Macron quiere seducir a los franceses con un plan de ayuda a Marsella
INTERNACIONAL
El presidente galo ha iniciado una visita de tres días a la región, castigada por la violencia que genera el tráfico de drogas
02 sep 2021 . Actualizado a las 08:16 h.Desde ayer, y durante tres días, Emmanuel Macron está en Marsella, ciudad gangrenada por el incremento de la violencia que genera el tráfico de drogas y la mala gestión de sus regidores. Desde que comenzó el año, 15 personas han muerto en diversos ajustes de cuentas, en los que cada vez se ven implicados más jóvenes, como el adolescente de 14 años asesinado el 19 de agosto por tiros de kalashnikov.
Más allá de la inseguridad, el objetivo del presidente de la República francesa es simplemente «mejorar la vida cotidiana de los marselleses», según apuntan fuentes del Elíseo.
Está previsto que Macron detalle esta tarde los medios qué va a aportar el Estado para luchar contra la criminalidad y renovar colegios, viviendas y transportes.
Hay mucho que hacer: en el 2018 se hundió un edificio en el centro de la ciudad, poniendo en evidencia el estado insalubre de las viviendas, un fenómeno que afecta a uno de cada ocho ciudadanos; los hospitales públicos están ahogados por las deudas y los colegios «están en un estado indigno, con goteras y ratas», según el nuevo alcalde, Benoît Payan; sin contar con la división de la ciudad en dos partes, fomentada por la red de transportes: el norte de Marsella, menos favorecido, no tiene ninguna forma de acceso directo a los barrios mejor dotados de la zona sur.
Operación de comunicación
A los que dicen que es un poco tarde para ocuparse de Marsella, cuando solo faltan unos meses para que finalice el mandato presidencial, y que reprochan al presidente de Francia una operación de comunicación para iniciar la campaña electoral sin haberse declarado aún candidato a la reelección, el Elíseo responde que Macron «no ha esperado cuatro años para ocuparse de Marsella», en el sentido de que la ciudad ha disfrutado, como el resto de ciudades, de las políticas públicas desarrolladas por el Ejecutivo.
Lo cierto es que, tras la crisis sanitaria, y las últimas jornadas centradas en la política internacional, Emmanuel Macron ha decidido comenzar el curso político yendo al encuentro de los franceses para que no olviden que durante estos años han estado en el centro de su acción.
El presidente de la República dedicó la tarde de ayer a discutir con los marselleses. Los hay como Mohamed, educador en uno de los barrios marginales, que exigían «la trazabilidad del dinero público» que se destina a esos barrios y que nunca llega. Amine Kessaci, cuyo hermano fue ejecutado el año pasado en un ajuste de cuentas entre bandas rivales por el tráfico de droga, le dijo que «la criminalidad en Marsella no es de ayer, pero ante un cierto abandono, se ha instalado la barbarie».
Estos días servirán a Macron para poner de relieve lo que ya se ha hecho desde el inicio de su mandato, e insistir en su imagen de marca por encima de las corrientes políticas tradicionales. Como subrayan desde el Elíseo, «la voluntad de mejorar concretamente la vida de los franceses, sobre el terreno, día a día, no es de derechas ni de izquierdas», y esa es «la preocupación del presidente de la República».