William Barr, el fiel escudero del presidente populista

R. P. REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

William Barr
William Barr POOL

El fiscal general de Estados Unidos llegó al cargo en medio de la investigación del fiscal Mueller sobre el Rusiagate

10 nov 2020 . Actualizado a las 21:33 h.

William Barr siempre ha sido un fiel escudero de Donald Trump. En solo dos años en el cargo de fiscal general de EE.UU. ha transformando el Departamento de Justicia en un bufete de abogados dedicados a proteger al presidente y a sus amigos.

Más de 25 años después de ser fiscal general en la presidencia de George H. W. Bush, (1989-1993), William Barr volvió al cargo en febrero del 2019, tras ser confirmado en el Senado, en un momento en el que la independencia de ese departamento estaba en entredicho por su papel en la investigación dirigida por el fiscal especial Robert Mueller sobre la injerencia rusa en la campaña presidencial del 2016, que llevó al poder a Trump.

El inquilino de la Casa Blanca alardeó entonces de que Barr había sido su «primera elección desde el primer día», al justificar su decisión de optar por este abogado conservador de 68 años para sustituir a Jeff Sessions, al que decidió despedir tras renunciar a su responsabilidad de supervisar la investigación del Rusiagate.

El 22 de marzo del 2019, Mueller entregó su informe de 447 páginas a Barr. Dos semanas después, hizo públicas sus conclusiones en tres folios y medio: concluía que hubo intentos rusos de interferir en las elecciones, pero descartó una conspiración de la campaña de Trump con Rusia y que el presidente hubiera obstaculizado la investigación. Barr cumplió con su papel y eximió a Trump del delito de obstrucción a la Justicia.

Dos meses después, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, acusó al fiscal general de mentir al Congreso para encubrir a Trump. Los demócratas revelaron que Barr había enviado a los abogados personales de Trump el informe de Mueller para que revisaran las partes publicables antes de ser presentado al Congreso y al público.

Ya dejó constancia de sus maniobras cuando fue fiscal general de Bush padre y le persuadió de que indultará a los protagonistas del escándalo Irangate, altos cargos de la Administración Reagan, que facilitaron la venta de armas a Irán, pese al embargo de armas decretado por el propio EE.UU. para financiar la guerra contra los sandinistas en Nicaragua. En su resurgimiento en el mandato de Trump, Barr defendió la decisión de despedir al director del FBI James Comey y apoyó abrir una investigación criminal sobre una teoría conspirativa contra Hillary Clinton.