El nuevo socialismo estadounidense crece en el epicentro del capitalismo
INTERNACIONAL
«Trump ha sido una bofetada en la cara y hay que despertar y organizarse»
24 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Son las dos de la tarde y una esquina de la arbolada plaza Washington, al sur de Manhattan, está abarrotada. «¡Sin justicia no hay paz!», gritan alrededor de un millar de personas, la mayoría muy jóvenes. Sus voces se cuelan por entre los edificios cercanos, de ladrillo vivo y escaleras de emergencia en la fachada. Portan banderas rojas y carteles con eslóganes revolucionarios. «Cuando la injusticia se convierte en ley, la rebelión es un deber», reza una de las proclamas.
En el epicentro del capitalismo mundial, la izquierda y distintos tipos de socialismo están creciendo a partir de la crisis económica producida por la pandemia, las protestas raciales y la polarización que ha supuesto la presidencia de Donald Trump.
«La gente está más interesada, definitivamente», comenta a La Voz Ellen Miller, diseñadora gráfica y miembro del partido Alternativa Socialista. «Sobre todo después del covid-19, que ha expuesto muy claramente cómo nuestro país opera para servir al 1 % que está en la cúspide, mientras la mayor parte de la gente simplemente sufre y, francamente, muere», añade, en un país que a causa de la pandemia registra 8,2 millones de contagios confirmados y más de 220.000 muertes.
La marcha ha sido organizada para poner de relieve algunas de las demandas de los movimientos izquierdistas. Los congregados exigen un impuesto para los ricos, un salario mínimo de 15 dólares al día, sanidad pública gratuita, la abolición del cuerpo de migración y un nuevo plan verde. También la disminución del presupuesto policial, tras los abusos de los agentes del orden. El grueso de los manifestantes camina por Nueva York, la ciudad con más multimillonarios del mundo, reclamando invertir ese dinero en proyectos sociales.
«Trump ha sido una bofetada en la cara que ha levantado además a una extrema derecha muy peligrosa. Hay grupos que empiezan a sentirse con coraje para atropellar manifestantes, o proclamar la supremacía blanca. Hay que despertar y organizarse para pararles los pies», comenta Cora Bergantiños, una investigadora madrileña, de orígenes gallegos, que ha acudido a la marcha y que lleva desde el año 2012 en Estados Unidos.
Los movimientos izquierdistas entraron en efervescencia con la iniciativa Occupy Wall Street, en el año 2008, se consolidaron con las fallidas postulaciones de Bernie Sanders a la candidatura demócrata a la Casa Blanca y estallaron tras la llegada al Congreso de personas declaradas abiertamente socialistas, apoyados por el partido azul.
Ocasio-Cortez, la líder
La congresista por Nueva York Alexandra Ocasio-Cortez, elegida hace dos años, es una de las principales protagonistas de ese crecimiento. Ejerce como demócrata, pero está afiliada y fue apoyada por los Socialistas Democráticos de América (DSA, por sus siglas en inglés), que se ha convertido en uno de los focos de la nueva izquierda.
Tenía 8.000 miembros suscriptores hace cuatro años. Ahora cuenta con 70.000 afiliados, dos legisladores, y probablemente conseguirá otros dos asientos en el Congreso próximamente, tras ganar sus miembros las primarias a aspirantes demócratas más moderados. Los movimientos socialistas, en conjunto, cuentan con sentar a ocho representantes en el Legislativo próximamente, todos apoyados por el partido azul.
«Joe Biden ha hecho un trato corrupto a cambio de la nominación de su partido», criticó Trump, señalando a su contrincante. «Ha dado el control a los socialistas, marxistas y extremistas de izquierda, como su candidata vicepresidencial», dijo, en referencia a Kamala Harris. Los comicios, según el presidente, son «una elección entre una pesadilla socialista y el sueño americano».
«No hay una sola sílaba que jamás yo haya dicho que pudiera llevar a pensar que fui un socialista o un comunista», se defendió Biden recientemente. Así lo estarían reconociendo los votantes. El candidato demócrata a la Casa Blanca es más moderado que parte de las bases del partido, y está bien situado en el voto independiente en las encuestas, que rechazan mayoritariamente el socialismo.
Pero no es menos cierto que Biden pilota un Partido Demócrata más izquierdista que hace cuatro años. En el 2016 Hillary Clinton se negó a incluir en su programa un salario mínimo de 15 dólares la hora. En el 2019 ya estaban a favor de la medida 206 de los 235 legisladores demócratas de la Casa de Representantes.
Y los activistas, además, advierten. «Si gana Biden tenemos que trabajar el doble, porque él también tiene un récord racista», dijo un representante de Black Lives Matter durante la marcha neoyorquina, en un país donde la división parece no detenerse.