Los casinos vuelven a florecer en Caracas

Pedro García Otero CARACAS

INTERNACIONAL

Rayner Peña R

Maduro autoriza las apuestas en una liberalización tímida de la economía

04 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

A menos de un kilómetro de donde se caen los pedazos de mármol de la fachada del bingo Las Mercedes, cerrado por Hugo Chávez en el 2009, brillan los casinos de los hoteles Eurobuilding y Tamanaco; y el flamante y recién estrenado casino Humboldt, autorizados por su sucesor, Nicolás Maduro.

El del Humboldt fue trasladado desde el hotel homónimo (construido hace 70 años en la cima del cerro Ávila, a 1.400 metros sobre la ciudad), a la zona comercial más chic de Caracas, Las Mercedes. La leyenda urbana dice que el en el casino del Tamanaco se rifaron tres Ferrari.

En Las Mercedes, urbanización pensada para casas, reurbanizada varias veces y a toda prisa a lo largo de la historia contemporánea de Caracas, los edificios de oficinas de lujo crecen como hongos, colapsando las estrechas calles. Maridan con algunos de los restaurantes que aguantaron los peores tiempos de la ruta venezolana al socialismo, finalmente abortada hace tres años, cuando Maduro inició, a la callada, una liberalización tímida de una economía hasta entonces estrangulada por los controles y destrozada por la hiperinflación.

La desregulación avanzó mucho más en el 2020, cuando la gente comenzó a usar dólares en vez de bolívares y Maduro, con extraña lógica, lo celebró como un «acto de rebeldía» de los venezolanos ante las sanciones impuestas por EE.UU. a su régimen.

Ahora, en el 2021, la oposición a Maduro fustiga la reapertura de los casinos (treinta han recibido permisos), recordando que en el 2009, la medida de cierre de los bingos (no se les permitía siquiera llamarse casinos, aunque sus actividades iban mucho más allá de la del bingo) dejó más de cien mil desempleados.

Además, buena parte de las críticas señalan que son los propios jerarcas del régimen los que se han creado un país a su medida, con bodegones (tiendas de productos importados que también florecen en todo el país), autos de lujo y con el elitista hotel Humboldt, al que se llega por teleférico, como emblema del capitalismo a lo Maduro. Allí, sin base legal, ya funcionaba, desde hacía varios meses, el casino mudado a Las Mercedes.

Una nueva política económica

Sin embargo, los economistas coinciden en que las medidas de Maduro están lejos de ser una política económica que vaya a producir crecimiento o estabilidad en un país extenuado, que ha destruido su infraestructura, al igual que su única industria que era competitiva y que hoy produce apenas 500.000 barriles de petróleo diarios.

Un país del que han huido seis millones de personas, buena parte de su capital humano: médicos, ingenieros, administradores y obreros calificados entre ellos.

«Una política económica no es la apertura de casinos o de bodegones (...) La irresponsabilidad del manejo de las finanzas públicas ha llegado al extremo de que no hay política económica en materia presupuestaria, un presupuesto de la nación», señala Rodrigo Cabezas, quien fuera ministro de Finanzas de Chávez y hoy milita en la oposición liderada por Juan Guaidó.

Por su parte, el economista Andrés Otero señala que Venezuela «es un país de tres millones de habitantes», que son los que tienen capacidad de consumo. Los otros 24 millones son «fantasmas económicos», sin peso en el Producto Interior Bruto, condenados a la economía de subsistencia.

Ese país se concentra en tres municipios caraqueños y algunos de las ciudades más cercanas a la capital, señalan otros expertos, entre ellos uno que exculpa a la boliburguesía (como se denomina a los empresarios y contratistas cercanos al chavismo), de la ola constructora que atraviesan algunas zonas de la ciudad: muchas empresas transnacionales, al no poder repatriar ganancias desde el 2007 (también por orden de Chávez) construyeron edificios de oficinas para tratar de salvar su patrimonio. La mayoría de ellos están vacíos.

En todo caso, Maduro sigue avanzando: la semana pasada, anunció «medidas para los emprendedores», entre las que se incluye la exención de impuestos y un fondo de financiación: tras cinco años de hiperinflación, el crédito bancario está destruido.

Y en la banca, este mes, por primera vez en la historia, los depósitos en dólares superaron a los de bolívares. Un bolívar de hoy son cien billones de hace tres lustros.