El hijo del presidente fallecido, el general Mahamat Kaka Déby, concentra todo el poder en un régimen autoritario y corrupto, pero aceptado por Occidente por su lucha antiterrorista
21 abr 2021 . Actualizado a las 20:30 h.La muerte inesperada del presidente de Chad, Idris Déby, en el poder durante tres décadas, desató una sensación de incertidumbre que las autoridades abordaron con premura, suspendiendo el Gobierno y creando un Consejo Militar de Transición liderado por uno de sus hijos: Mahamat Idris Déby, conocido como Mahamat Kaka, consta como presidente de la República, jefe de Estado y jefe supremo del Ejército.
Mahamat Kaka, de 37 años, la misma edad que tenía su padre cuando tomó el poder en un golpe de Estado en 1990, es la persona encargada de dirigir el país durante los próximos 18 meses hasta la eventual celebración de comicios, según anunció el Ejército después de hacer pública este martes la muerte de Déby en combate contra rebeldes, el mismo día en que se proclamó ganador de las elecciones presidenciales.
Al igual que su progenitor, Mahamat encarna a un hombre de armas, con rango de general, que durante años dirigió los Servicios de Seguridad de las Instituciones del Estado (SERS), entre los que se encuentra la guardia presidencial; cuerpo de élite del que se convirtió en máximo responsable.
Partidos políticos y sindicatos de Chad rechazaron este miércoles la toma del poder por los militares. La Constitución chadiana estipula que, en caso de muerte del jefe del Estado, el presidente de la Asamblea Nacional (Parlamento) debe asumir el poder, de modo que se convoquen elecciones entre 45 y 90 días.
Una muerte sin explicación verosímil
No hay una explicación verosímil para la muerte de Idris Déby, anunciada este martes en Yamena, la capital de este país africano. La versión oficial es que resultó herido mientras pasaba revista a las tropas gubernamentales que luchaban contra los rebeldes del Frente para el Cambio y la Concordia (FACT), milicia con bases en la vecina Libia y que invadió el país hace quince días.
No se sabe cómo falleció ni se explica que el Estado con las fuerzas más poderosas del Sahel permitiera que una guerrilla avanzara sin oposición 700 kilómetros en dirección al sur. Algunas fuentes hablan de que se produjo una reunión con los sublevados que acabó mal, otros incluso sospechan que facciones militares contrarias a Déby aprovecharon la ocasión para deshacerse de él.
La elección del general Muhamat Kaka como sucesor del finado, sí que evidencia que el poder político en Chad radica en las fuerzas castrenses.
El gendarme del Sahel
A lo largo de sus seis décadas de independencia, la antigua colonia francesa ha sido presa de presidentes autócratas y caudillos que llegaban al ejecutivo mediante las armas y sustentos tribales en un territorio sometido a tensiones intertribales. Tras el déspota Hissene Habré, uno de los grandes genocidas africanos, llegó en 1992 Déby, un antiguo piloto militar que ha resultado el dirigente más longevo.
La relativa estabilidad del último de los dictadores chadianos tiene razones geoestratégicas. Francia y Estados Unidos han confiado en el Gobierno de Yamena como garante de la seguridad en el Sahel, una de las áreas más inestables del continente africano. Las tropas chadianas gozan de considerable reputación, vinculada a los problemas internos y su efectiva implicación en conflictos internacionales.
El régimen ha sufrido invasiones de grupos guerrilleros en 2008, 2015 y 2019, tanto desde la anárquica Libia como a partir de Sudán, uno de sus peores enemigos, que siempre ha conseguido neutralizar. El apoyo galo, con medios logísticos y respaldo aéreo, ha sido esencial para resistir las intentonas. La cooperación ha sido estrecha y fructífera para ambas partes. La operación Barkhane, que reúne a París y países africanos y europeos, entre ellos España, en la lucha contra la insurgencia islamista, tiene su base en Yamena.
Las tropas chadianas han ejercido un rol esencial en los últimos conflictos regionales. Chad apoyó en el 2013 al Elíseo en la operación Serval, que restableció la autoridad de Malí en el norte del país. Asimismo, su postura fue esencial para detener el avance de Boko Haram en el lago Chad, cuando la milicia extendía su radio de acción por Nigeria y Camerún. También ha ejercido labores de contención en Níger y se ha implicado en el laberinto centroafricano, un conflicto de improbable resolución. Tampoco podemos olvidar que las milicias negras de Darfur tenían sus bases en las provincias limítrofes con Sudán.
Corrupción
El papel de gendarme ha propiciado cierta magnanimidad de Occidente con sus conflictos internos. El multipartidismo es una entelequia en un Estado autoritario que reprime toda oposición. Los últimos comicios otorgaban el 80 % de los votos a Déby, dispuesto a gozar de un sexto mandato al frente del ejecutivo.
Chad es uno de los países más pobres de África.El 80% de su población depende de la agricultura de subsistencia y la situación no ha dejado de empeorar por el incremento de la violencia salafista y el impacto del cambio climático.
El país se convirtió en productor de petróleo en el 2004, pero los ingresos generados por el crudo no han favorecido a sus 16 millones de habitantes. La explotación ha provocado la contaminación de suelos, destruido ancestrales sistemas de vida, y favorecido a las élites dirigentes y a las fuerzas armadas, destinatarias del 40 % del presupuesto nacional. El régimen de Yamena está considerado uno de los más corruptos del mundo.
La UE llamó este martes al «conjunto de actores implicados a la responsabilidad», con la «prioridad inmediata» de garantizar la estabilidad del país y del conjunto de la región, según el jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell. El presidente francés, Emmanuel Macron, solicitó que el Consejo Militar de Transición, nueva autoridad suprema, asuma la responsabilidad de «una transición pacífica de duración limitada» para lograr «una vuelta rápida a un Gobierno inclusivo». No parece que el dirigente galo conozca a su mejor aliado en África o puede que sus victorias militares, tan provechosas para Europa, hayan producido cierta amnesia histórica.
Idris Déby será enterrado el viernes en Amdjarass, su pueblo natal, después de una ceremonia fúnebre militar que se llevará a cabo el día anterior en la capital del país, Yamena. Entre los asistentes estará Macron.