Italia cierra la crisis con la jura de un Gobierno euroescéptico y populista
INTERNACIONAL
El primer ministro es considerado un hombre de paja de Di Maio y Salvini
02 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Noventa días después de las elecciones, Italia tiene Gobierno. Giuseppe Conte, un abogado siN experiencia política, se convirtió ayer en presidente del primer Ejecutivo populista de Italia, fruto del acuerdo entre el Movimiento 5 Estrellas (M5E) y la Liga. Junto a él juraban sus cargos ante el presidente de la República, Sergio Mattarella, sus 18 ministros. Entre ellos, los vicepresidentes: el líder del M5S, Luigi di Maio, también titular de Desarrollo Económico, Trabajo y Políticas Sociales, y el jefe de la Liga, Matteo Salvini, el de Interior.
Lo primero que Conte tendrá que hacer será acudir el próximo martes al Parlamento para conseguir su apoyo, lo que obtendrá sin dificultad. Su primera cita importante será la reunión del G7 en La Malbaie, Canadá, el 8 y 9 de junio, donde tendrá encuentros bilaterales con los líderes de los países más industrializados.
Los interrogantes que acompañan a este Gabinete son muchos, empezando por la estabilidad del acuerdo para gobernar. El propio Silvio Berlusconi mostraba sus dudas sobre la fortaleza del pacto, a lo que Conte respondió asegurando que «demostraremos que este no es un Gobierno débil». Para muchos, Conte es el hombre de paja de Di Maio y Salvini. Serán ellos los que lleven los hilos de un Ejecutivo en el que 5 Estrellas tiene el 32 % de los votos frente al 17 % de la Liga, aunque siempre ha sido Salvini quien ha marcado el ritmo de la negociación e impuesto las condiciones.
Conseguir el equilibrio entre Di Maio y Salvini no será fácil, aunque los dos tienen la intención de agotar la legislatura de cinco años. Tampoco las relaciones con el Parlamento serán sencillas, ya que M5E y Liga unidos cuentan con una frágil mayoría de 32 votos en la Cámara Baja y de seis en el Senado. La fidelidad de sus diputados será decisiva.
Reforma del euro
Las relaciones con Europa serán el tema estrella de esta legislatura. Tanto M5E como Liga han criticado en numerosas ocasiones la moneda única y su permanencia en ella. La propuesta del antieuropeísta Paolo Savona como ministro de Economía puso en jaque la formación del Gobierno. Ahora la postura oficial es la de abogar por una reforma del euro, así como un cambio de ruta en la política de austeridad que la Unión Europea defiende. No van a ser fáciles las relaciones de Roma con Bruselas ni con Berlín, sobre todo con Angela Merkel, a la que tanto M5E como Liga culpan de todos los males de la economía italiana. Los mercados financieros, que dispararon las alarmas durante toda la semana con un aumento de la prima de riesgo, ayer respondieron con tranquilidad y con una bajada de la prima. Ahora todo dependerá de las medidas económicas que el ministro Giovanni Tria tome porque Italia continúa bajo la «vigilancia especial» de Europa.
La UE recibe con frialdad a la nueva alianza antieuropea
Cristina Porteiro
«Nuestra comunidad solo prosperará si se basa en el diálogo respetuoso y en la cooperación leal». Con este recordatorio felicitó el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, al nuevo primer ministro italiano, Giuseppe Conte. Una señal clara de advertencia destinada a los líderes de las dos fuerzas sobre las que se sostiene el Ejecutivo.
Bruselas asiste con especial preocupación a la cristalización de esta nueva alianza antieuropea. Tanto es así que, entre la aparente cordialidad de su carta de felicitación, el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, fue recordando punto por punto a Conte los deberes y compromisos de Italia. «Los Estados miembro deben dar prueba de cohesión y espíritu de solidaridad para acordar una respuesta común a la migración», deslizó temeroso de que la Liga dinamite sus esfuerzos por conseguir una reforma común del asilo. Juncker también sugirió al Gobierno alpino seguir sus recomendaciones: «La Comisión Europea caminará al lado de Italia en el camino de las reformas». Solo un día antes, el conservador ya había pedido a los italianos que dejasen de culpar a la UE de sus desgracias: «Deben preocuparse de las regiones pobres. Esto significa más trabajo, menos corrupción, seriedad». Unas declaraciones que rectificó de inmediato la portavoz comunitaria, Mina Andreeva, asegurando que se refería a «generar más empleo». Esta última salida de tono se suma a la reciente polémica del comisario de Presupuestos, Günther Oettinger. El alemán verbalizó su deseo de que los mercados enseñasen a los italianos a votar.
Roma sigue de uñas. La relación del nuevo Ejecutivo italiano con Bruselas ha empezado con muy mal pie. Igual que Berlín. El ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, manifestó hace escasos días su deseo de que el ascenso de los eurófobos en Italia «no dañe» la relación entre ambas potencias. El portavoz del Gobierno alemán, Stefan Seibert, trató de rebajar la tensión ayer aunque recordó a Conte la importancia de «escucharnos unos a otros» y de «encontrar solidaridad a través del diálogo».
La felicitación de Putin
Moscú se frota las manos. Vladimir Putin felicitó ayer de forma efusiva a Conte, al que ve como socio potencial para torpedear a la UE desde dentro: «Confío en que su actividad permita desarrollar de forma constructiva la cooperación bilateral a todas las diferentes esferas».