El G7 cierra con pequeños avances en la guerra comercial y la crisis con Irán

LA VOZ REDACCIÓN

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Los asistentes a la cena informal que echó el broche a la cumbre del G7 posan para los fotógrafos. Entre los invitados estuvo el presidente español, Pedro Sánchez
Los asistentes a la cena informal que echó el broche a la cumbre del G7 posan para los fotógrafos. Entre los invitados estuvo el presidente español, Pedro Sánchez CHRISTIAN HARTMANN | REUTERS

Francia recibe la visita sorpresa del ministro de Exteriores iraní para bajar la tensión

26 ago 2019 . Actualizado a las 18:57 h.

Pocos esperan noticias positivas de la cumbre anual del G7, diseñada a mayor gloria de la grandeur del presidente francés, Emmanuel Macron, en la tranquila Biarritz. Quizá por esas expectativas tan bajas, el resultado final podría considerarse un pequeño éxito, aunque no hubo comunicado conjunto final ni grandes noticias de las que cambien la agenda mundial en la próxima semana.

El primer golpe de efecto llegó bien pronto por la mañana. Macron hizo valer su condición de anfitrión para imponerse, otra vez, al estadounidense Donald Trump y llevarle la contraria en otro asunto estratégico del inquilino de la Casa Blanca. Macron mantuvo una reunión «positiva» al margen de la cumbre del G7 con el jefe de la diplomacia iraní, Mohamad Yavad Zarif, que aterrizó por sorpresa en Biarritz.

La cita llegó tras un entuerto en el que Macron aseguró haber recibido la encomienda del G7 de liderar las conversaciones con Irán, algo que tuvo que desmentir más tarde ante el enfado de la Casa Blanca. La reunión no presentó más avances que la reapertura del diálogo. «El camino por delante es largo, pero vale la pena intentarlo», resumió Zarif.

Frenar la guerra comercial

La cumbre del G7 subrayó también su inquietud por las tensiones comerciales, que suponen una amenaza para el crecimiento económico global, una preocupación ante la que Trump, solo pudo contraponer un limitado nuevo acuerdo comercial con Japón.

Con la economía mundial en plena ralentización y la amenaza de una recesión en Alemania y el Reino Unido, en parte debido al incremento de la tensión comercial del último año entre EE.UU. y China, pero también por la amenaza de un brexit sin acuerdo, esta cumbre de Biarritz tenía como objetivo buscar alguna forma de tregua.

La canciller alemana, Angela Merkel, recalcó que Alemania quiere en primer lugar «que haya un acuerdo lo antes posible sobre la Organización Mundial del Comercio (OMC), que debe reformarse y potenciar su papel como árbitro» de estos conflictos.

La tensión comercial, alimentada especialmente por Trump y sus sanciones y aranceles a China, pero también con amenazas a la Unión Europea y otros países, protagonizó la primera sesión. Los líderes del G7 convinieron en que «China es una amenaza sistémica, que supone un desafío en término de distorsión del comercio», pero «no hay acuerdo sobre cómo lidiar con China», añadió un portavoz de la UE.

Trump aseguró que los demás miembros del G7 no le pidieron que frenara la guerra comercial con China, aunque reconoció tener dudas sobre todo lo que hace. «Nadie me ha dicho eso», respondió el presidente estadounidense a la pregunta de si sus aliados del G7 le habían presionado durante la cumbre para poner fin a la tensión con el gigante asiático.

Trump sí reconoció que tiene algunas «dudas» sobre sus decisiones sobre China, ya que duda «sobre todo», y apostó por continuar el diálogo con Pekín. Poco después, la Casa Blanca precisó a través de portavoces y asesores que las «únicas dudas» de Trump consisten en «si debía haber sido incluso más duro con China».

Entendimiento con Japón

Mientras la tensión comercial con China oscila con los altibajos verbales del inquilino de la Casa Blanca, este anunció junto con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, el final de las negociaciones de un nuevo acuerdo comercial bilateral, aunque parece que de alcance limitado. El acuerdo se centrará en agroalimentación, industria y comercio digital. Trump se esforzó en destacar la importancia en el primer capítulo, después de que buena parte de las represalias chinas contra EE.UU. se centraran en productos agrícolas y ganaderos, especialmente el maíz.

Biarritz se despidió sin grandes noticias y con una cena informal a la que acudió Pedro Sánchez como invitado.