El Jueves Santo en Ucrania es el Jueves Limpio, porque los buenos cristianos en este día limpian sus almas, cuerpos y ropas preparándose para los acontecimientos más importantes de toda la Semana Santa: la muerte y la resurrección de Jesucristo. El alma se purifica con oración, los cuerpos y las ropas se lavan con agua. Hoy quiero contar cómo ahora consiguen el agua los habitantes de la ciudad de san Nicolás.
Los últimos días llamamos por teléfono o mandamos mensajes a Mykolaiv con más preocupación que antes porque los rusos están bombardeando frenéticamente la ciudad. Acabo de recibir la foto de un misil que cayó cerca de la parada del transporte público en que cojo el autobús para ir a la universidad. El lugar está a unos doscientos metros de mi casa. Cuando los amigos y vecinos nos cuentan sobre las explosiones y destrucciones, en casi todas sus historias se menciona el agua. Y no es por casualidad.
Antes de la guerra solíamos disfrutar de abundancia de agua, pero ahora conseguirla se ha convertido en un desafío. Como he comentado antes, hace una semana los orcos hicieron explotar el acueducto que suministra el agua del río Dnipro. Las autoridades están reparando al acueducto roto repeliendo los ataques permanentes de los rusos y se ocupan del suministro del agua potable a la población. Por toda la ciudad están apareciendo nuevos pozos, la gente llena sus cubos en estaciones especiales o en los ríos. Otro proveedor natural de agua es la Fuente Turca Pequeña, último testigo del Imperio Otomano, ubicada en el Club de Yates de Mykolaiv.
La falta de agua ha fortalecido el espíritu de solidaridad en la gente. «Un libro es el mejor regalo», solían decir mis padres en mi niñez. Ahora el mejor regalo es el agua. «Hemos pasado la noche de bombardeos en sótanos —nos cuenta nuestra amiga refugiada que habita ahora en el piso que pertenece a nuestro hijo—. Cuando regresamos a casa el vecino nos trajo unos 60 litros de agua potable». Otra refugiada que vive en nuestro piso nos describió cómo ella con sus familiares recogían agua de la lluvia. Ella conoció a la gente de nuestro barrio que hacía lo mismo. «Nos sonríen amablemente y nos apoyan todos», nos dijo ella. Los propietarios de las empresas de agua han abierto acceso gratis ilimitado a sus reservas a los que lo deseen. Cada hospital ahora dispone de su pozo. La ciudad de Odesa y otras regiones de Ucrania han mandado equipos de perforadores y están suministrando cisternas con agua potable.
Cuando viajé por España por primera vez me sorprendió una publicidad en la Gran Vía madrileña. El anuncio comunicaba: «¡Cuidemos el agua, el Patrimonio nacional!». He leído mucho sobre el trabajo impresionante que España había realizado para que sus habitantes tuvieran agua. Estoy seguro de que los españoles comprenderán mejor que otros estos gestos de la solidaridad acuática que reina en mi ciudad. A pesar de los bombardeos, este Jueves Limpio Mykolaiv tiene agua.
Anteriores entregas
21 de abril Una parábola sobre las burbujas
20 de abril El Martes Grande en Ucrania
19 de abril La Pascua de Resurrección y el Domingo de Palma en Leópolis
18 de abril Las noticias de Mykolaiv
15 de abril Las diosas enfurecidas
13 de abril Hobbit y Gandalf
12 de abril La primavera
11 de abril La batalla por el «borsch»
10 abril Mi facultad en la guerra
9 de abril Folclore de la guerra
8 de abril El escándalo de una traducción
7 de abril ¿Qué es la rusofibia?
6 de abril Sigo recibiendo cartas
5 de abril El genocidio y la cultura rusa
4 de abril El destino de una familia hispano-ucraniana
3 de abril: Esperando la ofensiva rusa sobre el Dombás
2 de abril: Proyección interrumpida de películas
1 de abril: Oda al teléfono celular
31 de marzo: Llorad y rezad por Petro
30 de marzo: Cómo derrotar al enemigo muy rápido y con pocas bajas
29 de marzo: El 28 de marzo
28 de marzo: ¿Podemos repetir?
27 de marzo: Un primer balance de los 30 días de la invasión rusa
26 de marzo: Humor en la guerra
25 de marzo: Educación sentimental
24 de marzo: Una pregunta maldita
23 de marzo: Nuevos bombardeos en la ciudad de san Nicolás
22 de marzo: Las familias rotas que deja el conflicto
21 de marzo: Imbuidos del espíritu quijotesco
20 de marzo: La carta de mi estudiante
18 de marzo: Pensando en mi universidad
17 de marzo: Así intentaron silenciarme con porno ruso
15 de marzo: Golpea a los tuyos para que otros se asusten
14 de marzo: El domingo siempre es domingo
13 de marzo: Día 15. ¿Debe cerrar el Instituto Cervantes de Moscú?
12 de marzo: El papel de los hispanistas de Ucrania en la guerra con Rusia
11 de marzo: Mi encuentro en Leópolis con el periodista de La Voz de Galicia
10 de marzo: Nos hicimos refugiados
8 de marzo: Las últimas horas en la ciudad de san Nicolás
7 de marzo: Protegidos por san Nicolás
6 de marzo: La ciudad de san Nicolás
5 de marzo: Ucrania: dos referencias literarias
4 de marzo: Por qué ha fracasado la guerra relámpago
3 de marzo: Ucrania resiste y vive
2 de marzo: Mis peores temores
1 de marzo: El columpio de esperanzas y temores
28 de febrero: Tanques en Mykolaiv
27 de febrero: Rezad por Kiev
24 de febrero: «¡Feliz cumple, profesor!» (Sé que puede ser el último de mi vida)