La italiana de 23 años que combate en Ucrania y que tiene dividido a su país

Valentina Saini E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Parte de la opinión pública la ve como «mujer valiente que lucha por la libertad», y otra la considera «una mercenaria» a la que algunos, incluso, le desean la muerte

28 mar 2022 . Actualizado a las 08:48 h.

Una joven italiana de 23 años, originaria de una pequeña ciudad cercana a Venecia, está luchando en Ucrania como miembro de las fuerzas especiales del país invadido. Se llama Giulia Schiff, en el 2018 fue expulsada de la Fuerza Aérea de Italia, y estos días su historia está siendo contada por todos los medios de comunicación del país transalpino.

El pasado 25 de febrero, cuando la invasión rusa de Ucrania acababa de empezar, Schiff escribió en su perfil de Facebook: «No estoy viendo desde Europa la reacción que merecería el estrago que Putin está causando en Ucrania. No hay justificación para no reaccionar. Tenemos que ayudar a un país que no puede defenderse solo, y que está siendo invadido por una de las potencias mundiales, además, por motivos ridículos».

No es la primera vez que los medios italianos hablan de ella. Esta chica rubia y delgada era alumna piloto en la Academia de Pozzuoli (cerca de Nápoles), pero tuvo que dejar la Fuerza Aérea por una «aptitud militar y profesional insuficiente». Ella siempre mantuvo que fue expulsada por haber denunciado las situaciones de violencia y acoso que había sufrido por parte de sus compañeros. Sin embargo, ni los tribunales administrativos ni los militares fallaron nunca a su favor. Desde que un programa de televisión reveló que Schiff se encuentra ahora en Ucrania, ayudando al país europeo en tareas de logística y comunicaciones, todos en Italia conocen su historia. La opinión pública parece estar polarizada: en las redes sociales hay quienes la aclaman, calificándola de mujer valiente y gran persona. Pero también hay quienes la insultan o, incluso, le desean la muerte o que sea violada por los soldados rusos. «Para mí es una chica muy valiente. Está luchando por lo que cree, por la libertad», dice Chiara, una estudiante de Venecia. «Para mí solo busca notoriedad, y además, está violando la ley italiana», afirma Roberta, que trabaja como secretaria: «Espero que a su vuelta a Italia la procesen y la sancionen».

Muchos de los críticos de Schiff en las redes sociales la califican de «mercenaria». De hecho, la legislación italiana prohíbe a los ciudadanos trabajar como mercenarios. El Código Penal castiga muy severamente a quienes reclutan o arman a los italianos sin la aprobación del Gobierno. Además, según la Ley 210 de 1995, «todo aquel que, habiendo recibido una compensación económica», luche en un conflicto armado «sin ser miembro de las fuerzas armadas de una de las partes en conflicto o sin haber sido enviado en misión oficial como miembro de las fuerzas armadas de un Estado que no sea parte en el conflicto, será castigado [...] con una pena de prisión de dos a siete años».

 Podría ser delito

Justo después de conocerse la noticia de que Schiff estaba luchando en Ucrania, el Ministerio de Asuntos Exteriores italiano emitió un comunicado en el que recordaba que la participación en el conflicto podría constituir un delito. Sin embargo, la nota está siendo interpretada como un mensaje dirigido más a los Gobiernos ruso y ucraniano que a los ciudadanos italianos: una forma de decir a Moscú y a Kiev que Roma no aprueba la participación de ciudadanos italianos en la guerra. El abogado de Schiff no contempla que pueda ser considerada una mercenaria. Además, el hecho de que forme parte de las Fuerzas Armadas ucranianas parece excluirla de la citada Ley 210.

Probablemente, Italia seguirá hablando de Giulia Schiff durante mucho tiempo. De momento, el padre de la joven compareció públicamente para intervenir a su favor, sin esconder su preocupación. «Estoy muy orgulloso de su fuerza de voluntad», dijo a los medios, «aunque creo que hubiera sido mejor que se quedara en casa con nosotros».