Trump pone a prueba su liderazgo ante la catástrofe del «Harvey»
INTERNACIONAL
La tormenta bate todos los récords de lluvia en EE.UU. con 57 billones de litros
30 ago 2017 . Actualizado a las 07:58 h.Al igual que George W. Bush con Katrina y Barack Obama con Sandy, la fuerza de la naturaleza ha puesto a prueba el liderazgo de Donald Trump. Después de días mostrando su habilidad para la comercialización, calificando la tormenta como «la mayor de todos los tiempos», el presidente y la primera dama aterrizaron ayer en Corpus Christi, Texas, devastada desde que Harvey tocó tierra como huracán de categoría 4 el pasado viernes.
«Ha sido de proporciones épicas. Nadie ha visto antes algo así», exageró el presidente. Consciente de la prueba que enfrenta su Administración, Trump prometió toda la ayuda que sea necesaria por parte del Gobierno federal. En los esfuerzos de recuperación de las áreas afectadas, el trabajo de los departamentos de Salud y Vivienda será fundamental. Por ello, sus respectivos secretarios, Tom Price y Ben Carson, formaron ayer parte de la comitiva presidencial.
La visita de Trump no incluyó la ciudad de Houston. Oficialmente, esquivó el paso por la cuarta ciudad de Estados Unidos para no entorpecer las operaciones de búsqueda y rescate, que continúan a un ritmo de mil llamadas de auxilio por hora. Ya son 3.500 las personas rescatadas y más de 17.000 se encuentran en albergues en todo el estado. El problema ahora es el Centro de Convenciones de Houston, que funciona muy por encima de su capacidad. «De 5.000 camas habilitadas hemos pasado a casi 10.000», confirmó uno de los responsables de Cruz Roja.
La situación está lejos de mejorar. La presa Addick, en las afueras de Houston y diseñada para controlar las inundaciones, comenzó a desbordarse ayer por la mañana provocando las primeras crecidas en el noroeste de la ciudad. «Get out now!» (salid ahora), alertaron los agentes a los vecinos que continuaban en la zona. Ahora, todos los ojos están puestos en Baker, un segundo dique que probablemente también se desborde y provoque que el nivel del agua suba todavía más en una urbe ya anegada.
Ayer, Harvey rompió todos los récords de lluvia caída sobre el territorio continental de EE.UU., superando los 57 billones de litros. Para las próximas horas, la tormenta habrá saturado el sureste de Texas con suficiente agua como para llenar más de 100 veces todos los estadios de la NFL.
La amenaza empeora
Harvey seguirá arrojando agua sobre Houston y poco a poco comenzará a desplazarse hacia el este. Sus efectos ya se sienten en Luisiana donde el Centro Nacional de Huracanes ha advertido que las inundaciones empeorarán. En Nueva Orleans saben a lo que se enfrentan y, aunque la amenaza en comparación a Texas no es tan grave, las imágenes de la devastación revivieron dolorosos recuerdos a los supervivientes del Katrina. Curiosamente, ayer se cumplía el 12º. aniversario del huracán que azotó sin piedad esta ciudad ubicada al borde del río Misisipi y que puso contra las cuerdas a la Administración Bush, acusada de no gestionar eficientemente el desastre.
El precio de la gasolina se dispara por el cierre de las plataformas petrolíferas
Además de las graves inundaciones, el Harvey ha afectado de lleno a la actividad energética de un estado que aglutina el 30 % de la capacidad de refino del país. El paso del huracán devenido en tormenta tropical, ha provocado el cierre de muchas plataformas, llegando hasta el 22 % de la capacidad de producción suspendida. Texas es una zona fundamental para la industria petrolífera de Estados Unidos y su parálisis está forzando al aumento del precio de la gasolina en el país, una tendencia alcista que seguirá en los próximos días.
La respuesta a la tormenta también plantea importantes desafíos en cuanto a los costes de recuperación se refiere y que cálculos preliminares ya cifran entre 30.000 y 50.000 millones de dólares. En este sentido, y a pesar de que Trump prometió toda la ayuda federal necesaria, los trabajos de desbloqueo de fondos para la reconstrucción no se presentan fáciles.
Las negociaciones podrían verse obstruidas por una vieja disputa en el Capitolio que protagonizaron varios legisladores texanos en el 2012. En aquel entonces, senadores como Ted Cruz votaron en contra de un paquete de ayudas de 51.000 millones de dólares para asistir a Nueva Jersey tras el paso del huracán Sandy en un supuesto intento de no aumentar el déficit público. Ahora, y aunque todavía no se han solicitado los fondos formalmente al Congreso, el recuerdo de aquel pulso parlamentario está más vivo que nunca en la memoria de aquellos que sufrieron el envite de los ultraconservadores.