Como si de una profesora al final del curso académico se tratara, la primera ministra británica, Theresa May, pidió ayer vacaciones anticipadas, con la diferencia de que no era para los estudiantes, si no para los diputados de Westminster, y en especial para los miembros de su partido, completamente enfrentados entre sí sobre el futuro que debe tomar el Reino Unido tras el brexit
Los parlamentarios se van de vacaciones el martes que viene durante seis semanas, pero May, harta de lidiar con desplantes, dimisiones e intrigas quería echar el candado a Westminster este mismo jueves. Desde el anuncio de unidad de Chequers, las cosas no han ido nada bien para ella y la propuesta de tener cinco días extra de vacaciones no ha mejorado su imagen. Lo único que consiguió fue provocar el enfado y el rechazo de muchos, así como numerosas críticas a su liderazgo.
Para el ex ministro conservador Nicholas Soames, la moción es una «idiotez», mientras que otras figuras importantes la tildaron de «incorrecta» y «absurda». Otros fueron más allá diciendo que se encuentra «atemorizada». Los laboristas creen, por su parte, que «es asombroso que los tories estén tan mal que quieran hacer las maletas y marchar a casa». Una fuente del partido de Corbyn comentó que May «está asustada de sus propios parlamentarios».
La primera ministra sobrevivió ayer a otro intento de los diputados conservadores de cambiar su estrategia de comercio posterior al brexit. En este caso, fueron los partidarios del bloque común, liderados por Nicky Morgan y Stephen Hammond, los que querían que el Reino Unido se uniera a una unión aduanera si no acordaba un acuerdo de libre comercio con la UE. Ganó la votación por solo 307 votos a favor y 301 en contra.
Fueron solo seis votos, pero May respiró aliviada, después de perder minutos antes otra votación sobre la regulación de medicamentos después del brexit. En esta ocasión, los parlamentarios sí que respaldaron una enmienda que mantendría al Reino Unido en la red regulatoria de medicamentos europea.
Uno de los pocos que se atrevió a salir en defensa de May fue el ministro de Comercio, Liam Fox, diciendo que el plan del gobierno «no está muerto» tras los apuros que pasó para aprobar el proyecto de ley de aduanas Las cosas no quedaron ahí, pues la campaña del brexit fue sancionada con unos 69.000 euros (61.000 libras) de multa por violar la ley electoral, según una resolución de la Comisión Electoral que ha remitido el expediente a la policía con el propósito de complementar una investigación judicial.