Trump alarga la guerra en Afganistán y los talibanes auguran un cementerio
INTERNACIONAL

«Vamos a Afganistán a matar terroristas, no a reconstruir un país», avisa
23 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Después de años criticando la guerra en Afganistán y cargando contra la estrategia de Barack Obama, Donald Trump reconoció el lunes que la realidad de la Casa Blanca suele forzar a los presidentes a cambiar sus promesas de campaña. Ahora le ha tocado a él y, después de años defendiendo una retirada de tropas de su país de la guerra más larga de su historia, el neoyorquino cedió. No solo no habrá retirada de tropas, sino que el contingente será ampliado. En el cambio es bien visible la huella de halcones de la nueva Administración, así como el peso militar del asesor de Seguridad Nacional, H. R.. McMaster, y del secretario de Defensa, Jim Mattis, fieles defensores de un reforzamiento del despliegue.
Trump salió al paso de las primeras críticas apelando al atentado de Barcelona. «Es un ejemplo de la vileza y la monstruosidad terrorista y debemos combatirlos donde estén», declaró el presidente en su discurso televisado en el prime time.
La misión
Sin plazos. A pesar de que la nueva Administración evitó decir cuántos soldados adicionales serían enviados a territorio afgano para no dar pistas a los terroristas, el Pentágono cifra el nuevo contingente en 4.000 soldados que se sumarán a los más de 8.000 que ya se encuentran sobre el terreno. A pesar del refuerzo, el republicano advirtió al gobierno afgano que su apoyo «no es un cheque en blanco» y que espera ver «nuevas reformas», así como más apoyo en sus esfuerzos por parte de la OTAN y la India. Los primeros, de momento, no parecen muy interesados.
Oferta de diálogo
Posibles entendimientos. En su nueva hoja de ruta y en un intento de aplacar la decepción de sus votantes, Trump retomó uno de sus argumentos de campaña asegurando que en su presidencia el objetivo internacional no va a ser «reconstruir naciones sino matar a terroristas», alejándose así de los propósitos de reconstrucción del país y resumiendo el cambio de filosofía antiterrorista de Estados Unidos. En este sentido, sorprendió cómo el mandatario dejó la puerta abierta a un posible acuerdo político con los talibanes al asegurar que «quizás sea posible conseguir un acuerdo con algunos».
Nuevos enemigos
Advertencias a Pakistán. Sin duda alguna, la continuación de EE.UU. en Afganistán es una manera de influir en la vecina Pakistán, a quien el presidente advirtió que «tiene mucho que perder» si sigue albergando a terroristas.
Washington lleva muchos años pidiendo a Teherán que controle los focos talibanes que existen en su territorio y que según buena parte de los analistas internacionales, reciben apoyo financiero del gobierno pakistaní. China se distanció ayer de las críticas del magnate contra Teherán, horas después de que Estados Unidos hubiese aplicado diferentes sanciones a empresas chinas y rusas por hacer negocios con Corea del Norte.
Las reacciones
Amenazas yihadistas. La nueva estrategia fue aplaudida por una mayoría republicana que, después de días dividida, el lunes pareció reconciliarse con su presidente. A la buena acogida del partido se sumó la del gobierno de Kabul, cuyo presidente, Ashraf Ghani, agradeció el despliegue adicional de tropas. Su satisfacción contrastó con la amenaza talibán que auguró que Afganistán sera «un cementerio para Estados Unidos».
Viaje promocional a la frontera con México para alardear de la caída de ilegales
A pesar de las dificultades que enfrenta en el Congreso, la construcción del muro con México sigue siendo una necesidad para Trump, ávido de triunfos legislativos. Su eficacia fue defendida con ahínco horas antes de que el presidente visitase la frontera con el país vecino desde Arizona, así como las Oficinas de Inmigración y Aduanas establecidas en ese mismo punto. Los datos del Departamento de Seguridad Nacional situaron los arrestos de indocumentados en un 43 % más en la primera mitad del 2017 en comparación con el mismo período del año anterior, con 91.000 detenciones. «Pasar de una valla de 5 millas a 60 en la frontera de Yuma, supuso una gran diferencia», dijeron los agentes. La zona de Yuma, en Arizona, es uno de los puntos que cuenta con más kilómetros de valla en la frontera con México.
