«Entendemos el dolor que les causamos a tantas familias, que vivieron un infierno esperando tener noticias de sus seres queridos», afirma una carta firmada por el líder Timochenko
15 sep 2020 . Actualizado a las 20:32 h.«Les arrebatamos lo más preciado, su libertad y su dignidad», asegura la misiva mediante la cual ocho miembros del secretariado de la extinta guerrilla colombiana de las FARC pidieron «perdón público» a los cientos de personas que secuestraron durante décadas.
«Entendemos el dolor que les causamos a tantas familias, que vivieron un infierno esperando tener noticias de sus seres queridos, imaginando si estarían sanos», continúa la carta, firmada también por Rodrigo Londoño, alias Timochenko, el último líder del grupo subversivo, disuelto tras la firma del pacto de La Habana (2016) y convertido en partido político, aunque persisten disidencias armadas capitaneadas por antiguos comandantes.
Los firmantes de la misiva consideran el secuestro como un «gravísimo error» que «hirió de muerte» la legitimidad y la credibilidad de la guerrilla.
El texto ha sido bien recibido por quienes apoyan el proceso de paz. «Es la primera vez que las FARC reconocen ‘secuestros'. Habían aceptado retenciones. Lo hacen con una crudeza hondísima, porque es un crimen muy cruel y lo dicen con todas las palabras», dijo al diario El Tiempo el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, parte del Sistema de verdad, justicia, reparación y no repetición, que una parte de la sociedad avala como mecanismo para acabar con el conflicto armado, pero otra parte cree que garantiza impunidad para los ex guerrilleros.
Londoño admitió también, horas después, en una entrevista con la emisora W Radio, que en la guerrilla se habían dado casos de abusos sexuales, aborto forzado y reclutamiento de menores, aunque aseguró que no hacían parte de la política del grupo subversivo. Alegó que encontró un proceso de «lumpemización» en las FARC cuando comenzó a liderar el grupo, en el 2011.
Los exguerrilleros decidieron firmar la carta tras el testimonio, en la Comisión, de Ingrid Betancourt, secuestrada entre el 2002 y el 2008. «Hay un descuartizamiento de la identidad y una anulación del ser humano», apuntó, provocando aparentemente la reacción de los ex guerrilleros, a quienes parte de la sociedad exige una mayor entrega de recursos para compensar a las víctimas.