El ultraderechista pidió a sus seguidores que «continúen movilizados» para la segunda vuelta que disputará con el aspirante de la izquierda, Fernando Haddad
08 oct 2018 . Actualizado a las 12:10 h.Jair Bolsonaro se impuso en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil con un triunfo rotundo que casi le dio la victoria definitiva sin necesidad de segunda vuelta. El ultraderechista mejoró todas las previsiones: se acercó al 50 % (se quedó en el 46,05 % de los votos) y disputará la dirección del mayor país de Sudamérica los próximos cuatro años contra el aspirante de la izquierda, Fernando Haddad. El ungido por Lula da Silva también tuvo un resultado mejor del esperado (29,25%), pero su situación urge una llamada al voto útil si quiere vencer a Bolsonaro el próximo día 28.
El día de elecciones solía ser un día de fiesta en Brasil, un país donde el voto es obligatorio. Cuentan en la capital, Brasilia que, sin embargo, los comicios celebrados este domingo pasarán a la historia por el ambiente tenso, alejado del alborozo de bocinazos, cánticos y banderas de los partidos. Solo los votantes de Bolsonaro (con imágenes del candidato y la camiseta de la selección brasileña, que se convirtió en símbolo de la oposición al PT) daban pistas del que habría de ser el resultado en las grandes colas que se formaron en muchos centros de votación por culpa de los problemas en el sistema de biometría.
Tras conocer su victoria en la primera vuelta, Jair Bolsonaro habló a sus seguidores a través de una retransmisión en directo desde su domicilio, donde se recupera de las heridas que sufrió el pasado 6 de septiembre, cuando fue acuchillado en un mitin. Pidió, según informa Efe, a sus seguidores que «continúen movilizados» pues la «victoria final» será el 28 de octubre, el día de la segunda vuelta. «No deja de ser una gran victoria», subrayó.
«No teníamos una gran estructura, somos un partido muy pequeño y estuve hospitalizado unos 30 días», por lo que «es un gran triunfo», apuntó el candidato en alusión a los casi 50 millones de votos que le respaldaron, frente a los cerca de 30 millones (28,3 %) que logró Haddad.
Los principales candidatos fueron madrugadores. El ganador fue a su colegio electoral de Río de Janeiro rodeado de su séquito de seguridad. «Sin un gran partido, sin tiempo de hacer campaña, desbancamos a las figuritas que creían que iban a ganar», dijo con amplia sonrisa y al lado de su hijo Flavio, ganador también del escaño de senador por Río.
En la otra gran urbe del país, São Paulo, Fernando Haddad empezaba a preparar el terreno para la segunda vuelta. «Espero que tengamos una segunda vuelta más civilizada. Tengo el mayor respeto por los aspirantes, sobre todo por aquellos con los que trabajé en el Gobierno de Lula: Marina Silva, Ciro Gomes y Henrique Meirelles». Fue un guiño del candidato del PT a los que pueden movilizar el voto útil contra Bolsonaro en el asalto definitivo.
Encarcelado hace 6 meses, Lula lanzó un mensaje en las redes sociales: «El odio no es la solución para nada». El resultado de ayer pone a Brasil frente al espejo de su división social: el odio al PT impulsó a un Bolsonaro que hizo del discurso del combate de las diferencias sociales y la nostalgia militarista su bandera. Pero el partido de izquierdas ganador de las cuatro últimas elecciones es la única capaz de movilizar a su electorado de manera masiva.
Lejos quedó la tercera vía, de Ciro Gomes, con la mitad de votos que Haddad, y que ahora debería hacer campaña en favor del PT.
La jornada fue tranquila a pesar de los rumores en las redes sociales de supuestos amaños difundidos por seguidores de Bolsonaro, para los que la victoria del PT solo se explicaría como un tongo. Muchos distribuyeron fotos de las urnas con revólveres encima.
1.700 urnas, de las más de medio millón, tuvieron que ser reemplazadas, y la Junta Electoral aseguró que el 100% del voto se emitió telemáticamente.
Jair Bolsonaro (el ultraconservador): Un exmilitar políticamente incorrecto a punto de tocar poder
El exmilitar Jair Bolsonaro (Campinas, 1955) lleva casi tres décadas en política con un denominador común, siempre haciendo gala de un discurso totalmente alejado de lo políticamente correcto. La campaña del candidato ultraderechista, defensor de la familia tradicional, y tildado de machista, racista, militarista y homófobo por sus detractores, tuvo un antes y un después el pasado 6 de septiembre, cuando un perturbado mental de 40 años le apuñaló en el abdomen con un cuchillo de cocina. Fue entonces cuando su figura traspasó las fronteras brasileñas y su fotografía apareció en los medios de todo el mundo. Hay quien le compara con Trump, pero Bolsonaro lleva muchos años en el Parlamento y nunca sus propuestas ultraconservadoras encontraron eco. Ahora se encuentra muy cerca de tocar poder.
Fernando Haddad (la baza de la izquierda): El moderado que lucha por defender la herencia de Lula
Al académico Fernando Haddad (São Paulo, 1963) le cambió la vida el pasado 11 de septiembre, cuando se convirtió en el candidato presidencial del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, sustituyendo en la papeleta electoral al expresidente Lula da Silva (2003-2010), un mito para parte de los brasileños y en la cárcel desde el pasado abril por corrupción pasiva y blanqueo de fondos.
Haddad es un abogado con máster en Economía y doctor en Filosofía muy carismático entre los jóvenes progresistas. Nació en una familia de comerciantes libaneses y fue criado en una zona de clase media de São Paulo. Está casado con Ana Estela, una odontóloga, y tiene dos hijos.
Se afilió al PT con 20 años. Representa el ala moderada de la agrupación y se labró su prestigio como alcalde de São Paulo, su ciudad natal.