He enviado mi texto a La Voz de Galicia más tarde que de costumbre porque me ha distraído un asunto urgente por la mañana. En uno de mis escritos anteriores mencioné la evacuación de una familia vasco-ucraniana de la que fui testigo. A las tres de la madrugada el matrimonio con cinco hijos, dos perros y un gato vinieron a Leópolis. Mi colega y yo les compramos billetes para Varsovia y ahora están viajando en dirección a la frontera de Polonia. Estaba previsto que anoche llegaran a su destino.
En la sala para refugiados escuché cómo la madre contaba su vida y sus experiencias bélicas. Conoció al que sería su futuro marido cuando trabajaba en España como muchos inmigrantes económicos ucranianos. Al casarse la pareja se estableció en Ucrania. Sus primeros intentos de abrir un negocio en la ciudad de Mykolaiv no tuvieron éxito. Con el paso del tiempo, prosperaron y se compraron una casa en uno de los pueblecitos de la región, donde vivían felices hasta el 24 de febrero del 2022.
Los primeros días de la guerra los pasaron más o menos tranquilos, pero todo cambió a partir de principios de marzo. Aunque el pueblo está bajo control del Ejército ucraniano, está justo en la línea del frente. En un molino próximo a la casa de la protagonista de la historia, los soldados ucranianos ubicaron una batería de artillería. Esto significaba que «las respuestas» de los rusos podían destruir las viviendas de los campesinos situadas alrededor del molino. La familia hispano-ucraniana tuvo suerte: su casa sobrevivió intacta, pero todas las viviendas vecinas sufrieron graves daños por los bombardeos. Lo que más me impresionó del testimonio de la mujer es que, aún en los momentos de mayor peligro, siguió trabajando en la porqueriza. Las breves pausas de tranquilidad, cuando ella con otras mujeres cuidaba de los cerdos, se alternaban con duelos de artillería durante los cuales la gente se escondía en sótanos. Así pasaron 10 días hasta el momento en que el Ejército ucraniano obligó a los orcos a retirarse dejando tras de sí la infraestructura destrozada. Hasta hoy el pueblecito sigue sin electricidad, gas y agua. Además, persiste la amenaza de nuevos bombardeos. Las condiciones inhumanas y peligrosas y la incertidumbre permanente fueron las gotas que colmaron el vaso y les llevaron a la decisión final de la familia de refugiarse en España.
Mientras nos despedíamos, la hija mayor de la familia me contó que su primer amor fue un soldado ucraniano, artillero del molino. Ahora él está en el Este, en la zona de la ofensiva rusa. La chica me tarareó una canción conmovedora que compuso durante los días de bombardeos. La letra de las canciones refleja el dolor y la solidaridad de los ucranianos que siguen viviendo una vida completa a pesar de las bombas y de los misiles. ¡Que Dios proteja a la chica, a su novio y a su familia!
Anteriores entregas
3 de abril: Esperando la ofensiva rusa sobre el Dombás
2 de abril: Proyección interrumpida de películas
1 de abril: Oda al teléfono celular
31 de marzo: Llorad y rezad por Petro
30 de marzo: Cómo derrotar al enemigo muy rápido y con pocas bajas
29 de marzo: El 28 de marzo
28 de marzo: ¿Podemos repetir?
27 de marzo: Un primer balance de los 30 días de la invasión rusa
26 de marzo: Humor en la guerra
25 de marzo: Educación sentimental
24 de marzo: Una pregunta maldita
23 de marzo: Nuevos bombardeos en la ciudad de san Nicolás
22 de marzo: Las familias rotas que deja el conflicto
21 de marzo: Imbuidos del espíritu quijotesco
20 de marzo: La carta de mi estudiante
18 de marzo: Pensando en mi universidad
17 de marzo: Así intentaron silenciarme con porno ruso
15 de marzo: Golpea a los tuyos para que otros se asusten
14 de marzo: El domingo siempre es domingo
13 de marzo: Día 15. ¿Debe cerrar el Instituto Cervantes de Moscú?
12 de marzo: El papel de los hispanistas de Ucrania en la guerra con Rusia
11 de marzo: Mi encuentro en Leópolis con el periodista de La Voz de Galicia
10 de marzo: Nos hicimos refugiados
8 de marzo: Las últimas horas en la ciudad de san Nicolás
7 de marzo: Protegidos por san Nicolás
6 de marzo: La ciudad de san Nicolás
5 de marzo: Ucrania: dos referencias literarias
4 de marzo: Por qué ha fracasado la guerra relámpago
3 de marzo: Ucrania resiste y vive
2 de marzo: Mis peores temores
1 de marzo: El columpio de esperanzas y temores
28 de febrero: Tanques en Mykolaiv
27 de febrero: Rezad por Kiev
24 de febrero: «¡Feliz cumple, profesor!» (Sé que puede ser el último de mi vida)