«Con lo que manda mi hija de Perú podemos dar de comer a sus niños»
INTERNACIONAL
Mariela Pérez decidió salir de Venezuela al no poder pagar la medicina a su pequeño
12 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.A sus 77 años, a Heriberto Pérez le ha tocado una dura tarea: cuidar de dos nietos, de 14 y 9 años, mientras su hija Mariela se encuentra en Perú ganando dinero para poder enviarles remesas. «Es un trabajo muy duro para nosotros, para mí y para mi esposa, pero, por lo menos, con lo que mi hija manda desde Perú podemos darles algo de comer a los niños, llevarlos al colegio, etcétera», señala. Al mes les envía unos 100 dólares (poco más de 87 euros). «Aquí ella no ganaba nada, y nosotros, con nuestra pensión, nos estábamos muriendo de hambre». La pensión de Heriberto y su esposa no llega a los 10 euros.
Su hija es ingeniera, pero trabaja en un hotel como mucama. En Venezuela trabajaba para el Ministerio de Producción y Comercio, pero su sueldo no llegaba a 30 dólares mensuales (26 euros). «Antes nos rendía más la remesa, pero ahora se está poniendo complicado. Todo es muy caro. El miedo mío es que los muchachos se me descarríen. Sobre todo el grande», señala.
Heriberto se queja de que antes el dinero rendía más, pero ahora todo está mucho más caro En Venezuela no es solo que los ingresos hoy son los más bajos del continente, con 92 % de la población por debajo del límite extremo de pobreza por ingresos, unos dos dólares diarios; es que la improductividad de la economía y los sobornos que enfrentan los productores de alimentos ha hecho que, por ejemplo, un kilo de cebollas cueste cuatro euros. La inflación en dólares esconde una corrección que ha hecho que la moneda lanzada en agosto, y denominada pomposamente bolívar soberano, haya perdido el 95 % de su valor en cinco meses en relación con el dólar. Al chavismo, que ya le ha quitado ocho ceros a la moneda, le tocará quitarle otros cinco este año si la inflación sigue creciendo al ritmo al que lo ha venido haciendo (2.700 % en el 2017, 1.700.000 % en 2018 y un estimado de 10.000.000 % en el 2019), señala el economista Henkel García.
La emigración forzada de cuatro millones de venezolanos en los últimos dos años es la consecuencia del mayor colapso económico sufrido por un país que no esté en guerra en la historia de la humanidad, indica el experto. Quedarse cada vez es más costoso en un país en el que no hay medicinas, la comida escasea hasta niveles inimaginables y cualquier contratiempo puede representar la vida.
Mariela Pérez decidió emigrar cuando su hijo más pequeño necesitó un antibiótico y ella vio que el precio de su tratamiento suponía tres meses de su salario de ingeniera. «Cuando ves que la vida de tus hijos está en riesgo, pues asumes que tienes que hacer lo que sea para cambiar tu situación. En Perú no hago lo que sé hacer, pero espero eventualmente lograr un trabajo en mi área. Y por lo menos sé que los muchachos [sus hijos] pueden comer con lo que yo les mando», señala.
Las protestas por la mala situación son cotidianas y se extienden a todos los rincones de Venezuela. En Caracas, al menos cuatro niños han muerto en lo que va de año en el principal hospital infantil: uno, sin tratamiento para la leucemia, dos horas antes de que Nicolás Maduro asumiera su segundo mandato.
La experta Susana Raffalli, asesora de Cáritas, señala que, según un sondeo hecho por este órgano de la Iglesia católica, tres de cada cinco migrantes venezolanos han tenido que salir por hambre o una necesidad extrema. La producción agrícola ha caído en 73 % desde el 2013, primer año de mandato de Maduro, y la industria agroalimentaria funciona a 21 % de su capacidad.
La Asamblea Nacional pide el apoyo de los militares
Ante el «usurpador» Nicolás Maduro, el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, pidió ayer el apoyo del pueblo venezolano y de las Fuerzas Armadas para que el Parlamento asuma, como se lo está pidiendo parte de la comunidad internacional, algunas competencias del Ejecutivo. El objetivos es «tener un Gobierno de transición y realizar elecciones libres, porque sí se puede», afirmó.
Guaidó, un joven político de 35 años perteneciente a Voluntad Popular, el partido del preso político Leopoldo López, rehusó, sin embargo, jurar como presidente encargado en un acto en la calle en el que participaron no solo opositores tradicionales y líderes estudiantiles, sino también miembros del chavismo disidente, como Nicmer Evans , quien pidió a sus excompañeros «atreverse a asumir que hemos fracasado». «Le hemos hablado claramente a la familia militar porque ellos también pasan hambre, quieren lo mismo que nosotros. Le hacemos un llamado. Aquí está la legítima Asamblea Nacional que asume su cargo (...) Nadie duda de que Maduro es un usurpador. Vamos a encargarnos del mando amparados en los artículos 233, 333 y 350 de la Constitución, pero convocamos al pueblo a respaldarnos», señaló Guaidó, quien desde el jueves viene recibiendo el respaldo de, entre otros, Mike Pompeo, secretario de Estado de EE.UU., y Sebastián Piñera, presidente de Chile.
Marcha para el día 23
El presidente del Parlamento convocó a todos los venezolanos a salir a la calle el próximo 23 de enero, en una fecha muy emblemática para el país, pues se cumplen 61 años del derrocamiento de la última dictadura militar.
Se teme que el régimen de Maduro ordene la próxima semana la disolución de la Asamblea Nacional, como ya ha amenazado el número dos del régimen, Diosdado Cabello.
El argumento que se usaría para la disolución (ilegal) del Parlamento sería el de «traición a la patria» de sus miembros, por apoyar supuestamente la entrega del territorio Esequibo, de 166.000 kilómetros cuadrados, a Guyana, que tiene soberanía efectiva sobre la zona y que la semana pasada recibió el respaldo del llamado Grupo de Lima, que apoya una transición democrática en Venezuela.