Diputado por la conservadora y nacionalista Nueva Alianza Flamenca, ha protagonizado varios episodios xenófobos, como el de negar la acogida a una familia siria
30 oct 2017 . Actualizado a las 19:32 h.El secretario de Estado belga de Migración y Asilo, Theo Francken, se ha hecho un hueco en la crisis catalana al sugerir que el expresidente Carles Puigdemont puede solicitar «asilo político» en Bélgica, pero ya anteriormente era uno de los miembros más polémicos del Gobierno belga.
Un editorial del diario belga Le Soir ha calificado de «estupidez» las declaraciones de Francken, a quien acusó de haber dado una «puñalada en la espalda» a su primer ministro, Charles Michel, que se tuvo que desmarcar de sus declaraciones y pedirle que no echara «más petróleo al fuego».
Le Soir comentó el movimiento de Francken como una estrategia para ganar puntos ante sus electores, ya que su partido aboga por la independencia de la región belga de Flandes, aunque señaló que le ha hecho perderlos frente a Charles Michel y a Bélgica, a quien «ha sumido en el ridículo en la escena internacional».
Francken, diputado del Congreso belga por la conservadora y nacionalista Nueva Alianza Flamenca (N-VA), ha protagonizado varios episodios xenófobos y polémicos desde su nombramiento como secretario de Estado.
Una de sus reacciones más criticadas y sonadas a nivel internacional fue la negativa en noviembre del 2016 a otorgar visados a una familia siria de Alepo con dos hijos de cinco y ocho años, después de que una familia belga de Namur, al sur del país, aceptara su acogida. Francken fue multado con 4.000 euros diarios por negarse a facilitar un visado humanitario a la familia y alegó que «Amberes ya se había mostrado suficientemente acogedora con los refugiados». Finalmente, el Consejo de Contencioso de Extranjería belga dio la razón al político belga y retiró la multa.
En octubre del 2015, medios del grupo Sudpresse desvelaron que Francken había enviado una carta a los iraquíes en Bélgica en la que les invitaba a regresar «voluntariamente» a su país ya que, les recordaba, la Administración belga había congelado las demandas de asilo de la región de Bagdad.
Al comienzo de la legislatura, en octubre del 2014, la televisión pública belga se hizo eco de la asistencia de Francken al cumpleaños de un antiguo miliciano de extrema derecha que fue miembro de un partido político belga y colaboró con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Ante aquel episodio, que provocó peticiones de dimisión por parte de grupos de la oposición, el actual secretario de Estado solo criticó como «inaceptable» la «caza de brujas contra un nonagenario», pese a que el hombre nunca había renegado de su pasado.
Varios partidos belgas pidieron hoy «explicaciones» al primer ministro del país, Charles Michel, sobre la posición de su Gobierno, del que forma parte Francken, ante la crisis en Cataluña y tras la visita a Bruselas del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont.