Los países lindantes se reparten los hidrocarburos y el caviar
13 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Tras más de veinte años de complicadas negociaciones con el petróleo, el gas y el caviar en juego, los jefes de Estado de Rusia, Irán, Kazajistán, Azerbaiyán y Turkmenistán firmaron ayer un acuerdo histórico para definir el estatuto del mar Caspio.
Reunidos en el puerto kazajo de Aktau, los cinco países que bordean el Caspio llegaron a un acuerdo sobre el estatus de este mar interior, en pleno vacío jurídico desde la disolución de la Unión Soviética, a la que pertenecían todos los Estados salvo Irán, con el que existía un acuerdo, caduco en la actualidad. El anfitrión del acto, el presidente kazajo, Nursultán Nazarbáyev, celebró la firma como un «evento histórico». Por su parte, Vladimir Putin consideró que «marcará una época» y llamó a una mayor cooperación militar entre los países del Caspio para «asegurar la paz» en la región.
Según Nazarbáyev, los principales puntos del nuevo acuerdo mencionan la autorización de la construcción de gasoductos submarinos para el transporte de hidrocarburos, cuotas de pesca definidas para cada país y la prohibición de cualquier presencia militar de terceros países en el Caspio. «El mar Caspio solo pertenece a los países del Caspio», recordó inmediatamente el presidente iraní, Hasán Rohaní.
Pero el acuerdo no pondrá fin a todas las disputas en torno al mayor mar cerrado del mundo. Aún así, debería ayudar a rebajar tensiones en la región, que alberga grandes reservas de hidrocarburos, estimadas en casi 50.000 millones de barriles de petróleo y cerca de 300 billones de metros cúbicos de gas natural.
Según el Kremlin, el acuerdo preserva la mayor parte del Caspio como zona compartida, pero divide entre los cinco países los fondos marinos y sus recursos.
Turkmenistán, uno de los países más herméticos del planeta, parece ser uno de los grandes beneficiados por este acuerdo. Este país de Asia Central, rico en hidrocarburos, espera poder construir en el fondo del Caspio gasoductos submarinos para poder exportar su gas al mercado europeo a través de Azerbaiyán. El proyecto, calculado en 5.000 millones de dólares, se topó previamente con la oposición de otros países de la región y aún podría ser rebatido por Rusia e Irán.
Aunque Rusia tuvo que ceder en gran cantidad de temas, «gana buenos puntos por reforzar su imagen de país productor de acuerdos diplomáticos», señala John Roberts, analista del Atlantic Council. Además, el acuerdo asienta la dominación militar rusa en la región al prohibir que terceros países dispongan de bases militares en el Caspio.
El acuerdo asienta la dominación militar de Rusia al prohibir bases de otros países