Salvini avisa a las oenegés del Mediterráneo: «Los puertos italianos están cerrados»
INTERNACIONAL
Mientras el problema del barco Aquarius parece solucionarse, las críticas le llueven a Italia por un comportamiento que España sostiene que puede suponer un claro ejemplo de «responsabilidad penal internacional por la violación de los tratados sobre derechos humanos». A esta posición se unió también Francia, donde el presidente Emmanuel Macron ha sido aún más duro con el Gobierno de Roma al calificar de «cinismo e irresponsabilidad» la decisión de Roma de cerrar los puertos e impedir la acción de las oenegés.
La reacción del Gobierno italiano no se hizo esperar ante ese aluvión de reproches. Como primera medida, se está considerando la posibilidad de cancelar la cumbre entre Giuseppe Conte y Emmanuel Macron, prevista inicialmente para el viernes en París. El vicepresidente Luigi Di Maio replicó las palabras de Macron aludiendo a su inacción en el Mediterráneo. «Hablan precisamente ellos», dijo Di Maio mientras instaba a Francia a abrir sus puertos a los barcos de las oenegés. Por su parte, el blanco de todos los ataques, el ministro del Interior Matteo Salvini, escribía en Twitter: «España nos quiere denunciar, Francia dice que soy vomitivo. Yo quiero trabajar serenamente con todos, pero con un principio: antes los italianos».
«Primero los italianos»
Ahora que es ministro del Interior, Salvini quiere poner en práctica todas las ideas sobre el bloqueo de la inmigración en el Mediterráneo que ha ido desgranando estos años. La primera sería el control de los barcos de las organizaciones humanitarias que trabajan en la asistencia de quienes intentan atravesar el mar en pateras. Lo ha dejado muy claro en estos días con la crisis del Aquarius, cuando ha dicho que ciertas oenegés «no hacen voluntariado, sino negocios, porque se comportan como taxis» con los inmigrantes que vienen del norte de África. Para llevar adelante la política de mano dura, Salvini ha propuesto el cierre de los puertos italianos al desembarco de los refugiados. «Estoy estudiando cerrar el grifo: puertas abiertas a quien escapa de verdad de la guerra, puertas cerradas para el resto», declaró mientras echaba la culpa de la situación actual al reglamento de actuación de las oenegés establecido por su predecesor Marco Minniti, que «no consiente ejecutar intervenciones realmente eficaces».