Álvaro Uribe: «Santos ha entregado el país a las FARC abusando de la palabra paz»

MARÍA CEDRÓN REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

ÁLVARO BALLESTEROS

El expresidente colombiano dice que la comunidad internacional dejó sola a la oposición en Venezuela

03 jul 2016 . Actualizado a las 21:34 h.

Nunca antes había venido a Galicia. Lo ha hecho «para rezarle al Apóstol, pedirle que interceda ante la Virgen por mí, por mi familia y por Colombia», pero su agenda no deja de ser bastante ajetreada. El senador, líder del Centro Democrático y expresidente de Colombia Álvaro Uribe (Medellín, 1952) ha llegado a Compostela justo nueve días después de que el Gobierno de quien fue su ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, rubricara en La Habana un acuerdo con el líder de las FARC, Rodrigo Londoño, para llevar a cabo un alto el fuego bilateral y definitivo que ponga fin a un conflicto que durante sus cinco décadas de vida ha dejado un rastro de 300.000 muertos, 45.000 desaparecidos y millones de afectados. Pero Uribe es crítico con los términos del acuerdo y durante una entrevista en la que no falta el café dice que el plebiscito para ratificarlo «resulta ilegítimo».

-Este es un momento crucial para Colombia, pero a usted no le convence el acuerdo...

-Nadie se opone a la paz. De hecho, Colombia avanzó bastante en paz, en economía, en seguridad, en el tejido social... durante los ocho años de Gobierno que presidí [entre el 2002 y el 2010]. Póngale errores a esos Gobiernos, pero el camino y el avance del país eran claros. ¿Qué ha pasado ahora? Hay un gran deterioro de la seguridad. Y no le voy a mencionar más que el crecimiento de los grupos terroristas o de narcotráfico. Las FARC se han doblado en los últimos años del Gobierno de Santos, el ELN, que tenía desarticulada su capacidad criminal, la ha recuperado. Otras bandas terroristas de narcotráfico se han multiplicado por cinco...

-¿Qué hay del Plan Colombia de Pastrana y Clinton?

-Cuando lo suscribieron Colombia tenía 170.000 hectáreas de cocaína. Hace cuatro años había 47.000. En diciembre pasado marcaban 159.000. Hay una peligrosa recuperación del narcotráfico en nuestro país.

-¿Por qué?

-Por la impunidad. Nosotros decimos que los guerrilleros de base no vayan a la cárcel, pero los cabecillas responsables de delitos de lesa humanidad, como el reclutamiento de niños, violación de niñas, carros bomba, masacres..., deberían pasar un período en la cárcel, como manda el estatuto de la Corte Penal Internacional. La impunidad es la madre de nuevas violencias.

-La impunidad no puede ser moneda de cambio.

-Claro, porque lo que hace es generar más violencia. Santos dice que el pueblo colombiano en un plebiscito va a ratificar los acuerdos. Ese plebiscito resulta ilegítimo. Santos redujo el umbral electoral del 50 al 13 %. No permite más que una pregunta. Y amenaza al pueblo colombiano con que si no quieren el plebiscito es porque quieren la guerra. No, presidente Santos. De perderlo, es porque los colombianos quieren una paz verdadera, no un acuerdo con el terrorismo que genere más violencia.

-¿Se ha sentido traicionado por Santos?

-Aquí en Santiago estoy muy bien con este café y con la cercanía del Apóstol. Me siento preocupado por Colombia. La traición es una cosa muy particular que no importa en el mundo político, lo que importa en el mundo político es el engaño. El Santos elegido en el 2010 engañó a nueve millones de colombianos, dio el compromiso de continuar con nuestra agenda y lo que ha hecho es avanzar en la entrega del país a las FARC. Santos ha entregado el país a las FARC abusando de la bella y cautivadora palabra paz.

-¿Cómo ve lo que está pasando en Venezuela?

-La comunidad internacional ha actuado de forma muy débil. Ha dejado sola a la oposición de Venezuela y, mientras tanto, primero Chávez, ahora Maduro lo que han hecho es implantar una tiranía basada en la violencia, han destruido la economía, la empresa privada. El pueblo de Venezuela está más pobre que cuando Chávez llegó. Por fortuna, el Gobierno español de Mariano Rajoy ha dado unas señales claras de solidaridad con las familias de los presos políticos de Venezuela. Ojalá la Organización de Estados Americanos suspenda a Venezuela por incumplimiento de la Carta Democrática. Ojalá que se lleve a cabo el referendo revocatorio para que el pueblo tenga la oportunidad de superar la tiranía y elegir un camino democrático. Lo que pasa en Venezuela nos causa a nosotros mucho pánico, porque es lo que las FARC han querido instalar en Colombia.

«Macri va a recuperar la independencia de las instituciones en Argentina»

Hace unos años Álvaro Uribe manifestó que el actual presidente de Argentina, Mauricio Macri, que justo ayer también se encontraba de visita en un país europeo, en Francia, representaba una esperanza para América Latina. Ahora en Santiago alaba su gestión al frente de la quinta provincia gallega.

-¿Cómo evalúa la política de Macri en Argentina? ¿Ha dado un giro con respecto a la de Cristina Fernández?

-Por supuesto. Ha tomado una serie de medidas muy importantes para que Argentina recupere la confianza de los mercados internacionales, de la inversión privada. Al mismo tiempo ha dedicado sumas presupuestarias bien importantes a apoyar a los sectores sociales. Está comprometido con recuperar la independencia entre las instituciones, como lo exige el Estado de derecho.

-Volvamos al norte, a Colombia, para hablar de cómo se pueden atraer inversiones. La falta de seguridad de la que habla resulta un freno para ello.

-En los ocho años de mi Gobierno se creó una gran confianza e inversión. La inversión extranjera pasó de 2.000 millones de dólares a 13.000. Y la inversión doméstica colombiana se multiplicó por un 3,5. Ahora hay un gran deterioro de la confianza y la inversión.

-¿Por qué?

-Por el incremento de la inseguridad, por la corrupción, el derroche de recursos del Gobierno, los altos impuestos, la eliminación de los incentivos de inversión, la eliminación de la ley que permitía hacer acuerdos de estabilidad a veinte años con los inversionistas. El endeudamiento ha crecido seis puntos. Las empresas pagan en torno al 72 % de sus ingresos en impuestos. Eso impide que la economía se formalice.