¿Cuál es el secreto del éxito de Donald Trump?

DPA

INTERNACIONAL

Ethan Miller | Afp

A pesar de pregonar la expulsión de extranjeros y de prometer el levantamiento de un muro en la frontera con México, el magnate sigue consiguiendo votos entre negros, latinos

24 feb 2016 . Actualizado a las 20:07 h.

Donald Trump miente, es descarado, insulta. Y sin embargo acumula una victoria tras otra en las primarias republicanas. En los caucus de Nevada, celebrados el martes, consiguió un 46 % de los votos, el doble que su rival inmediato, Marco Rubio. Antes ya había ganado claramente en Carolina del Sur y Nuevo Hampshire y ahora la pregunta es si todavía se le puede frenar en su camino a la nominación.

En opinión del multimillonario, su ascenso es imparable, aunque no hay que sobrevalorar el significado del caucus de Nevada, donde solo eligieron delegados 70.000 personas. Mucha gente está a favor de Trump, pero no la mayoría de los estadounidenses. A la mayor parte de ellos les horroriza lo que está pasando en las primarias.

«Tenemos planes para emigrar», asegura Cathy McLeer, que hace campaña como voluntaria a favor de un mejor sistema de pensiones y de seguridad social. Como ella, ya hay unos 100.000 estadounidenses interesados en la oferta de la isla canadiense Cabe Breton, que sufre una pérdida de población y está dispuesta a acoger a los «refugiados» por el efecto Trump. Pero, ¿qué tiene Trump que no tengan otros? «Es listo y tiene mucha energía», afirma su mujer, Melania, una modelo de origen esloveno. A los politólogos estadounidenses les cuesta más dar una respuesta clara a esa pregunta.

El magnate tiene éxito a la hora de agitar los mayores temores de los estadounidenses, sobre todo entre su principal núcleo electoral, la gente con poca formación y quienes se oponen a la inmigración. Además cabalga a lomos de una ola de insatisfacción con el «establishment», sobre todo entre los republicanos. Y es que tras dos legislaturas de George W. Bush y años dominando el Congreso, el Partido Republicano no ha conseguido muchos logros presentables.

Trump agita con éxito el miedo a los extranjeros y logra apoyo con ello. Quiere expulsar de Estados Unidos a 11 millones de extranjeros indocumentados y no tiene reparos en prometer el levantamiento de un muro en la frontera con México. A pocos importa que su propuesta no tenga mucho sentido y que no se pueda implementar políticamente. «Creo en sus palabras, construirá ese muro», asegura Ricky Redcliffe, veterano de la Guerra de Vietnam de 68 años.

Según las encuestas realizadas en los tres estados donde ganó las primarias, Trump consiguió sufragios entre votantes de casi todos los grupos. Negros y latinos, pobres y ricos votaron por Trump. La mayoría de los evangelistas votaron por él, aunque no es un fiel seguidor de la Biblia, se separó dos veces y en una ocasión se mostró a favor de las clínicas de abortos. Y recibe los votos de los más conservadores, aunque en el pasado se mostró cercano a los demócratas e hizo donaciones a Hillary Clinton.

La estrategia de Trump está bien estudiada y es consecuente. Rompe con todas las convenciones de la política y evita dar detalles cuando se posiciona. «Volveremos a hacer grande a Estados Unidos», afirma una de sus declaraciones más concretas. Ese es el lema con el que suele contraatacar, aunque en general los ataques de sus adversarios le suelen resbalar. Si la cosa va más allá, Trump acusa a sus rivales y a los medios de mentir.

Pero sobre todo hace una cosa: apela a la necesidad de la gente de escuchar verdades sencillas en un mundo con problemas cada vez más complejos. «El núcleo del electorado se ha movido hacia los márgenes ideológicos, donde la verdad es negra o blanca en lugar de gris», escribió recientemente Gerald Seib en The Wall Street Journal. «Es un terreno que parece hecho a propósito para Donald Trump, el maestro de las soluciones fáciles e indoloras».

Trump también se beneficia en gran medida de la debilidad del resto de los candidatos republicanos. Ninguno de los más de una docena de contrincantes ha sido capaz de convencer política ni personalmente. El único que todavía podría hacerle sombra es el inexperto Marco Rubio, que hasta ahora no ganó ninguna de las primarias. A ello se une que el resto de precandidatos se disputan entre ellos los votos, dejando así avanzar a Trump. En las votaciones celebradas hasta ahora, Rubio y el senador ultraconservador Ted Cruz consiguieron juntos prácticamente el mismo número de votos que Trump, o incluso más, pero los titulares son para el multimillonario.

Ese efecto aumenta tras cada victoria en las primarias. «La historia nos ha enseñado que nadie ganó la nominación sin haber ganado una de las tres primeras primarias», advirtió Ted Cruz. Y aunque estas palabras hablarían a favor del oponente de Trump, que ganó el caucus de Iowa, para muchos suena casi como una oferta de paz.