Del fracaso en las urnas a la voluntad de sellar el desarme

F. E. REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Varias personas pusieron rosas blancas frente al Ministerio de Agricultura colombiano como símbolo del reconocimiento al Premio Nobel ganado por Santos.
Varias personas pusieron rosas blancas frente al Ministerio de Agricultura colombiano como símbolo del reconocimiento al Premio Nobel ganado por Santos. Leonardo Muñoz | EFE

La candidatura de Santos parecía evaporarse con la victoria del no por medio punto y poco más de cincuenta mil papeletas

08 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Entre los daños colaterales del triunfo del no en el plebiscito del domingo eran muchos los que citaban a los organizadores de los Nobel. 52 años de conflicto bélico rematados con un acuerdo negociado durante 45 largos meses en La Habana eran el aval de la candidatura de Juan Manuel Santos, que parecía evaporarse con la victoria del no por medio punto y poco más de cincuenta mil papeletas.

Atrás quedaba la histórica foto del 26 de septiembre en Cartagena de Indias, con el apretón de manos entre el presidente colombiano y el líder de las FARC, Rodrigo Londoño, Timochenko, con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y los jefes de Estado de una quincena de países como testigos. En el listado de aspirantes al Nobel de la Paz había este año hasta 376 propuestas, 228 de asociaciones y colectivos y 148 de candidaturas personales. Entre un abanico tan amplio no emergía ningún otro favorito del jurado. La reacción de la comunidad internacional en favor del acuerdo de paz y la rápida reacción de Santos convocando a su principal antagonista y al resto de fuerzas políticas para reanudad las conversaciones a las pocas horas del referendo han bastado para que la Academia respaldara con su preciado premio al trabajo del presidente Santos en favor de la paz.

Por eso, son muchas las voces que interpretan la distinción como un impulso más al último gran conflicto bélico existente en el continente americano. «Tengan la seguridad de que la paz va a ser real», dijo Santos sin titubeos al prever que el acuerdo de paz terminará siendo una realidad y que las FARC no volverán a disparar sus armas una vez que se sume a la mesa negociadora el expresidente Uribe y su grupo más afín, el principal escollo para el final de la guerra.

Todas las partes mantienen su deseo de poner un final feliz a un conflicto que ha sido casi una guerra civil. Y son muchos los que pretenden aprovechar el clima favorable para sumar al pacto del desarme de la guerrilla a los miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN), el otro grupo que se mantiene en lucha con el Gobierno colombiano, aunque también tiene muy avanzadas las conversaciones para proceder a su desmovilización.

El premio permitirá además a Santos afrontar un final de mandato más cómodo y con un enorme prestigio internacional. El presidente colombiano no podrá presentarse a las elecciones de la próxima primavera por imperativo constitucional y su equipo más próximo empezaba a resquebrajarse por las diferencias entre los partidarios del sí -liderados Gina Parody, que dimitió el lunes como ministra- y el sector más duro de su propio partido, encabezado por el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo. Ahora le toca elegir sucesor para rematar el proceso.