«Rotspanier»: la odisea de los exiliados españoles olvidados

Pablo L. Barbero BERLÍN

INTERNACIONAL

PABLO L. BARBERO

Una muestra en Berlín recuerda a los republicanos que acabaron haciendo trabajos forzados en Europa y el norte de África

14 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Max Aub abandonó España en 1939, cuando la derrota republicana ya era irreversible. Se exilió a Francia y se estableció en París, donde la paz sería breve: tras la invasión de la Alemania nazi sobre Francia, el literato fue detenido acusado de comunista y enviado al campo de internamiento de Vernet.

Posteriormente fue deportado a Argelia, al campo de Djelfa, y allí fue forzado a participar en la construcción del tren transahariano, una obra faraónica en la que los deportados fueron obligados a trabajar bajo un sol abrasador y en condiciones penosas. Aub consiguió huir hacia México, pero los que no corrieron esa suerte continuaron siendo explotados en condiciones infrahumanas hasta la derrota de la Alemania nazi. Muchos murieron.

Como él, muchos exiliados españoles, alrededor de 100.000, fueron obligados a a trabajar para el régimen nazi en Francia, Alemania, el norte de África y las islas del Canal. Max Aub alcanzaría el reconocimiento más tarde en México por su obra literaria, pero no así la mayor parte de sus compañeros, españoles anónimos que quedaron a la deriva de los totalitarismos. Ahora la exposición Rotspanier («españoles rojos») busca rescatarlos del olvido.

La historia de estos rojos ha sido poco estudiada, explica el comisario de la exposición, el historiador Peter Gaida. «La memoria colectiva en España se centra en primera línea en Mauthausen; existe la película, existe el fotógrafo, existen fotografías y efectivamente también nueve mil españoles que fueron deportados» a ese campo de exterminio nazi, donde la mayoría murió, señala.

En tanto, la exposición Rotspanier se centra «en aquellos que tuvieron la suerte de no ser deportados a Mauthausen», pero obligados a realizar trabajos forzados para el régimen nazi y de los que se conoce relativamente poco, agrega Gaida. El trabajo en torno a esta muestra contribuye de algún modo a cerrar este vacío y dar visibilidad a un colectivo olvidado.

Mano de obra para los nazis

De un total de alrededor de 140.000 refugiados republicanos de la Guerra Civil española, se calcula que 100.000 fueron hombres que acabarían realizando trabajos forzados en territorios ocupados por los nazis o en países colaboracionistas. Muchos fueron mano de obra para la organización nacionalsocialista Todt, encargada de macro-proyectos de obra civil. Otros tuvieron que trabajar para la Francia de Vichy, aunque con diferente suerte: unos 40.000 exiliados republicanos fueron entregados por el régimen del mariscal Pétain al régimen nazi.

Pero muchos de ellos no solo fueron solo víctimas, afirma Gaida, sino que al final de la guerra se convirtieron en actores, tomaron las armas y liberaron algunas ciudades, principalmente en Francia. En este país han recibido últimamente actos de reconocimiento, como los homenajes a la La Nueve, el destacamento de españoles que tuvo un papel crucial en la liberación de París.

Si bien los españoles fueron el grupo extranjero más numeroso en la resistencia francesa contra la ocupación nazi, en Alemania su papel no fue tan relevante. Allí la suerte que corrieron los «españoles rojos» es «apenas un pequeño tema» que queda diluido en el océano de un total de 13 millones de trabajadores forzados extranjeros, afirma Gaida.

La muestra puede verse en el Centro de documentación de trabajos forzados durante la época nazi, en Berlín, hasta el mes de octubre. Se divide en módulos, explicados en tres idiomas (español, alemán y francés) de forma didáctica y con material del Archivo federal de Alemania.

La exposición ha sido concebida por Gaida y su colega español Antonio Muñoz Sánchez, en colaboración con la asociación francesa de descendientes españoles Ay Carmela y la fundación alemana Recuerdo, responsabilidad y futuro. Tras pasar por las ciudades francesas de Burdeos, Pessac y Paum se muestra por primera vez en Alemania, y más tarde podría ir a España, probablemente a Barcelona.