Anuncia la cuarta fase de su incumplimiento, en la que se inyectará gas a las 1.044 centrifugadoras de la antigua central secreta de Fordo
06 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.El acuerdo nuclear en Oriente Medio firmado en el 2015 agoniza desde la retirada unilateral de Estados Unidos y las duras sanciones impuestas por Donald Trump a Irán, las últimas esta misma semana contra figuras próximas al líder supremo, Alí Jamenéi. La república islámica decidió por ello responder a la violación estadounidense a través de una serie de pasos programados y reversibles, con los que se aleja del texto acordado como medida de presión al resto de firmantes.
Hasán Rohaní anunció el cuarto de estos pasos este martes, que consiste en «inyectar gas» a las 1.044 centrifugadoras de la planta subterránea de Fordo, situada cerca de la ciudad santa de Qom, al sur de Teherán.
«Habíamos quedado en que esas centrifugadoras estén funcionando pero sin inyectarles gas, pero ahora daremos ese paso», afirmó el presidente iraní tras recordar que se trata de una decisión «reversible» si el resto de firmantes del pacto (Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania) adoptan medidas concretas que permitan a Irán superar los castigos de Trump.
Fordo es un lugar especial porque fue una instalación secreta hasta que los servicios de Inteligencia occidentales la descubrieron en el 2009. Desde entonces, esta planta subterránea fue empleada como ejemplo de opacidad iraní a la hora de explicar los objetivos de su programa atómico, ya que es aquí donde llegó a enriquecer uranio hasta el 20 %. El acuerdo del 2015 obligaba a los iraníes a remodelar esa instalación y retirar parte de las centrifugadoras para convertirse en un centro de tecnología nuclear y física. Rohaní confesó que «sabemos la sensibilidad internacional respecto a Fordo y las centrifugadoras, pero en cuanto ellos cumplan con sus compromisos nosotros cortaremos ese gas».
Colaboración internacional Este nuevo paso en el alejamiento del pacto fue anunciado mientras los iraníes mantienen la cooperación con los expertos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que prosiguen con sus inspecciones. Además, continúan las negociaciones con el resto de firmantes para intentar salvar un acuerdo que cada vez es más papel mojado. Rohaní señaló al respecto que «no podemos soportar que nosotros cumplamos unilateralmente de modo completo con nuestros compromisos y que ellos no lo quieran hacer», en alusión a los informes elaborados por el OIEA que confirmaban que su país cumplía todos los puntos acordados.
Pero este cumplimiento no era suficiente para Estados Unidos, que aspira a ampliar los acuerdos al programa balístico y exige garantías a la república islámica de que frenará su expansión regional. Unas medidas que están fuera del pacto de Viena, dirigidas a contentar y proteger a los dos grandes aliados regionales de Washington: Israel y Arabia Saudí, enemigos de Irán que siempre criticaron el que califican como «el peor acuerdo posible» rubricado por Barack Obama.
Frente a la política de «presión máxima» impuesta por Trump, Teherán responde con esta estrategia de alejamiento reversible cuyo primer paso fue incrementar las reservas de uranio enriquecido por encima del máximo de 300 kilogramos establecido. Después, excedieron el umbral de 3,67 % en la pureza de sus reservas de uranio hasta llegar al 4,5 % y más tarde pusieron en marcha 40 centrifugadoras de cuarta y sexta generación del tipo IR-4 y 20 de tipo IR-6, mientras que el acuerdo de Viena solo autorizaba a Teherán a emplear las de primera generación (IR-1).
Ahora llega el turno de Fordo y no será la última medida de presión, aunque hasta el momento no ha conseguido su objetivo y los castigos de Donald Trump les impiden exportar petróleo. El ministerio de Exteriores de Francia, el país que ha intentado liderar un proceso negociador para resolver la crisis provocada precisamente por la retirada de Estados Unidos del pacto, lamentó este martes que «el anuncio de Irán va en contra del acuerdo de Viena» y exhortó a Teherán a «revocar su decisión».
Desde Rusia, sin embargo, el viceministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Riabkov, envió un mensaje de comprensión hacia la política iraní. Y es que, a su juicio, «la resolución 2231 fue transgredida de manera flagrante por Estados Unidos, y en esta situación es una irresponsabilidad política endosar la responsabilidad a Irán» cuando deja de cumplir algunos compromisos.