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Biden advierte a los talibanes de una respuesta contundente si hay un ataque

m. ayestaran / a. azpiroz JERUSALÉN, MADRID / COLPISA

INTERNACIONAL

Afganos en el avión español de las Fuerzas Armadas, a su llegada all aeropuerto de Dubái.
Afganos en el avión español de las Fuerzas Armadas, a su llegada all aeropuerto de Dubái. Ministerio de Defensa | Efe

La evacuación se complica tras cerrar los insurgentes el acceso al aeropuerto

21 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Joe Biden sigue intentando justificar el desastre de la retirada de la OTAN en Afganistán y la sorprendente conquista en pocos días del país por parte de los talibanes. Pese al colapso militar del Gobierno afgano, el presidente de Estados Unidos aseguró ayer que «responderá de forma rápida y contundente» ante cualquier ataque de los talibanes contra EE.UU. Biden ha reconocido que recibió los informes y el mismo tomó la decisión de mantener la retirada. Y ha asumido lo decidido. No obstante, ha descargado responsabilidad en un Ejército afgano que tras dos décadas de entrenamiento, ha caído como un castillo de naipes.

Mientras, en Afganistán y tras 20 años de guerra, soldados de EE.UU. y talibanes están obligados a entenderse y coordinarse. Los primeros están en la pista del aeropuerto internacional de Kabul, los segundos controlan el exterior del aeródromo, tienen en su poder el principal puesto de control y de ellos depende que la gente pueda acceder o no al recinto. El Ejército estadounidense aseguró que desde el domingo ya han salido del país 18.000 personas, pero quedan miles y miles repartidas por todo Afganistán que buscan con ansiedad superar ese filtro impuesto por los islamistas.

El caos y la anarquía en el exterior del aeródromo se intensificaron tras conocerse el informe de la ONU sobre el inicio de la purga talibán para localizar a excolaboradores de la OTAN. Con el paso de los días los islamistas consolidan su poder, muestran su verdadera cara y «han cortado la carretera principal que une la ciudad con el aeródromo para restringir el flujo de gente», informó la cadena Al-Yasira.

Los islamistas hablan de amnistía, pero en la práctica ya han puesto en marcha la persecución y buscan casa por casa a afganos que colaboraron con la Alianza durante las últimas dos décadas.

Traslado en helicópteros

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, agradeció a EE.UU., Turquía y Reino Unido sus esfuerzos por asegurar el aeropuerto, calificó la situación de «difícil e impredecible» y lamentó que «el mayor desafío al que se enfrentan los afganos es poder acceder a las pistas».

Países como Alemania tratarán de resolver este problema con el envío de dos helicópteros para poder rescatar a las personas pendientes de evacuación en algún punto de la capital y desde allí llevarlos por aire sin tener que enfrentar el control talibán.

Miles de personas esperan una evacuación que les salve del Emirato. Bahman Shahi, activista afgano, es testigo del caos que impera en los accesos y califica la situación de «anarquía horrible». «Miles de personas, muchos de ellos con doble pasaporte y con documentos que les autorizan a viajar, tratan de llegar a la puerta desesperados. No hay un proceso, un mecanismo que facilite la salida», dice. Desde el domingo al menos 12 personas han perdido la vida y con el paso de los días la presión aumenta por la llegada a la capital de gente de las provincias que busca de forma desesperada subirse a alguno de los aviones militares.

Afganistán vivió su primer viernes de oración bajo el Emirato y los talibanes emplearon las mezquitas para pedir a los afganos que se queden y trabajen para el nuevo régimen islámico. En la mezquita de Pul-e-Kheshti el encargado de dirigir la oración fue Jalil Haqqani, una de las personas más buscadas por EE.UU. en los últimos años por su pertenencia a la temida red Haqqani. Sin dejar el arma en ningún momento, Haqqani exhortó a los fieles a jurar lealtad al Emirato y la respuesta fue inmediata. Washington ofrecía una recompensa de 5 millones de dólares por este cabecilla que ahora se da baños de masas en las calles de Kabul.