La resistencia de la ciudad acribillada de Mariúpol se agota sin apenas víveres y con los cadáveres apilados en las calles
INTERNACIONAL
En esa urbe estratégica asediada por los rusos, donde hay más de 400.000 personas atrapadas, ya hace una semana que no tienen luz, agua ni calefacción
10 mar 2022 . Actualizado a las 13:25 h.La ciudad portuaria de Mariúpol, ubicada en el sureste de Ucrania (en la región de Donetsk) y asediada por las tropas rusas, solo tiene víveres para para aguantar tres días más antes de que sus habitantes comiencen a pasar hambre. Así lo dijo este miércoles un diputado ucraniano.
Dmitro Gurin, un parlamentario cuyos padres siguen en Mariúpol, describió en declaraciones a la BBC que la situación humanitaria está muy deteriorada en la ciudad, cuyo control es clave para cerrar el acceso marítimo de Ucrania al exterior. Tras hablar con la oficina del alcalde de Mariúpol, Gurin señaló que los cadáveres se apilan en las calles y que las autoridades están haciendo fosas comunes ya que es imposible enterrar a los muertos por los bombardeos continuados.
El diputado denunció que el ejército ruso está «arrasando» la ciudad con sus misiles y alertó de que, a su juicio, «la Tercera Guerra Mundial ya ha comenzado», por lo que los países occidentales no deberían dudar en decretar una zona de exclusión aérea en los cielos ucranianos. «La única duda sobre cuándo se unirán (otros ejércitos) es cuántos ucranianos habrán muerto en una semana», dijo Gurin, antes de recordar que «el Reino Unido ya tuvo que tomar esta decisión hace 80 años», con su entrada en la II Guerra Mundial.
Pese a todo, Ucrania ha anunciado este miércoles seis corredores humanitarios para la evacuación de civiles tras conseguir un alto el fuego con el Gobierno ruso en esas zonas, incluida la de Mariúpol y Zaporiye. Pero hay que recordar que, en los últimos días, varias veces se anunciaron estas vías en Mariúpol y, finalmente, la población no pudo salir porque continuaban los bombardeos. El alcalde de la localidad de Mariúpol dijo ya durante el fin de semana que la guerra estaba provocando una «catástrofe humanitaria» en la población de la urbe, donde no hay ni agua, luz y calefacción. Se trata de una ciudad con alrededor de 450.000 habitantes.