El magnate niega haber defraudado al fisco. «No tienen nada contra mí», asegura
04 oct 2018 . Actualizado a las 07:45 h.Al Capone solo pudo ser enviado a prisión por malversación. Ahora, una presunta evasión fiscal de Donald Trump ha provocado que la agencia tributaria del estado de Nueva York investigue al presidente de EE.UU. «Estamos revisando las acusaciones enérgicamente, así como todas las vías apropiadas de investigación», anunció James Gazzale, portavoz del Departamento de Impuestos y Finanzas de Nueva York, siguiendo instrucciones del alcalde Bill de Blasio. «He ordenado que se investiguen las violaciones para averiguar si (la familia Trump) pagó los impuestos correspondientes», manifestó el regidor. El anuncio se produjo el martes por la noche, pocas horas después de que The New York Times publicase una información demoledora según la cual el republicano amasó parte de su fortuna en el sector de bienes raíces mediante diferentes fraudes fiscales. La reacción del presidente no se hizo esperar. El magnate calificó la noticia de «pieza agresiva, muy vieja, aburrida y repetida». «En resumen, esto significa que el 97 % de sus historias sobre mí son malas. ¡Nunca se recuperaron de su error electoral», atacó Trump.
Según los expertos tributarios, es poco probable que el republicano se enfrente a un proceso penal por fraude fiscal porque los presuntos delitos se cometieron hace mucho tiempo. Sin embargo, sí podrían establecerse multas por evasión ya que en la ley, no hay un plazo máximo para imponer dichas sanciones.
Según la revista Forbes, la fortuna del republicano es de unos 3.100 millones de dólares y casi no ha variado en el último año. Es más, su paso por la Casa Blanca perjudicó tanto a la marca Trump que en el ránking de los 400 multimillonarios estadounidenses con mayores fortunas, el neoyorquino bajó del número 248 en 2017 al 259 este año. Además, el valor de sus activos cayó un tercio en relación al 2015, cuando su fortuna se estimó en 4.500 millones. Dicha contracción se debe entre otras cosas a que el nombre de Trump ya no es sinónimo de lujo, sino de división, lo cual está alejando a potenciales socios comerciales y compradores.
Senadores y congresistas volvieron a pedir a Trump que divulgue sus declaraciones de impuestos, algo que el presidente ha rechazado en múltiples ocasiones a pesar de que él mismo se comprometió a publicarlas como hicieron sus antecesores. «Sabía que tenía que haber una razón convincente por la cual este presidente no publicó sus declaraciones de impuestos», manifestó el senador demócrata por Illinois, Richard J. Durbin.
Varias investigaciones
Trump afronta ya varias investigaciones sobre sus negocios y finanzas. Por un lado está la demanda de la fiscal general de Nueva York Barbara Underwood a la Fundación Trump, así como a sus directores -el propio republicano y sus hijos Eric, Donald e Ivanka-, por una supuesta violación de la ley de beneficencia estatal y federal para usar fondos de esta entidad con destino a gastos personales. Underwood alegó que la fundación participó en varias transacciones de autocontratación para beneficiar los intereses personales y comerciales de Trump.
Además de esta denuncia, el imperio inmobiliario Trump Organization está siendo foco de atención de dos demandas civiles separadas, así como del fiscal especial del Rusiagate, Robert Mueller, por los tratos comerciales de la compañía con Rusia. Por último, la Fiscalía de Nueva York investiga la participación del presidente en los pagos realizados a su supuesta examante y actriz porno Stormy Daniels, que pueden suponer una violación de las leyes sobre financiación electoral.
«Sin nuestro apoyo, Arabia Saudí no duraría ni dos semanas», avisa el magnate
Que el magnate no se casa con nadie no es ninguna novedad. Que es en sus redes sociales y en los mítines donde traslucen sus verdaderas opiniones, tampoco. Pero este miércoles fueron muchos los que se llevaron las manos a la cabeza al ver al inquilino de la Casa Blanca amenazar de forma expresa al que es uno de sus principales aliados. Y es que Donald Trump tuvo duras palabras contra su mejor socio en el mundo árabe, Arabia Saudí, a quien le exigió que pague a cambio de su protección.
