Difícil tener coche en el centro de París

Asunción Serena PARÍS

INTERNACIONAL

SARAH MEYSSONNIER

El límite de velocidad baja a 30 y se suprimirán plazas de aparcamiento

30 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La crisis sanitaria y el consiguiente confinamiento, han sido dos aliados de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, para hacer realidad uno de sus principales proyectos: París respira.

El objetivo final es imponer una disminución drástica de la circulación de vehículos en la capital e incitar a los parisinos a utilizar los medios de locomoción alternativos.

Para los automovilistas, este comienzo de curso se presenta complicado porque, además de disminuir el límite de velocidad a 30, para ofrecer «más seguridad y menos molestias sonoras», el ayuntamiento ha decidido mantener 21 carriles para bicicletas que se crearon tras el confinamiento con el fin de inducir a los parisinos a hacer más deporte.

A ello se suma el espacio vial que han recuperado cafés y restaurantes para instalar o ampliar sus terrazas más allá de las aceras hasta el 30 de octubre, así como la voluntad del ayuntamiento de suprimir la mitad de las plazas de estacionamiento en las calles, unas 70.000, antes del 2026, y subir los precios de las que quedan.

Las asociaciones de automovilistas insisten en los problemas que provocan estas medidas a los diez millones de personas que viven a las afueras y que deben usar el coche para ir a París, solo por favorecer a una minoría que vive en la capital. Pero desde el ayuntamiento responden que no es normal que el 50 % del espacio público esté acaparado por los coches, cuando solo un 13 % de los desplazamientos se realizan en automóvil.

Cuando Anne Hidalgo comenzó a gestionar la ciudad, existían 200 kilómetros de carriles bici, ahora hay más de 1.000, y la epidemia ha servido de motor para acelerar esta tendencia.

Más carriles para bicis

El primer desconfinamiento llevó a la creación de 52 kilómetros para ciclistas que seguían el trazado de las líneas de metro para aligerar la concentración de personas en los transportes públicos. La solución para delimitar los carriles con pilones amarillo fluorescentes y bloques de cemento armado han contribuido a afear la ciudad y a dar argumentos a los que se oponen a la disminución del espacio para automóviles. Pero este verano el teniente alcalde, David Belliard, ha anunciado una inversión de 80 millones de euros para hacer permanente lo que parecía un sistema transitorio que estará listo para los Juegos Olímpicos del 2024.

La disminución de la velocidad en toda la ciudad va a contribuir sin duda a que los más reticentes, por miedo a tener un accidente, acaben usando la bicicleta. El temor no es infundado. En el 2020, con la explosión del uso de este medio de locomoción, los accidentes aumentaron un 35 %, ocho personas perdieron la vida y más de novecientas resultaron heridas.

La ambición de Anne Hidalgo no se acaba aquí. También ha creado las «calles de los colegios», que consiste en la peatonalización total o parcial de los alrededores de los colegios para hacer más seguros los trayectos de los niños entre la casa y el colegio. Y en los sitios donde no sea posible, algunos vehículos podrán circular, pero a baja velocidad, dando siempre prioridad a los peatones sobre la calzada.

Suprimir el tráfico

Para finales del 2022 también estaba prevista la supresión de la circulación en todo el centro histórico de París y en los barrios de la rive gauche, pero las elecciones presidenciales se acercan y Anne Hidalgo, que no esconde sus deseos de presentarse, parece que considera más prudente dejarlo para más adelante porque se enfrenta a una fuerte oposición de vecinos y comerciantes.