Polémico indulto
Sin embargo, a pesar de la defensa que hacen desde el Ejecutivo, en Capitol Hill siguen mirando con recelo no solo el coste del proyecto estrella de Trump, sino cómo este podría afectar a los dreamers (jóvenes traídos al país ilegalmente cuando eran niños) y cuyo estatus todavía pende de un hilo. En este sentido, varios asesores del presidente entre los que se encuentra su hija Ivanka, aconsejan al neoyorquino que legalice a estos emigrantes, tal y como quiere buena parte del Congreso, y aprovechar este movimiento para negociar después un acuerdo con el que consiga leyes que paguen el polémico muro. La estrategia ha sido inmediatamente censurada por los propios dreamers, que rechazan ser una moneda de cambio: «Nos oponemos rotundamente a ser parte de una negociación para aprobar un plan racista», aseguró la organización United We Dream (Unidos soñamos).
La polémica no solo se ciñe a los dreamers. El viaje de Trump a Arizona y su discurso posterior en Phoenix sirvió para que muchos medios estadounidenses sospechasen desde hace semanas que el presidente aprovecharía su visita para indultar al polémico exsheriff Joe Arpaio, conocido por su mano dura contra la inmigración ilegal y que el pasado mes fue declarado culpable por desacato por un caso racial contra conductores hispanos.
Bannon ataca al magnate en su primer artículo
el discurso de Donald Trump sobre la estrategia a seguir en Afganistán abrió la puerta a un nuevo enfrentamiento entre el presidente y su exjefe de estrategia, Steve Bannon, quien el mismo día en el que fue despedido de su cargo volvió a ocupar su asiento en la cúpula de Breitbart News.
Fue en esta plataforma donde se escucharon las primeras críticas contra el giro del neoyorquino en política exterior. Bajo titulares como «Trump invierte el rumbo», o «Bandazo», el periódico conservador cargó sin mesura contra una alocución presidencial que definió como «sombría». «El discurso fue una decepción para muchos que durante la campaña, habían apoyado sus llamadas (las de Trump) a poner fin a la costosa intervención extranjera», aseveró el diario.
Bannon, uno de los principales arquitectos de la agenda nacionalista de Trump, se opuso fervientemente a enviar más tropas a Afganistán, tanto en la campaña electoral como durante su estancia en la Casa Blanca. Su postura lo enfrentó a pesos pesados del ala oeste como el secretario de Defensa, Jim Mattis, o al asesor de Seguridad Nacional, H. R.. McMaster, a quienes Breitbart culpa de un cambio que incluso compara con la política que llevó a cabo el expresidente Barack Obama. «Fue el mismo discurso de su predecesor en el año 2009», añadió el rotativo. En sus páginas, la única historia positiva para el magnate estuvo dedicada al senador ultraconservador Rand Paul, un ferviente opositor a cualquier aumento de tropas.
El tono utilizado en cada uno de los textos publicados deja en entredicho las palabras de Steve Bannon del pasado viernes, asegurando que iría «a la guerra por Trump y en contra sus oponentes». Es más, conviene recordar que ya son varias las reuniones editoriales dirigidas por Bannon en calidad de presidente ejecutivo y en las que minuciosamente, se ha fijado el camino a seguir.
La cobertura de la nueva estrategia en Afganistán demuestra que el populista tiene mucha artillería guardada contra sus excolegas de la Casa Blanca y está más que dispuesto a utilizarla, aunque esto signifique tener que disparar también contra el presidente estadounidense.