Scholz centró su campaña en un mensaje anti-populista, y ganó

Yasmeen Serhan THE ATLANTIC

INTERNACIONAL

María Pedreda

Basó su discurso en el respeto y en convencer a los alemanes de que todos son valiosos

03 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En los últimos días de la campaña electoral alemana, el partido de centroizquierda, los socialdemócratas (SPD), parecieron centrar su mensaje final hacia los electores en una sola idea: el respeto. El recado fue esparcido a lo largo del país con pósteres de color rojo vibrante. Ese mensaje destacó también en el discurso de cierre de campaña del candidato Olaf Schloz, quien prometió que Alemania, bajo su liderazgo, reconocería las contribuciones de todas las personas a la sociedad, independientemente de su mérito profesional u origen social.

«Estamos trabajando muy duro en el respeto. El reconocimiento es una cuestión de cómo vivimos juntos en nuestras sociedades», afirmó Scholz a un pequeño grupo de periodistas después de su último mitin, en Colonia. Lo que importaba, señaló, era que todos los alemanes sintieran cierto grado de responsabilidad por el futuro y que ninguno piense que «son mejores que los demás».

El mensaje, aunque serio y algo anodino, contiene un tono anti-populista destinado a combatir la narrativa, tanto dentro como fuera de Alemania, de que los partidos del establishment como los socialdemócratas están desconectados de los deseos y necesidades cotidianas de la gente real. La Alemania dirigida por Scholz —parecía estar argumentando— respetaría las contribuciones de todos los alemanes.

Esta estrategia, por aburrida que fuera, podría haber funcionado: los socialdemócratas obtuvieron la mayoría de los votos el pasado 26 de septiembre, derrotando por primera vez en más de una década al partido de centroderecha, la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller saliente, Angela Merkel. A pesar de que el SPD apenas rascó más de un cuarto de todos los votos, y que el resultado final de la elección es incierto (las negociaciones de coalición podrían llevar semanas o meses), las cifras están siendo recibidas por el partido como «un gran éxito», uno de los que los progresistas pueden aprender.

Y eso se debe en parte a que Scholz y su equipo han aprendido las lecciones de partidos progresistas en otros países. Asesores cercanos al candidato afirmaron que mientras estaba redactando su mensaje político, Scholz estudió dos de los mayores fracasos de la izquierda en la memoria reciente: las elecciones presidenciales del 2016 en Estados Unidos y el referendo del brexit en Gran Bretaña.

Su principal conclusión de ambos eventos fue: «Debemos, como progresistas, tener mucho cuidado en reconocer todas las diferentes elecciones que las personas toman sobre su vida», dijo Wolfgang Schmidt, ministro de finanzas y uno de los asesores más cercanos de Scholz. «Esa es la razón por la que Olaf Scholz habló mucho sobre el respeto. Alguien sin un título universitario no debería tener la impresión de ser visto como parte de una «‘canasta de deplorables’», explicó, refiriéndose al infame error de Hillary Clinton al hablar de los partidarios de Donald Trump.

Es posible que Scholz no esté en desacuerdo con la evaluación de Clinton. Pero su punto es que este tipo de retórica no es la mejor manera de llegar a los votantes. En una entrevista reciente con The Guardian, conjeturó que la razón principal por la que los británicos votaron por el brexit y los estadounidenses por Trump fue que «la gente está experimentando profundas inseguridades sociales y una falta de apreciación por lo que hacen». Durante el discurso final de su campaña, Scholz lamentó la tendencia de la sociedad a determinar el mérito de las personas sobre la base de su educación o profesión, y señaló que los abogados como él no son más importantes para la sociedad que los trabajadores o los artesanos. Al apelar a esos individuos y hacerlos sentir escuchados, según Scholz, los progresistas pueden traerlos de vuelta al redil y, lo que es más importante, alejarlos de los llamamientos de la derecha populista.

De alguna manera, el enfoque de Scholz habla de la naturaleza consensuada del sistema alemán. A pesar de que existen algunas críticas personales y ataques entre partidos (la CDU, por ejemplo, trató de presentar a Scholz como un presagio de la extrema izquierda, a pesar de que actualmente se desempeña como vicecanciller en la coalición de Gobierno de Merkel), la política alemana está muy lejos de la polarización de la estadounidense o británica. Scholz trató de evitar cualquier retórica que lo hiciera parecer abiertamente partidista. Un movimiento que, según su director de campaña, Lars Klingbeil, fue intencionado.

La difícil tarea de cumplir con lo prometido y formar coalición

«Durante las elecciones hay ataques duros, pero al final, sabemos que tenemos que ser respetuosos con los demás porque tenemos que trabajar juntos en algunas coaliciones», aseguró Klingbeil, el secretario general de los socialdemócratas, a varios periodistas, señalando que uno de los problemas que ha observado en la política estadounidense es la inclinación de los políticos a hablar con la base de su partido, en lugar de con la gente en general. Esto, argumentó, no solo provoca polarización, sino también pone límites innecesarios al atractivo del candidato. «Aquí —dijo—, nos enfocamos en el centro de la sociedad».

Ayuda, por supuesto, el hecho de que Scholz no haya tenido que enfrentarse a un gran populista como Trump o Marine Le Pen. Aunque el partido de extrema derecha Alternativa por Alemania (AfD) mantiene una presencia significativa en la política, su apoyo se ha estancado desde que ingresó al Parlamento alemán en el 2017 y será excluido de cualquier conversación para formar una coalición.

Ganar una elección y retener el poder son dos cosas diferentes, y el respeto tiene que ser más que un simple eslogan. En el caso de los socialdemócratas, eso significa cumplir con el compromiso de abordar la desigualdad social, aumentando el salario mínimo en un 25 %, a 12 euros la hora, y reintroduciendo un impuesto sobre el patrimonio para los ricos. Tales promesas no serán fáciles de cumplir, especialmente si se alían con el Partido Democrático Libre (FDP), uno de los vencedores junto con los Verdes, pues son feroces oponentes a las subidas de impuestos. Aunque los socialdemócratas disfrutarán del impulso de haber obtenido el mayor número de votos, esto no garantiza que Scholz suceda a Merkel. Aún así, cree que los progresistas verán su campaña no como un fracaso sino como una guía.

2021 The Atlantic. Distribuido por Tribune Content Agency. Traducido por Lorena Maya.