El «cardenal del deshielo» entre Cuba y EE. UU. renuncia

DPA ROMA / LA HABANA

INTERNACIONAL

Jaime Ortega, junto al presidente cubano Raúl Castro
Jaime Ortega, junto al presidente cubano Raúl Castro ENRIQUE DE LA OSA | Reuters

Jaime Ortega, una de las figuras clave del histórico acercamiento entre los dos países, deja el liderazgo de la Iglesia Católica de la isla

27 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El cardenal cubano Jaime Ortega, una de las figuras clave del deshielo político entre la isla socialista y Estados Unidos, dejará el liderazgo de la Iglesia católica de la isla, según informó el Vaticano.

Ortega, de 79 años, renunció a su cargo de arzobispo de La Habana y su puesto al frente de la archidiócesis lo asumirá el actual arzobispo de la ciudad de Camagüey en el este de la isla, Juan de la Caridad García Rodríguez, de 67 años, después de que el papa Francisco aceptara la renuncia de Ortega.

La salida de Ortega estaba prevista desde hace tiempo por haber superado la edad que el Vaticano suele establecer para el retiro de sus obispos, los 75 años. El arzobispo habanero había presentado su renuncia ya en 2011 tras alcanzar esa edad.

Ortega ha sido durante los últimos años una figura política clave en la isla socialista. Ortega es prácticamente el único interlocutor que reconoce el Gobierno de Raúl Castro como representante de una institución que no esté vinculada al Estado.

Además de poder mediar a favor de la proscrita disidencia política cubana, su posición le permitió a Ortega asumir un papel trascendental en el histórico acercamiento que Estados Unidos y Cuba iniciaron públicamente hace 16 meses.

Ortega entregó personalmente en Washington la carta que el papa Francisco escribió al presidente estadounidense, Barack Obama, durante los 18 meses de negociaciones secretas que precedieron al anuncio del deshielo en diciembre de 2014, según revelaron fuentes cercanas a esa negociación.

El pontífice, que envió entonces también una misiva a Raúl Castro, es visto como uno de los artífices del deshielo entre los dos viejos enemigos ideológicos. Francisco visitó ambos países en septiembre del año pasado, tendiendo un puente simbólico al viajar desde Cuba directamente hasta Estados Unidos.

El cardenal Ortega medió en 2010 asimismo con éxito para la liberación de más de un centenar de presos políticos. Decenas de ellos, encarcelados sobre todo durante la llamada «primavera negra» de 2003, se exiliaron luego en España.

Ortega consiguió en esos momentos además que se toleren en una ruta predeterminada las marchas pacíficas que organizan todos los domingos en La Habana las Damas de Blanco. Las esposas y familiares de ex presos políticos salen cada semana a protestar y suelen ser detenidas sólo cuando se salen de la ruta en que las autoridades toleran sus caminatas en el barrio de Miramar.

Ortega es también un símbolo del lento resurgimiento de la fe católica en Cuba. Aunque nunca fue prohibido, el catolicismo estuvo marginado durante décadas en la isla socialista tras el triunfo de la revolución de 1959. La Iglesia sólo empezó a recuperar espacios en la década de los 90, sobre todo después de que el papa Juan Pablo II hiciera en 1998 una histórica visita a la isla.

Ortega recibió luego a dos pontífices más, a Benedicto XVI en marzo de 2012 y a Francisco el año pasado. La visitas papales a Cuba, un país donde el catolicismo no tiene el arraigo que en otras naciones latinoamericanas, siempre han tenido un fuerte componente político.

El cardenal cubano tenía aparentemente una relación estrecha con Francisco. La Iglesia cubana fue el canal elegido por el Vaticano para difundir en marzo de 2013 la intervención que el entonces cardenal Jorge Bergoglio pronunció en una reunión previa a su elección como el primer papa latinoamericano de la historia.

Ortega, nacido en 1936 en la provincia de Matanzas, vecina a La Habana, vivirá retirado en la capital cubana. El cardenal «establecerá su residencia» en un antiguo seminario religioso desde «donde, con la oración y su experiencia, continuará sirviendo a la Iglesia», señaló el Arzobispado de La Habana al dar también a conocer su retirada en un comunicado.