«Amo al rey, el rey Salman, pero le dije: rey, les estamos protegiendo. Sin nosotros quizá no durarían ahí ni dos semanas», dijo Trump durante un acto electoral en Southaven, en Misisipi, en la noche del martes. El reino saudí debe pagar a cambio de esa protección, añadió a modo de exigencia. El duro tono utilizado por el mandatario contra su principal aliado en el mundo árabe llega en un momento de máxima tensión por la subida generalizada de los precios del petróleo.
Trump exigió a la organización de países productores que hiciera algo para forzar el abaratamiento del crudo, pero los miembros de la organización, entre ellos el mayor exportador del mundo, Arabia Saudí, dejaron invariadas las cuotas de extracción en un encuentro a finales de septiembre. La semana pasada Trump y Salman hablaron por teléfono al respecto.
El precio del petróleo, la clave
Tras el desplome de los precios del crudo a partir de 2014, recientemente volvieron a subir, lo que conviene a exportadores como Riad, pero perjudica a países consumidores como Estados Unidos. Uno de los principales motivos de esa subida son las sanciones económicas contra Irán , que hicieron caer considerablemente los suministros del tercer productor del mundo.
Precisamente el ruso Vladimir Putin culpó a Trump de los altos precios del crudo. «Si quieres encontrar a un responsable del aumento de los precios, Donald, tienes que mirarte al espejo», dijo. En un tuit el mes pasado, Trump culpó a países de Oriente Medio sin especificar de continuar «presionando para tener precios cada vez más altos». Putin responsabilizó a Estados Unidos de factores geopolíticos responsables del encarecimiento, como su política iraní.
Cientos de profesores de Yale y Harvard rechazan a Kavanaugh
Donald Trump volvió este miércoles a provocar el rechazo del Partido Republicano tras burlarse de la denunciante de su nominado al Supremo Brett Kavanaugh por abuso sexual. «¿Cómo llegaste a casa? No me acuerdo. ¿Dónde era? No me acuerdo. ¿Hace cuántos años ocurrió? No lo sé?», dijo Trump durante un mitin y en un intento de ridiculizar el interrogatorio de Christine Blasey Ford. La burla presidencial provocó una peligrosa indignación en las filas conservadoras. «No hay tiempo ni lugar para comentarios como ese. Discutir algo tan delicado en un mitin no está bien. De hecho, es espantoso», denunció el senador republicano Jeff Flake. La senadora conservadora por Maine Susan Collins condenó de manera similar los comentarios impropios de Trump y afirmó que «simplemente no están bien». Tanto Collins como Flake son votos clave que los republicanos necesitan si quieren confirmar a Kavanaugh como nuevo juez del Tribunal Supremo por la escueta mayoría conservadora, de 51 senadores a 49.
A la espera de que se produzca una votación preliminar esta misma semana, el FBI ultima su investigación al acusado bajo la presión de la Casa Blanca y de los republicanos. Lo que diga este informe podría definir el destino de la confirmación de Kavanaugh. Si el Buró Federal de Investigaciones encuentra evidencias que corroboren las acusaciones contra el juez o arrojen dudas sobre su testimonio, el futuro del magistrado podría descarrilar. Si por el contrario las pesquisas no encuentran nada que apuntale las acusaciones, allanará el camino para que los republicanos consigan los votos clave para su confirmación.
Con 40 testigos menos
La forma en la que el FBI ha llevado a cabo la investigación ha sido objeto de un feroz debate en el Capitolio. Y es que los demócratas continuaron este miércoles denunciando las supuestas limitaciones impuestas por la Casa Blanca y que pudieron haber motivado que el FBI dejase fuera a al menos 40 testigos con información directa sobre las acusaciones de abuso sexual contra Kavanaugh.
Al margen de las supuestas agresiones, cientos de profesores de Derecho de las universidades de Yale y Harvard (donde el acusado estudió e impartió clase) solicitaron al Senado que rechace la nominación de Kavanaugh por el sesgo político y el desprecio a los miembros del Congreso que el acusado mostró en su interrogatorio y «que hacen inadecuada su presencia en el Tribunal Supremo».