
En el aniversario de su asesinato, EE.UU. recuerda hoy el legado del líder de los derechos civiles
04 abr 2018 . Actualizado a las 07:54 h.El 4 de abril de 1968 fue el fin de un sueño. El sueño del reverendo Martin Luther King. Fue entonces cuando un disparo en la garganta acabó con su vida mientras charlaba con unos amigos en un balcón del motel Lorraine de Memphis, en Tennessee. El tirador, un exconvicto de 40 años llamado James Earl Ray, silenció la voz del icono de la lucha pacífica por los derechos civiles en Estados Unidos, aunque su legado se escucha y se recuerda hoy con fuerza, cincuenta años después de su muerte.

Nacido en Atlanta el 15 de enero de 1929, King se puso al frente del movimiento por los derechos civiles y contra la pobreza, además de movilizar a miles de personas contra la guerra de Vietnam. A pesar de la preocupación que en la esfera política despertó su influencia, su lucha pacífica fue condecorada con el Premio Nobel de la Paz en 1964, justo un año antes de internacionalizar su mensaje con el famoso discurso I have a dream (tengo un sueño). «Era un creador, no solo un soñador», dijeron al unísono sus hijos, Martin, Dexter y Bernice, en una entrevista en CBS News, el pasado lunes.
Un deseo aún sin cuajar
Sin embargo, cincuenta años después de su marcha, el deseo de igualdad que Martin Luther King reivindicó desde lo alto de las escaleras del Lincoln Memorial sigue sin cuajar en la sociedad norteamericana, y a diario se pone en evidencia que Estados Unidos no podrá reconciliar lo que todavía tiene que reconocer. El país sigue lidiando con buena parte de las verdades que King enfrentó, injusticias a las que se resistió y por las que pagó un alto precio.
A pesar de que la emblemática Ley de Derechos Civiles promulgada por el presidente Lyndon Johnson en 1964 prohibió la discriminación de la población negra, la realidad estadounidense demuestra que la segregación sigue presente en sus rutinas. Los abusos policiales contra la minoría negra, así como el triunfo de un presidente vitoreado por líderes del Ku Klux Klan tras insultar a las naciones africanas y latinoamericanas, son algunas de las sombras de una colectividad que, a su vez, arrastra datos especialmente significativos en torno a la pobreza negra, la brutalidad policial o la tasa de encarcelamiento, que sitúa en un 34 % la población penitenciaria negra, un porcentaje cinco veces mayor que el de los reclusos blancos americanos.
Hace escasas semanas, la historia del I have a dream de Luther King comenzó un capítulo nuevo después de que su nieta de nueve años, Yolanda Renee King, repitiese en Washington las palabras de su abuelo muy cerca de donde él las pronunció, para alimentar el movimiento por el control de armas en Estados Unidos. Lo hizo con toda la responsabilidad que supone llevar el apellido de la persona que lideró la defensa de la igualdad de los hombres ante la Constitución y con el anhelo de una sociedad sin armas y sin violencia, que medio siglo después sigue constituyendo la gran utopía estadounidense.
El motel de Memphis donde se produjo el crimen centrará los actos conmemorativos
Buena parte de Estados Unidos se detendrá hoy para conmemorar el quincuagésimo aniversario de la muerte de Martin Luther King. La ciudad de Memphis, la mayor del estado sureño de Tennessee, donde el activista fue asesinado, será el epicentro de las celebraciones en honor al líder de la lucha por los derechos civiles más influyente y recordado del país.
El Museo Nacional de los Derechos civiles, construido en el mismo motel donde King falleció, organizará un macroevento con actuaciones y discursos de diferentes personalidades. Destacará la presencia del activista Jesse Jackson, que se encontraba junto a King la tarde en la que fue asesinado, al igual que la del congresista de Atlanta John Lewis, uno de los rostros con más peso en la política estadounidense y que también alzó la voz durante la marcha de 1963 en Washington por el trabajo y la libertad. Cuando el reloj marque las 18.01, la hora exacta en la que Martin Luther King recibió el fatal disparo, el museo tocará la campana 39 veces en recuerdo de la edad que tenía el reverendo cuando fue asesinado.
Los homenajes llevan días sucediéndose. Uno de los más aplaudidos fue el protagonizado el lunes por el exsecretario de Justicia Eric Holder. «La era de abusadores e intolerantes no ha quedado completamente en el pasado», advirtió quien fue el primer fiscal general negro en la historia de Estados Unidos, bajo el mandato del también primer presidente negro, Barack Obama.