Murabitún, pero el Ejército francés los ha combatido duramente: se cree que sus efectivos no superan el medio millar.