Anne Fifield: «No hay otro lugar donde el miedo sea tan palpable como en Corea del Norte»

Olga Suárez Chamorro
Olga Suárez REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Anne Field en Pekín
Anne Field en Pekín Capitán Swing

La periodista neozelandesa acaba de publicar «El gran sucesor» en el que indaga en la figura enigmática de Kim Jong Un

17 feb 2022 . Actualizado a las 20:25 h.

Poca gente en el mundo conoce realmente a Kim Jong Un, un personaje enigmático, déspota, aunque algo cómico en lo físico, que mantiene un régimen dictatorial hermético en Corea del Norte basado en las amenazas: una interior, hacia un pueblo que no se atreve a rebelarse y que idealiza a su familia; y otra exterior, basada en un programa nuclear del que el régimen presume orgulloso.

Una de las personas que más se han acercado a la figura del líder norcoreano es la periodista neozelandesa Anna Fifield, que ha reconstruido el pasado y presente de este tirano y de su familia, acercándose a decenas de personas que lo conocieron de primera mano, en su país y también en su etapa de estudiante en Suiza.

De esta etapa, relata cómo Kim Jong Un vivió con sus tíos y bajo un nombre falso y compartió aula con hijos de diplomáticos y otras élites europeas, aunque apenas un par de ellos supieron que aquel joven tímido, poco estudioso y obsesionado con el baloncesto que desapareció de la noche a la mañana era el mismo que hoy mantiene la estirpe que inició su abuelo en la década de los años treinta tras la división de las dos Coreas. Su libro, El gran sucesor, clave para entender un poco más el régimen norcoreano, acaba de ser publicado en España por Capitán Swing.

—Tras toda la investigación, ¿ha cambiado su idea de este personaje?

—No ha cambiado, pero sí se ha profundizado. Hubo momentos en los que me sentí frustrada por los 25 millones de norcoreanos que viven en ese brutal sistema, pero también llegué a sentir pena por él, por la infancia tan disfuncional que tuvo. Pero la realidad es que él vivió en Europa, conoció esta manera de vivir y, sin embargo, eligió no implantarla en su país porque hacerlo supondría el fin de su riqueza y el del poder de su familia.

—¿Cree que todavía hay aspectos de su vida que desconoce?

—Por supuesto, hay muchos que desconoce el mundo entero, más de lo que podemos imaginar. Por eso no me gusta hablar de biografía. He tratado de reunir toda la información que pude recopilar, hablar con todas las personas que lo habían conocido, para ofrecer un retrato lo más completo posible de su persona.

—De todos los viajes que ha realizado a Corea del Norte, ¿qué aspectos le sorprendieron más?

—La sensación de miedo, incluso más que la de pobreza. La gente es extremadamente pobre en Corea del Norte, pero nunca he estado en un lugar donde el miedo sea tan palpable, donde la gente parezca tan asustada y tan acobardada. Y es comprensible por el sistema tan brutal que tienen.

—¿Cree que la ideología del juche tiene futuro después de Kim Jong Un?

—La idea de juche o autosuficiencia siempre es una farsa, Corea del Norte siempre ha dependido completamente de China y de Rusia para todo tipo de apoyo económico, militar o diplomático. Por tanto, no, no creo que esa ideología tenga futuro, es solo propaganda vacía, un eslogan.

—¿Cuánto tiempo cree que el programa nuclear seguirá siendo una «póliza de seguros» para Corea?

—Mientras exista Corea del Norte, el régimen querrá una bomba nuclear. Ese programa le da una imagen internacional amplificada, un perfil que cualquier país de su tamaño querría. Y además, le ha generado un sentido de orgullo nacional en un Estado que tecnológicamente está atrasado. Los norcoreanos están especialmente orgullosos de que su pequeño país haya desarrollado una tecnología nuclear que sus rivales de Corea del Sur y Japón no tienen.

—¿Cree que Kim Jong Un ha conseguido su promesa de mejorar la vida de la población?

—Hubo progresos y parte de la sociedad sí experimentó una mejora en su nivel de vida, hasta que llegó la pandemia. Las fronteras de Corea del Norte han estado cerradas completamente durante más de dos años, cortando la ya limitada apertura que había con el mundo exterior. Creo que, en estos momentos, la economía norcoreana está en muy mala situación, la pandemia llevó mucho más dolor que el que dejaron las sanciones y el bloqueo a lo largo de décadas. Y hasta el propio Kim Jong Un ha hablado de la posibilidad de otra hambruna. Así que este es un momento muy difícil para él y su régimen.