Guerra civil en la izquierda de Ecuador

Héctor Estepa
héctor estepa QUITO / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

José Jácome | EFE

Correa y su sucesor Lenín Moreno se enfrentan a cara de perro el domingo en un referendo sobre la reelección indefinida

01 feb 2018 . Actualizado a las 07:12 h.

Se calienta el fin de campaña electoral en Ecuador. El país sudamericano irá a las urnas el domingo para votar en un referendo constitucional que incluye una polémica pregunta sobre la reelección indefinida y que podría evitar la vuelta del ex presidente Rafael Correa al poder. Son muchos los que han visto la consulta como un plebiscito contra quien gobernó el país durante una década entre 2007 y 2017, entre ellos él mismo, que ha hecho un paréntesis en su nueva vida en Bélgica para hacer campaña por el no.

No es un camino de rosas porque, según denunció ayer, fue retenido por una turba durante una entrevista en una estación de radio del norte del país. «Piedras, palos, huevos. Tratan de incidentar nuestra visita», dijo a Efe. El vehículo en el que viajaba fue rociado de basura y pintado con grafitis por simpatizantes del sí. «Empleados municipales en horas de oficina, muy violentos y agresivos, rompieron los vidrios de Radio Magia», dijo.

La consulta supone la gran batalla del conflicto abierto entre Correa y el presidente Lenín Moreno, considerado su sucesor, pero que poco después de llegar al poder decidió alejarse del correísmo más duro y se mostró dispuesto al diálogo con sectores muy alejados de la política de los gobiernos anteriores. «El giro que ha dado el nuevo presidente ha beneficiado a muchísimos sectores, puesto que ya no existen esas disputas verbales y en algunos casos agresivas de cuando estaba Correa», comentaba ayer en Quito, la capital, Rolando Álvarez, un migrante en España retornado a Ecuador. Otros creen que Moreno se ha vendido a los banqueros.

La tensión aumentó cuando Moreno denunció haber heredado un país con una grave crisis económica y un endeudamiento desmedido, mientras, meses atrás, Correa había presumido de dejar la «mesa servida» en lo económico. El conflicto terminó de estallar con el encarcelamiento del vicepresidente Jorge Glas, preferido de Correa para su sucesión, aunque finalmente no postulado por vinculaciones con el escándalo de sobornos de la constructora brasileña Odebrecht.

Colmaron el vaso las acusaciones de espionaje político vertidas por Moreno contra Correa, cuando se descubrió que había sido colocado un micrófono en el mismísimo despacho presidencial. El ex presidente acusó en multitud de ocasiones a su sucesor de «traidor» y llegó a darse de baja en Alianza País, el partido que creó para gobernar, escindiendo la formación.

La consulta planteada por Moreno no solo cuestiona la reelección indefinida, sino políticas clave del correísmo como la polémica ley de plusvalía o el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, un símbolo de los gobiernos de la última década. El sí a estas medidas se impone en las encuestas. «Eso generaría mayor legitimidad al Gobierno de Moreno y le restaría capital político a Correa», comenta Natalia Sierra, experta en política ecuatoriana.

Quienes apoyan a Correa aseguran que limitar la reelección vulnera los derechos de aquellos que quieren postularse a cargos públicos y defienden las políticas de los últimos diez años. Unas 36 organizaciones y partidos apoyan el sí, cuatro defienden el no. Son lideradas por un expresidente que no parece dispuesto a ver como sus políticas acaban en el olvido.