El día en que se desató en el Úlster el conflicto entre católicos y unionistas

Juan Francisco Alonso LONDRES / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Un hombre pasa frente a uno de los murales de la zona católica de Derry
Un hombre pasa frente a uno de los murales de la zona católica de Derry STRINGER | Reuters

Las consecuencias del «brexit» en la frontera hacen temer la reaparición de la violencia

14 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

14 de agosto de 1969. Los ojos del mundo se volvieron a posar sobre el Reino Unido. A inicios de ese año, el país había ocupado los titulares porque los Beatles dieron su último concierto en la azotea de un edificio de Londres, pero ahora el motivo era otro: la violencia en Irlanda del Norte. Después de tres días y dos noches de enfrentamientos entre miembros de la mayoritaria comunidad protestante unionista y de la minoritaria católica nacionalista, llegaron a la región los primeros 300 soldados británicos enviados por el Gobierno de Londres para intentar recuperar la paz.

La llamada operación Banner (pancarta, en español) fue presentada como algo temporal y «limitado», de acuerdo a lo publicado en su momento por la BBC. Sin embargo, el envío de los militares británicos, lejos de apaciguar los ánimos, los exacerbó y, por ello, la maniobra terminó prolongándose durante casi cuatro décadas, hasta la firma de los Acuerdos de Viernes Santo de 1998, los cuales pusieron fin a las hostilidades entre el Ejército Republicano Irlandés (IRA) y las milicias protestantes, que costaron 3.000 vidas.

A lo largo del siglo XX, el conflicto en el Úlster estuvo latente. Sin embargo, se desencadenó hace justo cinco décadas. Después de meses de esporádicos incidentes protagonizados por militantes católicos que pedían el fin de la discriminación para los miembros de su comunidad en temas como el derecho al voto, acceso a la vivienda y al empleo, la violencia se desató el 12 de agosto, día que los unionistas celebran en la localidad de Derry una marcha para conmemorar su victoria sobre las fuerzas del rey católico Jacobo II en 1688. Grupos de católicos, que eran y son mayoría en esa ciudad, intentaron impedir la movilización y se enfrentaron con la policía y con los unionistas. A estos hechos se les conoce como la batalla del Bogside, por el barrio en que se concentraron los enfrentamientos.

Los intentos de la policía por restablecer el orden fracasaron y los disturbios se propagaron como el fuego en una pradera seca, hasta llegar a Belfast, la capital de la región, donde ocho personas murieron y más de 700 resultaron heridas. Sobrepasado, el Gobierno norirlandés le pidió al premier británico, Harold Wilson, que enviará al Ejército. 

Corta alegría

Las tropas británicas fueron bien recibidas por los católicos. «¡Ganamos! ¡Ganamos! Derrocamos al Gobierno!», gritaron algunos al ver desde sus barricadas a los primeros uniformados, todos integrantes del primer Batallón del Regimiento Príncipe de Gales recorrer las calles de Derry, reseñó ese año la BBC, según consta en sus archivos digitales.

¿La razón de esta acogida? Los católicos veían en los soldados una fuerza más imparcial que la cuestionada policía local, la cual estaba integrada casi completamente por anglicanos. Sin embargo, esa percepción cambiaría pronto a medida que el conflicto se propagaba y los militares británicos se dedicaban casi exclusivamente a perseguir a los miembros del IRA.

El comportamiento del Ejército lo convirtió en objetivo de los separatistas católicos y así, durante el conflicto, conocido popularmente como The Troubles, 763 uniformados perdieron la vida.

El mismo barrio de Bogside sería escenario el 30 de enero de 1972 del Bloody Sunday (Domingo Sangriento), cuando 14 hombres y jóvenes desarmados murieron por disparos de la fuerza paracaidista británica después de una manifestación pacífica. 

Cinco décadas después, los temores a que reaparezca la violencia están latentes debido a las consecuencias del brexit, en especial uno a las bravas que obligue a establecer una frontera dura entre las dos Irlandas.