La muerte del expresidente consigue juntar por primera vez desde septiembre del 2010 al mandatario palestino y al primer ministro Benjamin Netanyahu
30 sep 2016 . Actualizado a las 07:24 h.Unos segundos para inclinarse, tomar una foto, decir unas palabras o recogerse en silencio. Es el tiempo que han tenido los miles de israelíes que desfilaron ayer ante el féretro de Simón Peres, expuesto en el patio de la Kneset (Parlamento), en Jerusalén, para despedir a una político clave en su historia. El rey Felipe VI, Barack Obama, François Hollande son solo algunos de la veintena de jefes de Estado y de Gobierno que asistirán a las exequias. También estará el presidente palestino Mahmud Abás.
La muerte de Peres ha conseguido juntar por primera vez desde septiembre del 2010, a Benjamin Netanyahu y Abás. La última vez se reunieron en la residencia del primer ministro israelí con Hillary Clinton como mediadora. Lo que está descartado es un encuentro más allá de la pura formalidad del funeral.
Los servicios de seguridad de Israel han preparado un dispositivo para el funeral más blindado de la historia del país, que coincide con el primer aniversario de la bautizada como intifada de los cuchillos, y para garantizar el desplazamiento de los mandatarios y el aterrizaje y despegue en unas pocas horas de más de 120 aviones.
El primer en llegar ha sido el expresidente Bill Clinton, que se trasladó directamente a la Kneset para homenajear al que calificó de «genio con gran corazón».
Frialdad árabe
El notable silencio de las capitales árabes sobre Peres, la ausencia de líderes de primer nivel en las exequias y las voces que recuerdan su faceta menos pacificadora muestran el rechazo que impera sobre su figura en el mundo musulmán.
En medio de las alabanzas de Occidente, los países árabes han mostrado un perfil bajo sobre el fallecido expresidente israelí. Ni tan siquiera Egipto y Jordania, los únicos que han firmado acuerdos de paz con Israel, publicaron ninguna declaración oficial, solo breves telegramas de condolencia, y ni Abdalá II ni el presidente Abdel Fatah al Sisi asistirán a las exequias.
De Irán a Marruecos, los titulares de prensa reflejan la imagen negativa de Peres. «El ingeniero de la masacre de Caná, muerto», titulaba en portada Al Ahram, el diario estatal de Egipto.