Liz Warren lanza las primarias demócratas a dos años de las urnas

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Scott Eisen | AFP

La victoria parcial en las elecciones de mitad de mandato devuelve la ilusión a los rivales de Trump para la Casa Blanca

02 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Los politólogos de la vieja escuela -o sea, los anteriores a la irrupción de Donald Trump y el resto de formaciones populistas en todo el mundo- le dan especial importancia a los que en sus libros de estudio se denomina first movers. Sería la aplicación anglosajona del viejo dicho español de que el que da primero da dos veces. Acostumbrada a esos viejos códigos, la senadora Elizabeth Warren ha querido aprovechar la efervescencia de la victoria parcial de los demócratas en las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos y lanzarse al ruedo para postularse como aspirante a encabezar el ticket de su partido para desalojar de la Casa Blanca al magnate.

En plena Nochevieja, Warren dio ese primer paso para hacerse con la nominación de su partido, que consiste en el lanzamiento de una comisión de apoyo que permite recaudar fondos, pero también tomar el pulso del sustento real con que cuenta un candidato para una primaria que se espera sea especialmente concurrida.

«La clase media estadounidense está bajo ataque», dijo en un vídeo grabado en la cocina de su casa Warren, quien representa desde 2013 al estado de Massachusetts en el Senado. En este manifiesto, en el que mezcla imágenes de su vida con sus opiniones políticas, Warren clamó por una mayor regulación de la banca y de Wall Street, un sistema de salud universal y una mejora del salario mínimo. También abogó por la defensa del medio ambiente.

Warren, que ejerció como académica en Harvard, ha sido una defensora acérrima de los derechos de los consumidores y de los trabajadores. Sin embargo, en la opinión pública se ha hecho conocida por sus frecuentes peleas con Trump, de las que no siempre ha salido victoriosa.

Rebautizada como Pocahontas

En sus mítines Trump se burló de que Warren -rubia y de ojos claros- se enorgullezca de tener ascendencia indígena, poniéndole como sobrenombre Pocahontas. Después de que Trump le ofreciera donar un millón de dólares a la institución de beneficencia de su preferencia si se hacía una prueba de ADN para probar si era o no indígena, ella lo hizo, esperando con eso ganar la discusión. Pero cuando la prueba mostró que tenía solo un lejano ascendente, no quedó claro quién se había burlado de quién.

Warren defiende el derecho a las mujeres a elegir en el caso del aborto, apoya que haya un mayor control de las armas y sostiene que se debe expandir la cobertura de salud.

La carrera por la nominación va a ser larga y ardua, y en las apuestas hay al menos 30 nombres que suenan como candidatos. Entre los que ya han declarado sus intenciones están Julian Castro, exsecretario de Vivienda del gobierno de Barack Obama, el congresista John Delaney y Richard Ojeda, un exparacaidista que es senador en Virginia Occidental.

Pero los nombres de peso, como el exvicepresidente de Obama, Joe Biden, el senador Bernie Sanders, que perdió las primarias demócratas en el 2015 frente a Hillary Clinton, o Beto O’Rourke, que tiene un gran tirón en el electorado, tienen más apoyos por ahora que la propia Warren y esperan aún antes de dar el paso de someterse a las primarias.

El presidente rechaza la oferta de la oposición para levantar el cierre federal e insiste en el muro

Trump, rechazó ayer por Twitter la propuesta de los líderes demócratas para reabrir la Administración, que lleva cerrada desde el pasado 22 de diciembre, porque no incluye los fondos que él considera necesarios para la construcción de un muro en la frontera con México. «Los demócratas, tal como sospechaba, no han asignado dinero para un nuevo muro. ¡Tan imaginativo! El problema es que, sin muro, no puede haber una verdadera seguridad fronteriza, ¡y nuestro país debe tener una frontera sur fuerte y segura!», señaló.

Trump desestimó así el plan que los líderes demócratas del Congreso estadounidense anunciaron ayer para intentar reabrir el Gobierno a partir del 3 de enero, cuando tomarán el control de la Cámara Baja. Los demócratas planeaban aprobar un proyecto de ley de presupuesto provisional para financiar el Departamento de Seguridad Nacional hasta el 8 de febrero, ampliando los fondos para cercados fronterizos y otras medidas en 1.300 millones de dólares, lejos de los 5.000 millones pedidos por Trump.

En concreto, la parálisis de la Administración afecta a agencias de diez departamentos del Ejecutivo, incluyendo Transporte y Justicia; así como a decenas de parques nacionales, que suelen ser una gran atracción turística.

El cierre también perjudica a 800.000 de los 2,1 millones de trabajadores federales, que no cobrarán mientras permanezca cerrado el Gobierno y están a expensas de la aprobación de un nuevo presupuesto.

Para hoy mismo está anunciado también el cierre de los museos públicos y el zoo de Washington, en otro paso más del bloqueo de la Administración.