La reacción contra la reforma de las pensiones en Francia guarda paralelismos con la que hubo de ser retirada en 1995 por una huelga histórica que trastocó durante casi un mes la actividad del país, un precedente que forzosamente tiene en mente Macron.
El paro iniciado este jueves tiene, al igual que en 1995, un seguimiento masivo en los ferrocarriles y en los transportes metropolitanos de la región de París, donde viven 12 millones de personas.
El director de orquesta es el primer ministro de Macron, Édouard Philippe, que la próxima semana será el encargado de presentar los detalles. Ironías del destino: el padrino de Philippe en la política no es otro que Alain Juppé, primer ministro en 1995.
El conservador Juppé fue el autor de aquella fracasada reforma y quien la tuvo que retirar bajo la presión de una huelga que duró 23 días y que, como por ahora, se asentó en la casi unanimidad de los sindicatos.
Jacques Chirac había ganado las elecciones en mayo de ese año con un programa cuyo eje principal era luchar contra la «fractura social». Macron conquistó el Elíseo en el 2017 con un programa de corte liberal.
En lo que sí coincide la situación de diciembre del 2019 con la de hace justo 24 años es en un clima social muy deteriorado, ahora simbolizado por las protestas de los chalecos amarillos.
El 10 de diciembre de hace 24 años, Juppé, que se había forjado una imagen de inflexible y soberbio, anunció que los regímenes especiales como el de la SNCF se mantendrían, y se aplazó la reforma de la compañía ferroviaria.