Ucranianos en Lugo: miedo, ansiedad y noches en vela

María Guntín
María Guntín LUGO / LA VOZ

INTERNACIONAL

Olga, Halyna y Valentyna, ucranianas que viven en Lugo y cuyas familias están en un país en guerra
Olga, Halyna y Valentyna, ucranianas que viven en Lugo y cuyas familias están en un país en guerra Carlos Castro

Cuatro ucranianas que viven en la ciudad amurallada explican la difícil situación que atraviesan sus familias, atrapadas en un país en guerra

26 feb 2022 . Actualizado a las 08:29 h.

Olga, Valentyna y Halina charlan con Oksana apoyadas en la barra del bar. Los ojos empapados de lágrimas y dos televisiones en los extremos del local hablan del avance de las tropas rusas en Kiev. La devastación llega desde el otro lado del mundo a través de una pantalla, y rebota en el pecho de estas cuatro mujeres ucranianas asentadas en la ciudad de Lugo. «Estamos conmocionadas, no podemos asimilar lo que está ocurriendo», dice una de ellas. 

Todas tienen en común algo más que su país de origen y es que viven pegadas al teléfono móvil y a las noticias. Sus padres, hermanos, primos y familiares viven en un país en el que se ha desatado la guerra. Pese a la información que reciben, sienten que no saben nada. Miedo, cansancio y esperanza son las palabras que usan para descubrir la situación que atraviesa su país. «Pedimos a todos los ucranianos que se unan porque estamos en un momento muy duro». Este es el mensaje que quieren transmitir.

«Ya han bombardeado aldeas enteras»

Halyna nació en Jersón, una ciudad atacada por las tropas del presidente ruso Vladímir Putin este viernes, y cuenta, acompañada de su hija Valentyna, que llegaron a Lugo hace 16 años. Estuvieron en su ciudad natal, Jersón, hace apenas dos: «Ya han bombardeado aldeas enteras». Olga, por su parte, lleva casi una década en la ciudad amurallada y proviene de la zona oeste del país, cerca de la frontera con Polonia: «Este jueves bombardearon toda mi provincia», explica. Sus hijos y toda su familia continúa allí y ella está sola en Lugo. La primera noche de esta guerra la pasaron en un refugio antiaéreo: «Era el cumpleaños de mi nieta de 7 años», dice entre lágrimas. En esta zona ya han fallecido decenas de niños.

Oksana llegó a Lugo en 2018 y vive con desolación la situación de su país natal. Pendiente de las noticias que llegan desde Ucrania, vive con dolor una guerra que siente como suya, con la impotencia de no poder hacer nada en la distancia.

«Pedimos a todos los ucranianos que se unan porque estamos en un momento muy duro»

Estas tres mujeres están en continua comunicación con sus familias: «En cuanto colgamos el teléfono sentimos que necesitamos volver a llamarlas», explican. Saben que están vivas, pero no se atreven a decir si saldrán indemnes de esta guerra. Las tres desprenden una sensación que mezcla impotencia y desazón. «Mi madre está sola en casa, menos mal que los vecinos están muy unidos y se ayudan mutuamente», dice Halyna llorando. Sin embargo, la cobertura telefónica falla y la población tiene que apagar las luces en cuanto se va el sol para evitar llamar la atención, por lo que la comunicación con las familias se complica día tras día.

Resistir en un país en guerra

Muchos de sus familiares se niegan a abandonar sus hogares y buscan resistir el mayor tiempo posible. Los que intentan salir se encuentran con grandes caravanas de coches, puesto que los accesos de salida de las ciudades están colapsados ante la huida masiva de personas. «Los rusos están usando la estrategia de ponerse el uniforme de nuestros soldados a las puertas de Kiev», explican. Y nadie sabe qué ocurre con los que caen en la trampa.

Olga, cuyos hijos son jóvenes, explica que podrían ser reclutados para luchar en la guerra: «La juventud ucraniana se está uniendo, cogiendo fuerza. No quieren abandonar su país», narra.

Sobre el conflicto desatado, las ucranianas cuentan que tienen amigos en Rusia que no quieren saber nada de su presidente. Para ellas, lo peor es «la situación de la OTAN y de la Unión Europea». Sienten que no están apoyando a Ucrania y que parece que Europa tiene pánico a un enfrentamiento directo con Putin.

Olga, Valentyna y Halyna se enteraron del estallido de la guerra poco antes de las primeras luces de este jueves. Entonces, llegó la desolación: «Mi marido me dijo que estaban bombardeando Ucrania», cuenta Halyna. Las tres llevan semanas con el corazón a 4.000 kilómetros de distancia, pendientes de las noticias que llegaban de su país. «Sabíamos que no nos iban a dejar en paz, pero tuvimos esperanza hasta el último momento», defienden. Asimismo, hablan de la manipulación que cierne Putin sobre los medios de comunicación rusos: «Encendemos las noticias que ven en Moscú, y en ellas dicen tajantemente que Ucrania atacó primero», cuentan con desolación.