La UE y el Reino Unido llegan al último asalto para evitar el «brexit»

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

FRANCOIS LENOIR | Reuters

Los flecos legales y las reticencias francesas hacen temblar el pacto

18 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El guion está escrito. Los 28 llevan meses ensayando los papeles de la obra que representarán este jueves en Bruselas. Si se ciñen a la hoja de ruta, David Cameron defenderá con brío las condiciones impuestas a sus socios a cambio de hacer campaña por el sí en el referendo británico de permanencia en la UE, y sus socios aceptarán. La propuesta permitiría a Cameron salvar los muebles en casa y sus socios conservarían en el club a la segunda potencia económica de la Unión. Pero hay riesgos. Algunos pueden salirse del plan a última hora y provocar un accidente: «Tengo que ser franco. Sigue sin haber garantías de que alcanzaremos un acuerdo», aseguró ayer el presidente del Consejo, Donald Tusk.

¿Qué se puede torcer?

Hay dos demandas de las cuatro que trae Cameron a Bruselas que pueden hacer descarrilar las negociaciones. La más controvertida es el «freno de emergencia» a la inmigración. El Reino Unido lo podría activar con el visto bueno de Bruselas y el Consejo Europeo. Una puerta abierta a la suspensión de prestaciones sociales a trabajadores extranjeros si existe una presión excesiva sobre el sistema. El problema es que podría ser una medida discriminatoria y tampoco hay consenso sobre el tiempo que se podría prolongar. El enfrentamiento está servido en torno a la indexación de las ayudas por hijo al nivel de vida del país donde residan los menores. Si la medida no se ciñe en exclusiva al Reino Unido, otros países como Italia y España podrían ajustar en cadena esas prestaciones a rumanos o búlgaros. Una opción que no ven con buenos ojos esos países. Hay más reticencias sobre la relación del Reino Unido y la eurozona. Algunos países sospechan que Londres puede conseguir ventajas competitivas para sus bancos y que puede entorpecer una Unión más integrada.

¿Qué ocurrirá con las otras exigencias?

Se aceptarán. Nadie se opone a mejorar la competitividad ni a completar el mercado único europeo. «Alemania ha compartido estas preocupaciones muchos años», zanjó ayer Merkel.

¿Tiene Cameron aliados?

Berlín le guarda las espaldas. El comercio, la economía y la influencia de la UE en el mundo depende de que el Reino Unido siga dentro. Merkel llamó ayer al resto de socios a respaldar las demandas «justificadas y comprensibles» de Cameron. No quiere más frentes inestables abiertos.

¿Qué países son  más beligerantes?

Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia siguen empeñadas en reformular la indexación de ayudas por niño. Bélgica quiere garantías de que ningún otro país demandará en el futuro un traje hecho a medida como el británico. Francia, especialmente reticente, estará vigilante para que los bancos británicos no obtengan ventajas sobre los galos, una garantía que todavía no existe.

¿Habrá más concesiones?

«Cameron ha conseguido todo lo que era legalmente posible», aseguran fuentes de la negociación. A Bruselas le parece suficiente. No habrá más mano izquierda,

Chispas entre Alemania y Austria

ARIS MESSINIS | Afp

La crisis migratoria sigue desatada. No hay avances en la reubicación de asilados, el flujo de desplazados sigue descontrolado y a duras penas se logra identificar a los migrantes que pisan territorio europeo. Schengen está contra las cuerdas y el vecino turco, clave para solucionar la crisis, no quiere colaborar si no es a un alto precio.

La frustración y el enfado dominan a la canciller Angela Merkel. Hoy se reunirá en los márgenes de la cumbre de Bruselas con sus vecinos de los Balcanes. Estos tienen la intención de cerrar en cadena sus fronteras, aislando a Grecia, país de entrada para la mayoría de los refugiados. En la cita «pueden saltar chispas», advierte una fuente diplomática. Muy especialmente entre la líder germana  y su homólogo austríaco, Werner Faymann. El socialdemócrata ha dado un giro de 180 grados a su política de acogida, obligado por las presiones de su socio de coalición. La ministra del Interior, Mikl-Leitner sigue empeñada en introducir cuotas diarias de entrada y de asilo, algo que puede contradecir el derecho de los desplazados a pedir protección internacional. Merkel les exige actuar «unidos» y dejar a un lado las soluciones unilaterales.

Esa misma demanda se la trasladará al primer ministro griego, Alexis Tsipras. Tenía prevista una conversación con él y el turco Ahmet Davutoglu, que finalmente no tendrá lugar por culpa del atentado de ayer en Ankara. Grecia tiene por delante el deber de registrar y controlar el flujo de refugiados y Turquía cumplir con el Plan de Acción acordado con la UE para blindar sus puertas de salida. Si esto falla, Schengen puede darse por perdido. Durante la cumbre de líderes se prevé una intensa discusión entre los países del centro y este de Europa y el resto de socios. Los primeros abogan por excluir a Grecia del espacio de libre circulación. Los segundos se resisten.