El ahora vicepresidente primero tomará el testigo de Raúl Castro, que pasa a la segunda línea
19 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Día histórico para Cuba. Por primera vez en décadas, el apellido Castro dejará de estar asociado a la presidencia del Consejo de Estado, el máximo órgano de Gobierno isleño. Este miércoles comenzó en La Habana la sesión de la nueva Asamblea Nacional en la que Raúl Castro cederá el testigo tras haber sucedido a su hermano, Fidel, en el 2006. Ocupó la presidencia de forma interina (2006?2008) y revalidó dos legislaturas más, que en Cuba duran cinco años. Su Gobierno tuvo tres etapas muy marcadas. La primera, muy continuista con la línea política de su hermano Fidel. En el 2008 comenzó un proceso reformista -a buen seguro consensuado con el líder de la revolución- cuyo cénit fue el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Washington.
Algunos cambios
Los cubanos pueden ahora emprender pequeños negocios -hay unos 500.000 trabajadores del sector privado en la isla-, viajar al extranjero, importar bienes, y cuentan con acceso a Internet en las plazas de las principales ciudades. Ese afán reformista se detuvo, sin embargo, con la llegada de Donald Trump, en enero del 2017. La amenaza de un nuevo bloqueo, y la retirada de diplomáticos de la embajada norteamericana tras un escándalo por unos posibles ataques con ultrasonidos a sus funcionarios, que Cuba considera ficción, han provocado una ralentización de las reformas políticas.
Pero Raúl Castro pasa a la segunda línea y este miércoles la Asamblea Nacional oficializó que el ahora vicepresidente primero, Miguel Díaz Canel, de 57 años y con raíces en la localidad asturiana de Castropol, será su sucesor. El primero que no estuvo en la Sierra Maestra con los revolucionarios. Díaz-Canel, un ingeniero que fue primer secretario del partido en Villa Clara y Holguín, además de ministro de Educación Superior, siempre fue el favorito.
Se le considera culto, de buen carácter, que mantendrá el ideario revolucionario de los últimos sesenta años en Cuba. Pocos en la isla esperan cambios inmediatos, menos aún con las amenazas vertidas desde Washington.
Raúl Castro cede parte del poder, pero no todo. Seguirá presidiendo el Partido Comunista cubano que, según la Constitución, rige los destinos del país.