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Argentina despide la era Kirchner

carlos ocampo REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

JUAN MABROMATA | Afp

El candidato conservador es favorito a suceder a Cristina Fernández

22 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Los argentinos ponen fin hoy a una era de 12 años de Gobierno del matrimonio Kirchner. Argentina decide, en una segunda vuelta de las elecciones presidenciales por primera vez en su historia, entre el conservador Mauricio Macri y el oficialista Daniel Scioli.

Macri ha hecho toda la campaña de esta segunda vuelta siendo líder de los sondeos y ha actuado como favorito en todos sus actos, incluido el debate del pasado domingo. Scioli asumió el papel de aspirante desde que recibió el jarro de agua fría de los resultados del 25 de octubre, en los que su victoria fue por mucho menos margen de lo pronosticado en las encuestas, debido entre otros factores a una pérdida de los apoyos previstos.

Incertidumbre

Es este desvío de los sondeos lo que alimenta la incertidumbre sobre lo que pueda ocurrir hoy. La ventaja de entre el 2 y el 11 % con que parte Macri no le garantiza la victoria, pues no es colchón suficiente frente a un 10 % de indecisos que no se ha movido desde octubre y el voto oculto, sobre todo de las zonas más pobres de Argentina. El 21 % de los que optaron por el candidato que quedó tercero, Sergio Massa, un disidente del kirchnerismo, deberían optar por el cambio que propone Macri, aunque el líder del Frente Renovador no quiso condicionar a sus votantes.

Cambio es lo que proponen ambos candidatos, porque es lo que demanda la sociedad, deseosa de olvidar el tono bronco y desmembrador del Gabinete kirchnerista. Además, ambos saben que, gane quien gane, tendrán que empezar desde el primer día a aplicar ajustes en una economía amenazada por la recesión, con un moneda sobrevaluada y sin acceso a los prestamistas internacionales.

Por eso ambos se esforzaron en ofrecer un discurso moderado y dialogante. Las diferencias están en el tono: la de Macri se dio en llamar campaña de la alegría y la de Scioli, del miedo al que cambio que supondrán los recortes de su oponente. Las similitudes, en la indefinición con la que ambos presentaron su cambio. Scioli fue sutil, al afirmar que, aunque mantendrá las políticas sociales del kirchnerismo, está dispuesto a «cambiar lo que haya que cambiar». Macri no dio más detalles y ni siquiera pasó de la palabra cambio.

Parecidos son también los dos en el fondo. Macri es conservador de nombre, pero sabe que no puede abordar grandes cambios sin que la sociedad se le eche encima. Scioli es un peronista moderado consciente de que debe alejarse de las formas kirchneristas. Saben también ambos que no tendrán nada fácil gobernar con una Cámara de Diputados muy repartida en la que ninguno de ellos tiene apoyo mayoritario.

El futuro de Cristina

El 10 de diciembre Cristina Fernández, que descartó volver a presentarse dentro de cuatro años, se mudará de la Casa Rosada y empezarán a despejarse las dudas sobre su futuro. Pocos la ven alejada de la política, sino tratando de mantener las riendas del peronismo, que se le empezaron a escurrir cuando la lógica de las encuestas impuso contra sus preferencias a Scioli como candidato del Frente para la Victoria. Ahora se avecina una intensa pugna interna por el control de un movimiento político con corrientes muy distintas, pero Cristina se preparó bien el terreno, con nombramientos de personas afines en puestos clave sobre todo en el poder judicial. También impuso al vicepresidente de Scioli, un Carlos Zannini moldeado en la factoría K. Y es que Cristina lo dejó bien claro antes de irse: «Yo no voy a ir a ninguna parte, voy a estar siempre para recordarle al país todo lo que hicimos».

Daniel Scioli. El diálogo y la moderación

Scioli es un superviviente en muchos sentidos, pero, sobre todo, de los vaivenes de la turbulenta política argentina, en la que después de 25 años acaricia el sueño de llegar a la presidencia. Se presenta con el diálogo como bandera: «Yo hablo con todos», le gusta decir. Y repite su mensaje de moderación. Aunque al final de la campaña cada vez más intentó identificarse con los trabajadores, lo cierto es que sus orígenes no son más humildes que los de su adversario. Fue diputado entre 1997 y el 2001, secretario de Deporte con Eduardo Duhalde, vicepresidente con Néstor Kirchner y dos veces gobernador de la poblada provincia de Buenos Aires con Cristina Fernández, desde el 2007. En los últimos años fue objeto de duras críticas incluso de la presidenta argentina y los embates del kirchnerismo se recrudecieron cuando en el 2012 adelantó su intención de competir por la presidencia, el sueño de su vida, pero aun así fue capaz de mantener su imagen de equilibrio.

Mauricio Macri. El «desarrollismo del siglo XXI»

Macri es un empresario que cambió los negocios por el fútbol. Huyendo de las etiquetas que lo encajonan en la derecha, se define como el candidato del «desarrollismo del siglo XXI» mediante su «revolución de la alegría». Su sueño es una Argentina unida. Aprovechó su fortuna para entrar en política y en el 2003 fundó Compromiso para el Cambio con jóvenes profesionales, algunos ligados al peronismo. Este sería el germen de Propuesta Republicana (Pro), con la que en el 2005 obtuvo en escaño como diputado nacional y la alcaldía de Buenos Aires en el 2007. Tras su primer mandato sopesó competir por la Casa Rosada, en el 2011, pero al año siguiente de la muerte de Néstor Kirchner Cristina Fernández gozaba de un altísimo apoyo popular, así que trabajó por consolidar su liderazgo en la capital y comenzó a preparar su carrera hacia la presidencia, que no empezó como favorito. El mayor logró de su formación fue arrebatar al kirchnerismo uno de sus feudos, la provincia de Buenos Aires.