Solo la mitad de los empresarios tienen planes de contingencia para afrontar la salida
15 abr 2019 . Actualizado a las 00:57 h.Antes o después la salida del Reino Unido de la Unión Europea - cuya fecha límite se ha retrasado al 31 de octubre- se consumará y la factura habrá que pagarla entre todos, tanto el Estado británico como sus todavía socios. Irlanda, Alemania, Holanda, Bélgica y Francia se llevarán la peor parte en el continente, mientras que en las islas el Banco de Inglaterra prevé hasta un 8 % de caída progresiva en su producto interior bruto del 2019 al 2023 en el peor escenario, y un 7,5 % más de paro.
España, sin embargo, será a priori de los menos perjudicados junto a Italia. Al menos así lo constata el propio Banco de España en un estudio monográfico sobre la cuestión. Sus economistas han hecho cálculos y prevén en cualquier caso un impacto negativo, aunque claramente a la baja según la forma en que se produzca la marcha británica.
Así, en caso de que no hubiera pacto y, además, la salida fuera desordenada la economía española perdería más de 1.800 millones de euros al año y un total de 9.655 millones en el plazo de un lustro. Se cifra la reducción del crecimiento en un 0,82 % del PIB acumulado en todo ese período y de un 0,16 % por ejercicio. El Gobierno español no ha hecho estimaciones al respecto aunque sí el alemán, que eleva la merma a dos puntos de su economía duplicando con creces el peor caso para España.
En el segundo escenario -que por ahora parece el más factible- con una retirada británica ordenada pero sin acuerdos concretos, la merma para el PIB en los próximos años se estima en un 0,5 %, algo más de 6.000 millones a razón de 1.200 al año.
En esta coyuntura se estima que los planes de contingencia sí podrían ser efectivos -en el primer supuesto se teme que la mayoría quedarían cortos-, precisamente ahora que el 45 % de las empresas afirman tenerlos ya listos, frente a solo el 31 % que decían lo mismo hace un año.
La tercera hipótesis sería que el brexit se produjera con un acuerdo formal de intercambios comerciales. En tal caso el impacto negativo sería claramente reducido e incluso recuperable en parte a medio plazo. Conforme a las estimaciones del Banco de España, serían apenas dos centésimas de PIB, unos 240 millones de euros y 127.000 personas afectadas por los despidos.
La automoción, peor parada
Buena parte de esos despidos serían en la industria, el sector más afectado según todas las estimaciones, y en especial la automoción que dejaría de ingresar 886 millones de euros al año. El Reino Unido compra anualmente más de 300.000 vehículos de fabricación española, el 13 % de los que se exportan. Por eso Cataluña y Comunidad Valenciana saldrían peor paradas.
Las actividades agroalimentarias, con una merma anual de 584 millones en sus ingresos -solo en frutas y hortalizas se prevé un impacto de 300 millones-, y las de bienes de consumo como la ropa, con otros 242 millones menos, completarían el trío de sectores muy perjudicados, con el 70 % de las pérdidas totales. A continuación vendrían las industrias química y farmacéutica, así como el turismo, que temía perder más de 1.400 millones en el 2019 antes de la prórroga. Y las exportaciones, según el Banco de España, bajarían de forma «sustancial».
Pero ¿qué pasaría con las inversiones? Las empresas españolas tienen más de 80.000 millones en activos en Reino Unido -sobre todo en la banca (Santander y Sabadell), la energía (Iberdrola) y las infraestructuras (Ferrovial)-, frente a cerca de 45.000 millones a la inversa.
Iberia, pendiente
Iberia, que forma parte del holding de aerolíneas hispanobritánico IAG junto a Vueling, British Airways y Aer Lingus, sabrá en un plazo máximo de dos meses si sus planes de contingencia ante el brexit son validados por el Gobierno español. De ello depende que mantenga su licencia de vuelo para operar sin restricciones entre los cielos de la UE y su viabilidad económica.
El laborismo insiste a Corbyn que exija el segundo referendo
El portavoz del Laborismo en el Parlamento Europeo, Richard Corbett, advirtió al líder de la formación, Jeremy Corbyn, de que millones de votantes contrarios al brexit pueden abandonar a la formación si no apoya otro referendo sobre la Unión Europea en su manifiesto para los comicios de la UE del mes próximo.
Corbett, que encabeza al grupo de veinte europarlamentarios laboristas, hizo la petición ante la inquietud de que los jóvenes y los votantes proeuropeos no les respalden si no hay un compromiso de celebrar otra consulta. «Si el laborismo no confirma su apoyo a un voto de respaldo del pueblo a cualquier acuerdo del brexit en su programa electoral, entonces habrá una hemorragia de votos a partidos que sí tienen un mensaje claro. Si ofrecemos claridad y un voto de confirmación, podríamos tener buenos resultados», dijo Corbett.
El viernes, el ministro de Economía, Philip Hammond, aseguró que ve «muy probable» que el Parlamento británico presente un plan para un segundo referendo sobre el brexit, aunque dijo que el Gobierno mantiene su postura de oponerse a cualquier nueva votación. «Es una propuesta que podría ocurrir y es muy probable que se presente al Parlamento en algún momento», dijo Hammond.
Insultos a Boris Johnson y Rees
Pero las tensiones entre Corbyn y la creciente corriente proeuropea de su partido no paran de crecer. Cada vez son más los laboristas que cuestionan la falta de liderazgo de su portavoz. Algunos, como el diputado David Lammy, recurriendo a excesos verbales de todo tipo. Ayer mismo, no dudó en comparar a los dos principales referentes del divorcio duro con la UE, los conservadores Boris Johnson y Jacob Rees-Mogg, «con los nazis y con los responsables de la Sudáfrica más racista» por sus posturas radicales a favor del brexit. «Ha perdido la cabeza», se limitaron a contestar desde el bando tory a los exabruptos del combativo representante laborista.