Lenín Moreno gana las elecciones de Ecuador con el 51,07 % de los votos

Europa Press QUITO / E. LAVOZ

INTERNACIONAL

José Jácome | Efe

El opositor Guillermo Lasso ha anunciado que impugnará los resultados tras denunciar «pretensiones de fraude»

03 abr 2017 . Actualizado a las 07:39 h.

El candidato del movimiento Alianza PAIS a la Presidencia de Ecuador, Lenín Moreno, se ha impuesto en las elecciones celebradas este domingo en el país sudamericano con un 51,07 por ciento de los votos, según los primeros resultados oficiales.

Los datos, publicados por el Consejo Nacional Electoral y correspondientes al 94,18 por ciento del recuento, muestran que el candidato del movimiento CREO, Guillermo Lasso, se ha hecho con el 48,93 por ciento de los apoyos.

El presidente del Consejo Nacional Electoral, Juan Pablo Pozo, encargado de hacer el anuncio, ha indicado que hasta el momento se han procesado 38.653 de las 41.042 actas, pidiendo que los resultados sean respetados.

«Ecuador ha dado muestras al mundo de participación y democracia. Respetar los resultados es de respeto a cada ciudadana y ciudadano que acudió a las urnas de forma libre y democrática», ha manifestado.

Lasso impugnará los resultados

JUAN CEVALLOS | AFP

El candidato del movimiento opositor CREO, Guillermo Lasso, ha anunciado este domingo que impugnará los resultados de las elecciones en Ecuador, en las que se ha impuesto el oficialista Lenín Moreno, según los datos facilitados por el Consejo Nacional Electoral (CNE).

Según los resultados del organismo, correspondientes al 94,18 % del recuento, Moreno se ha hecho con el 51,07 %  de los votos, mientras que Lasso ha recabado el 48,93 % de los apoyos. «No podemos permitir que se pretenda violentar la voluntad popular», ha dicho Lasso, resaltando que su equipo «está trabajando para presentar en el menor tiempo todas las objeciones dentro de los plazos establecidos por la ley».

«Actuemos de la manera más pacífica pero firme en nuestras protestas, que son legítimas en democracia. Ir a la calle y decir: No me robes el voto, porque queremos un cambio en Ecuador», ha manifestado, denunciando «pretensiones de fraude».

Ecuador celebró ayer la segunda ronda de sus elecciones presidenciales tras una campaña hostil y repleta de acusaciones entre los dos candidatos. En juego está el sucesor de Rafael Correa, tras diez años de presidencia.

Se enfrentaban en las urnas el candidato oficialista, Lenín Moreno, y el opositor liberal, Guillermo Lasso. Las encuestas pronosticaban un resultado ajustado, con ventaja para el aspirante gubernamental. Al cierre de esta edición no se conocía el resultado.

«Cualquiera que sea la decisión del pueblo ecuatoriano la acataremos con todo el respeto que se merece», dijo Moreno tras ejercer su derecho al voto.

Lasso, por su parte, animó a los ecuatorianos a acudir a las urnas en un día «crucial» para el país. «Hoy comienza una nueva etapa en el Ecuador, que será el segundo grito de independencia que se escuchará en toda América Latina», dijo el candidato presidencial.

Todos los ojos se centraban ayer en el Consejo Nacional Electoral (CNE). El organismo encargado de hacer el recuento fue muy criticado por la oposición en la primera ronda electoral. Incluso fue acusado de fraude.

Su presidente, Juan Carlos Pozo, garantizó ayer la custodia de todo el material electoral. En la primera vuelta los resultados electorales tardaron en confirmarse cuatro días. Se espera que el recuento sea ahora más rápido, al haber solo dos candidaturas en liza.

Termina una campaña muy activa también en redes sociales. Los mensajes cruzados entre ambas candidaturas han sido constantes. También la desinformación en Internet, en un Ecuador profundamente polarizado.

«Si pudiera me volvía a España mañana mismo. Regresar fue un error»

sss

España fue, durante más de una década, el destino preferido de los ecuatorianos que decidieron emigrar para buscar una vida mejor. El paro era el más bajo de la historia reciente. Época de vacas gordas. No duró. Miles de emigrantes decidieron volver a su país tras el inicio de la crisis económica. Madrid y Quito ofrecieron programas para facilitar el retorno voluntario. La vuelta, para muchos, no ha sido feliz. «Tuvimos que empezar de cero. Así de duro», relata Manuel Espinoza, un ecuatoriano residente en Ferrol durante un lustro.

Ahora hace la competencia a los taxistas de su barrio, el humilde Calderón quiteño, con una pequeña furgoneta. Cobra lo mínimo a sus clientes. «Si pudiera me volvería a España mañana mismo. Fue un tremendo error regresar», señala. En España trabajaba en el sector de seguridad. Encontró un trabajo por unos 600 euros al mes cuando volvió a Quito. Era una época buena. Tampoco duró. El descenso en el precio del petróleo ha sumido a Ecuador en una crisis económica durante los últimos dos años. Perdió su empleo. Encontró otro, por 300 euros al mes, pero también se acabó. «La persona que venga no va a acceder fácilmente a un puesto de trabajo. Con 40 o 50 años, es difícil lograrlo. Por fortuna las nuevas generaciones están más preparadas que la nuestra. Pero eso también nos hace más difícil encontrar un tabajo», señala Manuel Yajamín, migrante ecuatoriano retornado de Madrid.

Trabajó durante años como operario en una gran empresa constructora española. Ahora alquila maquinaria industrial en Quito. Intentó introducir el concepto de encofrado que conoció en España. No lo ha conseguido: «Nuestro principal problema es que traemos nuevos conocimientos, pero no tenemos acceso al crédito para llevarlos a cabo», señala.

María Tesiguan y su marido tuvieron más suerte. Cobraron la totalidad de su subsidio de desempleo, cotizado en España, gracias a los programas de retorno voluntario, y crearon una panadería en Quito. «Volvimos porque habíamos dejado a nuestras hijas atrás. No vinieron con nosotros a España», rememora.

La separación familiar es quizás el mayor drama que viven los emigrantes. Osvaldo Samueza se ha despedido de su hijo mayor en dos ocasiones: «Jamás olvidaré el día en el que dejé Quito. Mi hijo lloraba entre las verjas que separaban la calle de la pista en el aeropuerto. Ahora le he tenido que dejar otra vez. Le llevé a España, y no ha querido volver».