«Si podemos lograr un buen acuerdo lo aceptaré, pero no aceptaré un acuerdo que no recoja lo que necesitamos», señaló David Cameron en la cumbre de, en palabras de Tusk, «la construcción o la ruptura de la UE»
19 feb 2016 . Actualizado a las 08:47 h.Los líderes de la Unión Europea (UE) han logrado solo «ciertos progresos» en las negociaciones con su socio el Reino Unido para lograr un acuerdo que permita mantener al país en su seno, por lo que aún quedan intensas horas de reuniones bilaterales para buscar un compromiso satisfactorio para todos.
La primera jornada de la cumbre europea, repartida entre las negociaciones sobre la cuestión británica y un extenso debate sobre la crisis de los refugiados, se saldó con un conclusión sobria por parte del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien señaló que «queda mucho por hacer» hasta alcanzar un acuerdo con Londres.
El encuentro le permitió constatar las divergencias que aún persisten entre los Veintiocho acerca de las exigencias de Londres para conseguir el voto positivo de los británicos en el referéndum que pretende convocar en junio.
Para Tusk, esta es la cumbre de «la construcción o la ruptura» de la UE, y para otros el Consejo Europeo de la última oportunidad para el primer ministro David Cameron de lograr un acuerdo a tiempo para cuadrar en el calendario británico el referendo, pero el mandatario reiteró hoy que va «a pelear por el Reino Unido». «Si podemos lograr un buen acuerdo lo aceptaré, pero no aceptaré un acuerdo que no recoja lo que necesitamos», señaló.
Pero tampoco los otros 27 socios aceptarán un pacto que para «muchos supone hacer concesiones dolorosas», según explicó la canciller alemana, Angela Merkel, quien apoya prácticamente todas las exigencias de Cameron.
Así, quedan aún por afinar las demandas de Londres para restringir el acceso a las prestaciones sociales de trabajadores comunitarios, la indexación de los beneficios por hijo, la interpretación de una «Unión cada vez más estrecha», las salvaguardas que exige Cameron, para la City, y si se introducen algunos cambios en futuras modificaciones de los tratados.
Para resolver estos puntos en las próximas horas, Tusk mantendrá reuniones bilaterales con los actores claves para desbloquear un eventual acuerdo: el primer ministro británico, David Cameron; el presidente francés, François Hollande; el primer ministro checo, Bohuslav Sobotka, y el primer ministro belga, Charles Michel, junto con el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker.
Francia quiere asegurarse de que el «mecanismo» de garantías que se ofrece a Londres y a los países de fuera la eurozona, no pueda permitirles bloquear o retrasar decisiones urgentes, ni tampoco quieren ablandar el conjunto único de normas prudenciales armonizadas para bancos de toda la UE para que la City tenga ventajas, sino solo dar cierta flexibilidad en su aplicación.
La República Checa, por su parte, representa al grupo del Visegrado que integra, además de Eslovaquia, Polonia y Hungría, que luchan, entre otras cosas, por que no tenga retroactividad la adaptación de los beneficios que perciben los trabajadores por hijo al nivel de vida del país en el que residan los menores, y que no sirva de precedente para otros países.
Bélgica, por su parte, quiere que la UE pueda avanzar más rápidamente sin que bloqueen otros este proyecto y quiere una mención que deje claro que el acuerdo no podrá ser renegociado en caso de un «no» en el referéndum británico para evitar un efecto de contagio que lleve a otros países a exigir un trato similar.
Mientras, los negociadores y los juristas que asisten a los líderes trabajarán en lo que queda de noche para presentar mañana a los demás socios un nuevo texto, que, esperan sirva para sellar un nuevo encaje del Reino Unido en la UE tras el «desayuno inglés» que se ha convocado para esta mañana.
A la espera de que este momento se produzca, los líderes mantuvieron en la cumbre un intenso debate sobre la crisis de los refugiados, animado por la decisión de Austria de mantener los controles fronterizos y la fijación de máximos anuales y diarios de acceso para refugiados.
Fuentes comunitarias afirmaron que los Estados miembros presionaron al canciller austríaco, Werner Faymann, para que retrasase la entrada en vigor de estas medidas este viernes hasta el Consejo Europeo de marzo, un extremo que otras fuentes negaron que se produjera durante el debate a Veintiocho.
Además, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, amenazó abiertamente a los países del Este con cortarles los fondos estructurales que reciben de la UE si se resisten a acoger a más refugiados.
Ante tanta tensión, Merkel y los demás líderes apuestan por el plan de acción conjunta con Turquía para frenar el flujo de refugiados, y por ello la UE propuso a Ankara celebrar una «reunión especial» a principios de marzo.